El agua es más fuerte que la roca, y lo es más que la violencia…
Herman Hesse
El corazón acapara la atención tanto de poetas como de fisiólogos. Antes de que se conociera lo que hoya sabemos sobre el cerebro, era una creencia común, incluso en la comunidad científica, que esta maravillosa bomba electromecánica era el centro de los sentimientos. Muy probablemente porque en uno u otro sentido, se sabía de su gran fortaleza.
El corazón bombea sangre mediante sístoles o contracciones y diástoles o expansiones que se suceden miles de millones de veces a lo largo de la vida. ¿cómo es eso posible? Más aún, ¿cómo es que el músculo cardiaco mantiene el ritmo adecuado para mantener la vida?
Pues bien, el pasado 8 de mayo de 2018, ScientificReports, una filial digital de la revista Nature, publicó un artículo altamente revelador al respecto. El trabajo es producto de los esfuerzos de investigación de un equipo de fisiólogos de la Universidad McGill en Canadá, cuyo líder visibles es el Doctor Kaleem Siddiqi.
El trabajo lleva por título Conduction in the Heart Wall: Helicoidal Fibers Minimize Diffusion Bias, y reporta que las fibras cardiacas le permiten al corazón mantener su equilibrio funcional durante tanto tiempo, gracias a su geometría helicoidal, que constituye un ejemplo de superficie mínima.
Me explico. Si toma usted, amigo lector, un bastidor de alambre de la forma que usted elija, tan caprichosa como lo desee, en una solución de agua jabonosa, la superficie que su obtiene al extraer el bastidor es un ejemplo de superficie mínima. El ejemplo más sencillo es la esfera, razón por la cual las pompas de jabón, las gotas de cualquier líquido y hasta los astros tienen forma esférica.
De acuerdo con este equipo científico, la propiedad geométrica descrita les confiere a las fibras cardíacas la resistencia mecánica y la conductividad eléctrica que les caracteriza. La capa exterior de los insectos es también muy fuerte, y su fortaleza tiene igualmente naturaleza helicoidal. Las superficies mínimas representan soluciones óptimas: la Naturaleza es lo más eficiente a lo que podemos acceder.
Las fibras musculares son de tres tipos: estriadas, lisas y cardiacas. Las fibras estriadas son la base del sistema músculo esquelético, cuyos componentes son los músculos que podemos hacer crecer y fortalecerse, directamente, por medio del ejercicio. Las fibras estriadas son de dos tipos, lentas y rápidas, según la función que desempeñan. Es por ello que las estructuras musculares de los deportistas difieren según la disciplina que practican.
Los fibras lisas se encargan de las funciones mecánicas de los órganos, de modo que sus movimientos son, por decirlo así, automáticos. Las fibras cardíacas son una minoría entre las musculares. Y ahora ya sabemos porqué son tan especiales.