/ lunes 31 de mayo de 2021

La fuerza de un movimiento

Cuando el Movimiento de Regeneración Nacional surgió como partido político, allá por el 2014, tomó a muchas y muchos por sorpresa. La idea de una nueva plataforma política en un país anquilosado históricamente en el bipartidismo despertaba incredulidad, sorpresa y, en un principio, indiferencia. Pocos hubieran imaginado que años después Morena sería no sólo el partido más afín a las y los mexicanos, no sólo en lo electoral, sino en lo emocional, en lo tangible.

¿Y por qué pocos lo imaginaron? Porque muchos olvidaron ya que Morena, antes de ser partido, fue y es movimiento, un movimiento social, público, heterogéneo en su estructura pero homogéneo en sus metas. Un movimiento que, desde la organización popular y ciudadana, envió un mensaje de esperanza a un México que por fin tenía ya una posibilidad de transformación.

Esas son las tres palabras fundamentales que definen la importancia de Morena: mensaje, esperanza y transformación. El compartir el significado ideológico de Morena no sólo fortalece al movimiento, también robustece el rico y amplio sentido de objetivos y metas. La esperanza es ya una palabra que pasó de ser abstracta e inasible a ser tangible y sólida. Es, además, increíble cómo esta palabra —tan luminosa y positiva per se— se relaciona inmediatamente con nuestro movimiento, porque sí, les duela a quien les duela, Morena es la esperanza de México.

¿Qué necesitamos como movimiento? No perder el fuelle que nos impulsó, en el 2017 y 2018, a enfrentarnos a todo. La hidra del PRIAN no ha muerto y sigue fuerte, pero le falta algo que sólo Morena tiene: un fuerte compromiso ideológico y emocional que sólo parte de la idea de movimiento social. Y ese fuelle, amigas y amigos míos, sólo lo podemos encontrar en los jóvenes.

Refrescar y entender que en la juventud cualquier movimiento se desentume y se mantiene vivo es crucial. Los relevos generacionales están a la vuelta de la esquina, y aquí, en Zacatecas, la nueva ola de jóvenes políticos viene grande, viene fuerte, y es emocionante. Morena debe tener sus alamedas abiertas a ellos, porque un movimiento, como lo dice su nombre, se debe mover, debe avanzar, debe estar siempre lleno de energía.


Cuando el Movimiento de Regeneración Nacional surgió como partido político, allá por el 2014, tomó a muchas y muchos por sorpresa. La idea de una nueva plataforma política en un país anquilosado históricamente en el bipartidismo despertaba incredulidad, sorpresa y, en un principio, indiferencia. Pocos hubieran imaginado que años después Morena sería no sólo el partido más afín a las y los mexicanos, no sólo en lo electoral, sino en lo emocional, en lo tangible.

¿Y por qué pocos lo imaginaron? Porque muchos olvidaron ya que Morena, antes de ser partido, fue y es movimiento, un movimiento social, público, heterogéneo en su estructura pero homogéneo en sus metas. Un movimiento que, desde la organización popular y ciudadana, envió un mensaje de esperanza a un México que por fin tenía ya una posibilidad de transformación.

Esas son las tres palabras fundamentales que definen la importancia de Morena: mensaje, esperanza y transformación. El compartir el significado ideológico de Morena no sólo fortalece al movimiento, también robustece el rico y amplio sentido de objetivos y metas. La esperanza es ya una palabra que pasó de ser abstracta e inasible a ser tangible y sólida. Es, además, increíble cómo esta palabra —tan luminosa y positiva per se— se relaciona inmediatamente con nuestro movimiento, porque sí, les duela a quien les duela, Morena es la esperanza de México.

¿Qué necesitamos como movimiento? No perder el fuelle que nos impulsó, en el 2017 y 2018, a enfrentarnos a todo. La hidra del PRIAN no ha muerto y sigue fuerte, pero le falta algo que sólo Morena tiene: un fuerte compromiso ideológico y emocional que sólo parte de la idea de movimiento social. Y ese fuelle, amigas y amigos míos, sólo lo podemos encontrar en los jóvenes.

Refrescar y entender que en la juventud cualquier movimiento se desentume y se mantiene vivo es crucial. Los relevos generacionales están a la vuelta de la esquina, y aquí, en Zacatecas, la nueva ola de jóvenes políticos viene grande, viene fuerte, y es emocionante. Morena debe tener sus alamedas abiertas a ellos, porque un movimiento, como lo dice su nombre, se debe mover, debe avanzar, debe estar siempre lleno de energía.