/ lunes 16 de diciembre de 2019

La iglesia y los medios

El miércoles pasado se aprobó en la Cámara de Diputados una Ley en la que se autoriza el acceso a las Iglesias a los medios de comunicación, para que tengan sus propios programas religiosos y puedan sacar manifiestos en los medios impresos hasta donde ahora estemos informados. No serán propietarios de esos medios y yo añadiría: todavía no. Algunos comentaristas dijeron que México se empieza a parecer a Brasil y Guatemala.

No sabemos, aun, si habrá mucha o poca polémica al respecto, porque en el Estado Mexicano como en muchos ámbitos de la vida nacional han predominado los liberales (masones), pero tanto la Iglesia Católica como los masones han cambiado mucho en la relación que había prevalecido entre ellos. El conflicto histórico entre ambos ya no es igual los nuevos masones ya no ven a la Iglesia Católica como el enemigo principal, como sucedía antes del concilio vaticano de los sesenta promovido por el Papa Juan XXIII.

En alguna ocasión, en 1982, en la UNAM, Moya Palencia secretario de Gobernación en ese momento, decía que en México había hecho falta la Reforma para que el país se desarrollara o modernizara; haciendo alusión a los países en donde hubo reforma luterana o calvinista y cómo ésta contribuyó al surgimiento de la modernidad (capitalismo); es difícil imaginar siquiera que un hecho como éste aunque sea histórico, logre tamaño propósito. Otros han dicho que esta debería ser una iniciativa de la derecha y ahora fue una propuesta de la izquierda, de Morena.

Lo que algunos, como yo, podemos decir es que esta ley puede ayudar a que la Iglesia trate por separado los problemas que son propios de ella y no solicite, o exija que el Estado se los resuelva; por ejemplo el aborto, ¿Es pecado o es delito? La tendencia internacional a despenalizar el aborto, es decir a eliminar del código penal la tipificación del aborto como delito, ha encontrado en la Iglesia duras posiciones y son entendibles; yo nunca he pensado que la Iglesia acepte el aborto y renuncie a verlo como asesinato una vez que recurrió a verlo así, desde su concepción, y con ello se ahorró responder a la pregunta que hizo Santo Tomás de Aquino: ¿En qué momento el ser concebido empieza a tener alma? Y de ahí se deriva otra pregunta, ¿En qué momento deja de ser feto y se convierte en ser humano? Ya conozco algunas respuestas también de acuerdo a la filosofía tomista: existe en potencia y luego en acto, pero este tipo de respuestas hace tiempo dejaron de ser convincentes, habrá que pensarle más, sin temerle a sus propias conclusiones.

El miércoles pasado se aprobó en la Cámara de Diputados una Ley en la que se autoriza el acceso a las Iglesias a los medios de comunicación, para que tengan sus propios programas religiosos y puedan sacar manifiestos en los medios impresos hasta donde ahora estemos informados. No serán propietarios de esos medios y yo añadiría: todavía no. Algunos comentaristas dijeron que México se empieza a parecer a Brasil y Guatemala.

No sabemos, aun, si habrá mucha o poca polémica al respecto, porque en el Estado Mexicano como en muchos ámbitos de la vida nacional han predominado los liberales (masones), pero tanto la Iglesia Católica como los masones han cambiado mucho en la relación que había prevalecido entre ellos. El conflicto histórico entre ambos ya no es igual los nuevos masones ya no ven a la Iglesia Católica como el enemigo principal, como sucedía antes del concilio vaticano de los sesenta promovido por el Papa Juan XXIII.

En alguna ocasión, en 1982, en la UNAM, Moya Palencia secretario de Gobernación en ese momento, decía que en México había hecho falta la Reforma para que el país se desarrollara o modernizara; haciendo alusión a los países en donde hubo reforma luterana o calvinista y cómo ésta contribuyó al surgimiento de la modernidad (capitalismo); es difícil imaginar siquiera que un hecho como éste aunque sea histórico, logre tamaño propósito. Otros han dicho que esta debería ser una iniciativa de la derecha y ahora fue una propuesta de la izquierda, de Morena.

Lo que algunos, como yo, podemos decir es que esta ley puede ayudar a que la Iglesia trate por separado los problemas que son propios de ella y no solicite, o exija que el Estado se los resuelva; por ejemplo el aborto, ¿Es pecado o es delito? La tendencia internacional a despenalizar el aborto, es decir a eliminar del código penal la tipificación del aborto como delito, ha encontrado en la Iglesia duras posiciones y son entendibles; yo nunca he pensado que la Iglesia acepte el aborto y renuncie a verlo como asesinato una vez que recurrió a verlo así, desde su concepción, y con ello se ahorró responder a la pregunta que hizo Santo Tomás de Aquino: ¿En qué momento el ser concebido empieza a tener alma? Y de ahí se deriva otra pregunta, ¿En qué momento deja de ser feto y se convierte en ser humano? Ya conozco algunas respuestas también de acuerdo a la filosofía tomista: existe en potencia y luego en acto, pero este tipo de respuestas hace tiempo dejaron de ser convincentes, habrá que pensarle más, sin temerle a sus propias conclusiones.