/ viernes 31 de mayo de 2019

La edad

Puede ser incluyente o limitante, de acuerdo a las circunstancias que nos rodean, no se basa en las decisiones, deseos ni preferencias. El origen de la palabra es del latín “aetas” vocablo que se refiere al tiempo transcurrido desde el nacimiento de las personas.

Se vive en varias etapas iniciando como la primera infancia, después viene el periodo escolar que empieza desde los 5 años hasta educación media o media superior donde transcurre la adolescencia y juventud, empezando desde la pubertad de los 15 a los 30, posteriormente la madurez y tercera edad que inicia aproximadamente en los 65 años.

Existen diferentes tipos, así la edad cronológica que empieza desde el nacimiento del hombre, la biológica donde se realizan los cambios físicos producidos en células, tejidos, órganos y los sistemas del cuerpo humano. La psicológica define la vejez en función de los cambios cognitivos y de personalidad.

En la edad psicológica el individuo no deja de crecer debido a que mientras empieza el envejecimiento no se termina la capacidad de aprendizaje con creatividad, modificando su valoración en cuanto al presente, en la mentalidad se ve reflejado nuestro estado de ánimo.

Cada período se vive de forma diferente, mientras los niños crecen los padres o tutores por lo general disfrutan este lapso, festejándolos cada año. En los adultos su perspectiva y entusiasmo a veces cambia y lejos de sentir gusto les produce angustia o tristeza, al no estar preparados para su vejez en lo emocional o económico.

Las características predominantes en cada etapa siempre han sido diversas, los niños y jóvenes se conducen de acuerdo a la información recibida en los multimedios (televisión, radio, tv, libros y redes sociales) a los que tienen acceso y al contexto donde se desenvuelven. Son dinámicos y escuela, trabajo, diversión, viajes turísticos o académicos para preparase aún más en conocimientos de alguna especialidad y en otros idiomas.

Actualmente han cambiado los hábitos y valores morales en la juventud, que debe ser reforzada mediante pláticas de padres, maestros y orientadores profesionales para lograr una saludable superación física e intelectual.

La adultez también es vivida de otra manera por la gente mayor, porque en muchas personas no coincide la edad cronológica con la apariencia física, al ser detalladamente arreglada de acuerdo a su edad psicológica o mental que ha sido cultivada a través del tiempo con cuidados a la salud, aparentando estar más joven.

Se considera que la edad puede ser una ventaja por la madurez adquirida y si adicionalmente se cuenta con solvencia económica que brinde un tiempo para el descanso, tener un hobby, dedicarse a la lectura, hacer viajes, disfrutar del ocio, realizar el ejercicio apropiado o para reunirse con familia y amigos afines.

La edad podría ser un sinónimo de ventaja al haber obtenido el máximo desarrollo, sabiendo aprovechar esta etapa con equilibrio emocional e intelectual, que brinda la oportunidad de un envejecimiento exitoso, al haber planeado un crecimiento personal por tiempos definidos de aprendizaje familiar, académico y laboral.

Puede ser incluyente o limitante, de acuerdo a las circunstancias que nos rodean, no se basa en las decisiones, deseos ni preferencias. El origen de la palabra es del latín “aetas” vocablo que se refiere al tiempo transcurrido desde el nacimiento de las personas.

Se vive en varias etapas iniciando como la primera infancia, después viene el periodo escolar que empieza desde los 5 años hasta educación media o media superior donde transcurre la adolescencia y juventud, empezando desde la pubertad de los 15 a los 30, posteriormente la madurez y tercera edad que inicia aproximadamente en los 65 años.

Existen diferentes tipos, así la edad cronológica que empieza desde el nacimiento del hombre, la biológica donde se realizan los cambios físicos producidos en células, tejidos, órganos y los sistemas del cuerpo humano. La psicológica define la vejez en función de los cambios cognitivos y de personalidad.

En la edad psicológica el individuo no deja de crecer debido a que mientras empieza el envejecimiento no se termina la capacidad de aprendizaje con creatividad, modificando su valoración en cuanto al presente, en la mentalidad se ve reflejado nuestro estado de ánimo.

Cada período se vive de forma diferente, mientras los niños crecen los padres o tutores por lo general disfrutan este lapso, festejándolos cada año. En los adultos su perspectiva y entusiasmo a veces cambia y lejos de sentir gusto les produce angustia o tristeza, al no estar preparados para su vejez en lo emocional o económico.

Las características predominantes en cada etapa siempre han sido diversas, los niños y jóvenes se conducen de acuerdo a la información recibida en los multimedios (televisión, radio, tv, libros y redes sociales) a los que tienen acceso y al contexto donde se desenvuelven. Son dinámicos y escuela, trabajo, diversión, viajes turísticos o académicos para preparase aún más en conocimientos de alguna especialidad y en otros idiomas.

Actualmente han cambiado los hábitos y valores morales en la juventud, que debe ser reforzada mediante pláticas de padres, maestros y orientadores profesionales para lograr una saludable superación física e intelectual.

La adultez también es vivida de otra manera por la gente mayor, porque en muchas personas no coincide la edad cronológica con la apariencia física, al ser detalladamente arreglada de acuerdo a su edad psicológica o mental que ha sido cultivada a través del tiempo con cuidados a la salud, aparentando estar más joven.

Se considera que la edad puede ser una ventaja por la madurez adquirida y si adicionalmente se cuenta con solvencia económica que brinde un tiempo para el descanso, tener un hobby, dedicarse a la lectura, hacer viajes, disfrutar del ocio, realizar el ejercicio apropiado o para reunirse con familia y amigos afines.

La edad podría ser un sinónimo de ventaja al haber obtenido el máximo desarrollo, sabiendo aprovechar esta etapa con equilibrio emocional e intelectual, que brinda la oportunidad de un envejecimiento exitoso, al haber planeado un crecimiento personal por tiempos definidos de aprendizaje familiar, académico y laboral.

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