/ viernes 29 de mayo de 2020

La nueva normalidad y nuestra relación con el medio ambiente

La pandemia del COVID-19 ha sido uno de los mayores retos a nivel mundial en la era moderna. Después de un largo periodo de cuarentena, el mundo progresivamente está regresando a las actividades, buscando reactivar la economía y hacer frente a las demandas sociales de la mejor manera posible.


Nuestro país comienza el regreso a la “nueva normalidad”, mediante el establecimiento de un Semáforo Nacional. Se avecinan innumerables desafíos a los que habrá que hacer frente, pero ahora actuando desde una nueva ola de pensamiento.


En esta ocasión nos referiremos al cuidado del medio ambiente. Factores como el crecimiento demográfico, el acelerado desarrollo económico y tecnológico, así como la rápida y desordenada urbanización, han alterado los ecosistemas y estamos cerca de entrar a un punto sin retorno.


Es urgente cambiar el paradigma actual e iniciar una nueva relación con el entorno; el panorama es bastante alarmante e insostenible, algunos datos nos confirman esta realidad:


En el mundo, se ha reducido drásticamente el número de especies animales y vegetales. En Latinoamérica, cada persona produce un kilo de basura al día y la región en su conjunto genera 541 mil toneladas de desechos diarios. La población total de México en 2019 ascendió a 126.6 millones de personas; se estima que en 2030 aumentará otros 10 millones, lo cual implicará una mayor demanda de servicios y recursos naturales.

La apuesta durante la transición a la “nueva normalidad” debe ser a preservar y utilizar los recursos naturales de la forma más consciente y adecuada posible.

Por ello, es urgente invertir en energías limpias y sustentables, así como la aplicación de modelos de economía circular que permitan preservar, reciclar, reparar y reutilizar los productos y recursos existentes para generar otros.

De esta manera tendremos una mejor gestión de los residuos al reincorporarlos a la economía y le daremos un respiro al planeta, se usarán menos materiales vírgenes y se generará, al mismo tiempo, el equilibrio ecológico que tanto necesitamos. Todo ello en pro de las futuras generaciones.

Otro importante punto a resaltar es el relativo a las nuevas tecnologías. Año con año se desechan toneladas de residuos electrónicos a nivel mundial. Sin embargo, su uso es de gran importancia; durante la pandemia las plataformas digitales han facilitado el trabajo y nos han mantenido conectados, por lo que, definitivamente, habrá que seguir apostándole al desarrollo tecnológico, pero de manera sustentable.

Por último, el uso racional y responsable del agua es un aspecto de gran relevancia y que no acepta aplazamiento. Es urgente cambiar la manera en la que utilizamos y cuidamos este preciado recurso.


Una nueva manera de hacer las cosas nos ayudará a salir adelante. La nueva normalidad es la oportunidad perfecta para refundar nuestro modelo de vida generando el bienestar y equilibrio medioambiental que tanto necesitamos. Hagámoslo juntos: ¡por nosotros y por las futuras generaciones!

La pandemia del COVID-19 ha sido uno de los mayores retos a nivel mundial en la era moderna. Después de un largo periodo de cuarentena, el mundo progresivamente está regresando a las actividades, buscando reactivar la economía y hacer frente a las demandas sociales de la mejor manera posible.


Nuestro país comienza el regreso a la “nueva normalidad”, mediante el establecimiento de un Semáforo Nacional. Se avecinan innumerables desafíos a los que habrá que hacer frente, pero ahora actuando desde una nueva ola de pensamiento.


En esta ocasión nos referiremos al cuidado del medio ambiente. Factores como el crecimiento demográfico, el acelerado desarrollo económico y tecnológico, así como la rápida y desordenada urbanización, han alterado los ecosistemas y estamos cerca de entrar a un punto sin retorno.


Es urgente cambiar el paradigma actual e iniciar una nueva relación con el entorno; el panorama es bastante alarmante e insostenible, algunos datos nos confirman esta realidad:


En el mundo, se ha reducido drásticamente el número de especies animales y vegetales. En Latinoamérica, cada persona produce un kilo de basura al día y la región en su conjunto genera 541 mil toneladas de desechos diarios. La población total de México en 2019 ascendió a 126.6 millones de personas; se estima que en 2030 aumentará otros 10 millones, lo cual implicará una mayor demanda de servicios y recursos naturales.

La apuesta durante la transición a la “nueva normalidad” debe ser a preservar y utilizar los recursos naturales de la forma más consciente y adecuada posible.

Por ello, es urgente invertir en energías limpias y sustentables, así como la aplicación de modelos de economía circular que permitan preservar, reciclar, reparar y reutilizar los productos y recursos existentes para generar otros.

De esta manera tendremos una mejor gestión de los residuos al reincorporarlos a la economía y le daremos un respiro al planeta, se usarán menos materiales vírgenes y se generará, al mismo tiempo, el equilibrio ecológico que tanto necesitamos. Todo ello en pro de las futuras generaciones.

Otro importante punto a resaltar es el relativo a las nuevas tecnologías. Año con año se desechan toneladas de residuos electrónicos a nivel mundial. Sin embargo, su uso es de gran importancia; durante la pandemia las plataformas digitales han facilitado el trabajo y nos han mantenido conectados, por lo que, definitivamente, habrá que seguir apostándole al desarrollo tecnológico, pero de manera sustentable.

Por último, el uso racional y responsable del agua es un aspecto de gran relevancia y que no acepta aplazamiento. Es urgente cambiar la manera en la que utilizamos y cuidamos este preciado recurso.


Una nueva manera de hacer las cosas nos ayudará a salir adelante. La nueva normalidad es la oportunidad perfecta para refundar nuestro modelo de vida generando el bienestar y equilibrio medioambiental que tanto necesitamos. Hagámoslo juntos: ¡por nosotros y por las futuras generaciones!