Ahora que terminó la serie mundial 2021 con el triunfo de los Bravos de Atlanta sobre los Astros de Houston, considero importante hablar sobre lo “inútil”.
En mi paso por la universidad, concretamente en la licenciatura, un profesor, como gran aficionado al béisbol, se empeñaba por inspirar en nosotros el gusto por el rey de los deportes. De él aprendí muchas cosas, entre ellas, que el béisbol es el juego perfecto para nuestra democracia imperfecta. Enseguida explico las razones:
En el béisbol existen muchos elementos que lo hacen ser el mejor de los deportes. Sus reglas se encuentran en completo equilibrio a fin de que se ajusten a las habilidades humanas y sea posible la ejecución de extraordinarias jugadas como el double play. Las bases, el montículo de lanzamiento, el área de bateo y cada cuadrante del campo de juego, están a la distancia correcta, para que se lleven a cabo todo tipo de estrategias que requieren velocidad, precisión, astucia e incluso, un don especial para la vista.
Un elemento importante en el béisbol es la visibilidad de todo el juego: todas las jugadas están abiertas a la vista, por lo que tanto espectadores como jugadores, pueden ver lo que está ocurriendo. Es un aspecto que incluye también a los Umpires quienes a diferencia de otros jueces deportivos, pueden verlo todo y con ello evitar engaños. Además, es el único deporte de pelota en el que no se anota con la pelota, por ello la emoción y la relevancia de ver cada jugada en los diferentes puntos del campo al mismo tiempo.
Finalmente, el tiempo es otro de sus elementos distintivos. En cualquier otro deporte, el tiempo es un elemento indispensable, sin embargo, en el béisbol, el tiempo no es un factor. Lo que significa que cada entrada va determinando la curva temporal del juego y, a diferencia del fútbol, por ejemplo, donde se puede manipular el partido, prolongando una lesión u ordenando un cambio para consumir el tiempo, en el beis, no existe un límite de tiempo. Bien dicen “seis minutos de acción, insertados en un drama de dos horas y media”.
Si trasladamos las reglas y determinaciones propias del béisbol, al ámbito de lo público, lograremos una mejor sociedad. Tal vez, por la transparencia, la paciencia, la visión a largo alcance y el equilibrio que implican los valores del mejor de los deportes.
Inicié estas líneas exponiendo que hablaría de lo inútil, porque probablemente para muchos así parezca la ilación del béisbol como educador de nuestras virtudes políticas; pero es precisamente en lo inútil, en la emoción y apreciación de algo que pudiera parecer tan simple como un partido de béisbol, donde encontramos el sentido al todo. Así como de nada sirve contemplar un amanecer, te darás cuenta que ayudará a darle sentido a nuestro quehacer humano.