/ jueves 29 de agosto de 2019

La educación como pilar social y económico

Este lunes 26 de agosto regresaron a clases más de 25 millones de alumnos en educación básica y más de 9 millones en media superior y superior. El derecho a la educación se encuentra consagrado en nuestra Carta Magna, con el carácter de obligatoria, universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.

Además de los amplios beneficios a nivel personal, la educación también tiene un impacto altamente positivo en la vida social y la economía de las naciones.

La educación es tan importante que el Banco Mundial la utiliza junto con la salud para medir la riqueza de las naciones, en un nuevo parámetro conocido como Índice de Capital Humano. Este índice “consiste en el conocimiento, habilidades y salud que la gente acumula a lo largo de su vida, permitiéndoles desarrollar su potencial como miembros productivos de una sociedad”.

Esto se relaciona directamente con el nuevo paradigma de la economía del conocimiento: los países más ricos no son los que tienen más recursos naturales, ni siquiera los que poseen mayor infraestructura, sino aquellos con mejores recursos humanos: científicos, profesionistas, ingenieros y trabajadores especializados.

El capital humano representa hasta el 70% de la riqueza de los países desarrollados y les permite un crecimiento sostenido. Por el contrario, las economías basadas solamente en la explotación de recursos naturales tienden a decaer rápidamente. De ahí la importancia de apostar por una educación amplia y de calidad, que nos permita incorporarnos exitosamente a esta nueva dinámica global.

Vale la pena señalar que la educación no comienza con el ingreso al sistema escolar: desde el vientre materno nuestro cerebro comienza a aprender. Se estima que en los primeros 3 años de vida el cerebro alcanza el 50% de su madurez, y es también la etapa en la que se desarrolla el mayor número de conexiones neuronales.

Al respecto, el Banco Mundial señala que “la atención de salud y la educación tempranas pueden preparar a los niños para tener éxito y prosperar en la vida adulta en un mundo que cambia rápidamente”, por lo que recomienda a los países destinar una mayor inversión en las personas, en particular en la nutrición, salud y educación de los más pequeños.

De igual manera en la reciente reforma a nuestro artículo 3º se establece que “la educación inicial es un derecho de la niñez y será responsabilidad del Estado concientizar sobre su importancia”. La educación es un proceso continuo que comienza desde el primer día de vida, y en el que también participan los padres y familiares.

En resumen, la educación no es solamente memorizar datos y cifras, sino la formación integral de lo que significa ser humano, y es el camino a seguir para alcanzar una nación más próspera.

*Tesorero Nacional de Canacintra

Este lunes 26 de agosto regresaron a clases más de 25 millones de alumnos en educación básica y más de 9 millones en media superior y superior. El derecho a la educación se encuentra consagrado en nuestra Carta Magna, con el carácter de obligatoria, universal, inclusiva, pública, gratuita y laica.

Además de los amplios beneficios a nivel personal, la educación también tiene un impacto altamente positivo en la vida social y la economía de las naciones.

La educación es tan importante que el Banco Mundial la utiliza junto con la salud para medir la riqueza de las naciones, en un nuevo parámetro conocido como Índice de Capital Humano. Este índice “consiste en el conocimiento, habilidades y salud que la gente acumula a lo largo de su vida, permitiéndoles desarrollar su potencial como miembros productivos de una sociedad”.

Esto se relaciona directamente con el nuevo paradigma de la economía del conocimiento: los países más ricos no son los que tienen más recursos naturales, ni siquiera los que poseen mayor infraestructura, sino aquellos con mejores recursos humanos: científicos, profesionistas, ingenieros y trabajadores especializados.

El capital humano representa hasta el 70% de la riqueza de los países desarrollados y les permite un crecimiento sostenido. Por el contrario, las economías basadas solamente en la explotación de recursos naturales tienden a decaer rápidamente. De ahí la importancia de apostar por una educación amplia y de calidad, que nos permita incorporarnos exitosamente a esta nueva dinámica global.

Vale la pena señalar que la educación no comienza con el ingreso al sistema escolar: desde el vientre materno nuestro cerebro comienza a aprender. Se estima que en los primeros 3 años de vida el cerebro alcanza el 50% de su madurez, y es también la etapa en la que se desarrolla el mayor número de conexiones neuronales.

Al respecto, el Banco Mundial señala que “la atención de salud y la educación tempranas pueden preparar a los niños para tener éxito y prosperar en la vida adulta en un mundo que cambia rápidamente”, por lo que recomienda a los países destinar una mayor inversión en las personas, en particular en la nutrición, salud y educación de los más pequeños.

De igual manera en la reciente reforma a nuestro artículo 3º se establece que “la educación inicial es un derecho de la niñez y será responsabilidad del Estado concientizar sobre su importancia”. La educación es un proceso continuo que comienza desde el primer día de vida, y en el que también participan los padres y familiares.

En resumen, la educación no es solamente memorizar datos y cifras, sino la formación integral de lo que significa ser humano, y es el camino a seguir para alcanzar una nación más próspera.

*Tesorero Nacional de Canacintra