/ martes 29 de marzo de 2022

La hipocresía de la diplomacia

En el ámbito de las relaciones internacionales, la diplomacia es, hacia el exterior, el arte de negociar, orientar y representar a un Estado, frente a la diversidad de naciones en el mundo. Es una actividad tan importante que desde la antigüedad se ha empleado para terminar guerras y unir pueblos.

Recientemente se viralizó un comunicado librado por la Presidencia de la República, como respuesta a una resolución del Parlamento Europeo (PE), en la cual se condenaban los múltiples homicidios a miembros del gremio de periodistas, así como la poca o nula garantía y protección a sus derechos, en nuestro país. El hecho que causó un sinnúmero de reacciones, fue el contenido y la redacción de la carta enviada al PE, al ser considera, por muchos, incluidos personajes que nada critican de la presente administración, carente de toda diplomacia, por las acostumbradas “formas” en que se confeccionan ese tipo de actos, según la tradición política internacional.

El PE está integrado por 705 miembros representantes de todos los países de la Unión Europea (UE), a quienes se les conoce como eurodiputados y cuya elección se realiza a través de un sufragio directo. De entre sus facultades, se encuentra la de establecer relaciones y acuerdos internacionales con otras naciones, situación que les permite pronunciarse sobre temas que, aunque lejanos a su competencia, les interesan por los distintos tratados que los unen. Lo anterior explica, en síntesis, la razón que motivó al PE a comunicar su preocupación y desaprobación, respecto a la situación de violencia contra periodistas y defensores de derechos humanos que se vive en México.

Sin embargo, a pesar de que no es la primera vez que un agente u organismo internacional aborda temas fuera de su jurisdicción, es importante analizar la trascendencia y alcances que tienen los comunicados “injerencistas”, a la luz del contexto actual y real, pues pareciera que, determinados países, pretenden ordenar el mundo y ser ejemplos de vanguardia, descuidando su propia casa y desconociendo su desafortunada historia cuando de intervencionismo se trata. Y es que, todo apunta a ser un simple intercambio de mensajes, vacíos, como los muchos que se han producido, recocidos por lo mediáticos que fueron, pero sin la instrumentación concreta y correcta, que obligue a los países a tomar acciones o mecanismos que, efectivamente, hagan la diferencia y resuelvan los problemas que surgen de la realidad.

Evidentemente, en el ámbito del que hablamos las formas también son fondo. Tan es así, que el revuelo se originó por la forma burda o popular en que el Gobierno de México respondió al PE, más allá de la situación de violencia contra los periodistas. Con todo, las formas se subsanan, se corrigen o enderezan, eso no cambia lo cierto e innegable del contenido en ambos comunicados.

En el ámbito de las relaciones internacionales, la diplomacia es, hacia el exterior, el arte de negociar, orientar y representar a un Estado, frente a la diversidad de naciones en el mundo. Es una actividad tan importante que desde la antigüedad se ha empleado para terminar guerras y unir pueblos.

Recientemente se viralizó un comunicado librado por la Presidencia de la República, como respuesta a una resolución del Parlamento Europeo (PE), en la cual se condenaban los múltiples homicidios a miembros del gremio de periodistas, así como la poca o nula garantía y protección a sus derechos, en nuestro país. El hecho que causó un sinnúmero de reacciones, fue el contenido y la redacción de la carta enviada al PE, al ser considera, por muchos, incluidos personajes que nada critican de la presente administración, carente de toda diplomacia, por las acostumbradas “formas” en que se confeccionan ese tipo de actos, según la tradición política internacional.

El PE está integrado por 705 miembros representantes de todos los países de la Unión Europea (UE), a quienes se les conoce como eurodiputados y cuya elección se realiza a través de un sufragio directo. De entre sus facultades, se encuentra la de establecer relaciones y acuerdos internacionales con otras naciones, situación que les permite pronunciarse sobre temas que, aunque lejanos a su competencia, les interesan por los distintos tratados que los unen. Lo anterior explica, en síntesis, la razón que motivó al PE a comunicar su preocupación y desaprobación, respecto a la situación de violencia contra periodistas y defensores de derechos humanos que se vive en México.

Sin embargo, a pesar de que no es la primera vez que un agente u organismo internacional aborda temas fuera de su jurisdicción, es importante analizar la trascendencia y alcances que tienen los comunicados “injerencistas”, a la luz del contexto actual y real, pues pareciera que, determinados países, pretenden ordenar el mundo y ser ejemplos de vanguardia, descuidando su propia casa y desconociendo su desafortunada historia cuando de intervencionismo se trata. Y es que, todo apunta a ser un simple intercambio de mensajes, vacíos, como los muchos que se han producido, recocidos por lo mediáticos que fueron, pero sin la instrumentación concreta y correcta, que obligue a los países a tomar acciones o mecanismos que, efectivamente, hagan la diferencia y resuelvan los problemas que surgen de la realidad.

Evidentemente, en el ámbito del que hablamos las formas también son fondo. Tan es así, que el revuelo se originó por la forma burda o popular en que el Gobierno de México respondió al PE, más allá de la situación de violencia contra los periodistas. Con todo, las formas se subsanan, se corrigen o enderezan, eso no cambia lo cierto e innegable del contenido en ambos comunicados.