/ domingo 5 de abril de 2020

La encrucijada de la 4T

Este domingo el Presidente de la República dará el discurso más importante de lo que va de su administración y, quizás, el que resulte más decisivo de su vida política. La crisis que vivimos en materia sanitaria y la inminente recesión económica lo tienen contra la pared, y esa es una de las características que menos le gusta enfrentar.

La crisis de salud cada vez más alarmante, con la inmensa mayoría de la población en confinamiento domiciliario, obligan a que el Presidente de México muestre que tiene las condiciones físicas, mentales, políticas y económicas para demostrar que si puede conducir al país a un mejor estado de cosas.

El viernes, el dólar al menudeo terminó la primera semana de abril vendiéndose en 25.36 pesos en las ventanillas de los bancos, el segundo nivel más alto del que se tenga registro; 1.52 pesos o el equivalente al 6.38% por arriba de como terminó vendiéndose el viernes 27 de marzo. Todo ello, apenas dos días antes de que el ejecutivo federal anuncie el paquete de medidas económicas para contrarrestar el impacto económico de la contingencia sanitaria por COVID-19.

La contracción de la economía mexicana en el presente año, por la pandemia, será de entre 3.8 y 6 por ciento, según las estimaciones de la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) Alicia Bárcena, quien anunció una gran recesión en el mundo en los próximos seis meses.

Lo que hace diferente el discurso del Presidente de hoy, es que cuando era oposición, no tenía la responsabilidad de la conducción del país.

LAS DECISIONES que hoy tome, ponen en juego su auto denominada CUARTA TRANSFORMACIÓN porque del éxito alcanzado en las medidas que anuncie, será también el éxito de su visión de país.

Andrés Manuel López Obrador sabe que su popularidad va en declive.

Este viernes, de acuerdo con Consulta Mitofsky, sólo alcanzó una aprobación de 48.6%, es decir (-0.3) menos que el día anterior. Esta disminución en su aprobación, se presenta en medio de la emergencia nacional; la incertidumbre económica que generan las calles y las plazas vacías y los malos pronósticos del gobierno que hoy solo llama a la solidaridad.

Por todo lo anterior, el plan que presente Andrés Manuel López Obrador para enfrentar la crisis económica y de salud, habrá de definir su gobierno y su lugar en la historia.

No cabe la menor duda que un plan que resulte insuficiente generará crisis en el empleo y de seguridad, y que juntos, harían un enorme flagelo que van a sumir al país en una crisis social. Ojalá nos equivoquemos quienes lo vemos así. Por ello, La Cuarta Transformación se enfrenta a su peor encrucijada.

Este domingo el Presidente de la República dará el discurso más importante de lo que va de su administración y, quizás, el que resulte más decisivo de su vida política. La crisis que vivimos en materia sanitaria y la inminente recesión económica lo tienen contra la pared, y esa es una de las características que menos le gusta enfrentar.

La crisis de salud cada vez más alarmante, con la inmensa mayoría de la población en confinamiento domiciliario, obligan a que el Presidente de México muestre que tiene las condiciones físicas, mentales, políticas y económicas para demostrar que si puede conducir al país a un mejor estado de cosas.

El viernes, el dólar al menudeo terminó la primera semana de abril vendiéndose en 25.36 pesos en las ventanillas de los bancos, el segundo nivel más alto del que se tenga registro; 1.52 pesos o el equivalente al 6.38% por arriba de como terminó vendiéndose el viernes 27 de marzo. Todo ello, apenas dos días antes de que el ejecutivo federal anuncie el paquete de medidas económicas para contrarrestar el impacto económico de la contingencia sanitaria por COVID-19.

La contracción de la economía mexicana en el presente año, por la pandemia, será de entre 3.8 y 6 por ciento, según las estimaciones de la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) Alicia Bárcena, quien anunció una gran recesión en el mundo en los próximos seis meses.

Lo que hace diferente el discurso del Presidente de hoy, es que cuando era oposición, no tenía la responsabilidad de la conducción del país.

LAS DECISIONES que hoy tome, ponen en juego su auto denominada CUARTA TRANSFORMACIÓN porque del éxito alcanzado en las medidas que anuncie, será también el éxito de su visión de país.

Andrés Manuel López Obrador sabe que su popularidad va en declive.

Este viernes, de acuerdo con Consulta Mitofsky, sólo alcanzó una aprobación de 48.6%, es decir (-0.3) menos que el día anterior. Esta disminución en su aprobación, se presenta en medio de la emergencia nacional; la incertidumbre económica que generan las calles y las plazas vacías y los malos pronósticos del gobierno que hoy solo llama a la solidaridad.

Por todo lo anterior, el plan que presente Andrés Manuel López Obrador para enfrentar la crisis económica y de salud, habrá de definir su gobierno y su lugar en la historia.

No cabe la menor duda que un plan que resulte insuficiente generará crisis en el empleo y de seguridad, y que juntos, harían un enorme flagelo que van a sumir al país en una crisis social. Ojalá nos equivoquemos quienes lo vemos así. Por ello, La Cuarta Transformación se enfrenta a su peor encrucijada.