/ viernes 6 de marzo de 2020

La puerta de Jano │ ¿Cuál modelo?

Desde el inicio de nuestro dialogo en esta columna, analizamos diferentes modelos educativos que han sido los ejes rectores de las políticas universitarias por las que hemos transitado desde primaria hasta posgrado. Vimos cómo desde las escuelas y universidades medievales se detectaban distintos tipos ideológicos, unas veces siguiendo los intereses del Estado y otras los de pequeñas elites del poder.

Ahora convendría poner en la mesa de discusión algunos de los rasgos que han caracterizado a los modelos de nuestra Alma Mater. Hablo, para quienes me ubican, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, aunque –me gustaría distinguir- no opinaré desde la mirada universitaria, sino de la ciudadana que soy.

Hoy comenzaré abordando las ventajas y desventajas de seguir un modelo aparentemente probado, exitoso, de vanguardia, que – por el hecho de serlo –nos haga perder el piso de nuestra realidad.

Las últimas noticias de recientes notas periodísticas han puesto en entredicho lo aparentemente ganado durante el rectorado de Antonio Guzmán Fernández sobre el terrible adeudo financiero con que se recibió a tan lastimada universidad. Los últimos tres años se volvieron una ida y vuelta a la DGESU, dirección dependiente de la Subsecretaría de Educación Superior; y de ahí a las oficinas de la Tesorería de la Federación y a la multi temida dependencia del ISSSTE. En 2017 informaba el Rector que la deuda total de la máxima casa de estudios con el ISSSTE ascendía a mil 400 millones de pesos. El adeudo se niveló, pero las cuentas siguen dejando vacíos. La Secretaría de Educación no sólo ha exigido desde entonces ponerse al corriente del adeudo, sino presentar una propuesta firme en muchos temas: el de la normatividad actual, el tema de las jubilaciones, pero sobre todo la propuesta de un modelo académico viable, pertinente socialmente hablando, adecuado a las necesidades de la población y el estudiantado. Es notorio que en esta casa de estudios donde se concentra la materia gris del Estado aun no haya surgido “el modelo académico” a seguir. Después de la tan anunciada Reforma Universitaria al parecer se acordó el futuro modelo con la bendición del sub secretario de Educación Pública. Eso ha “estabilizado” la mano dura de la federación, pero, me gustaría saber si la ciudadanía conoce dicho modelo y, si es así, su opinión sobre el mismo. Supe entre pasillos que se basa en un modelo latinoamericano. Asumo que, si entre el universo de profesores que conforman la universidad no ha podido haber consenso, lo más sencillo es la “imposición” de un modelo “exitoso”. Lo de menos es si tiene algo que ver con la idiosincrasia del universitario de la UAZ, la infraestructura del estado, el nivel y perfil de los profesores, el CCT. Lamento recordar esto: las copias no son más que eso, copias; y como tales, ni son originales y al final resultan un auténtico fraude, algo que por ahora la UAZ tampoco necesita. La pregunta sigue en el aire: ¿cuál modelo a seguir?

Desde el inicio de nuestro dialogo en esta columna, analizamos diferentes modelos educativos que han sido los ejes rectores de las políticas universitarias por las que hemos transitado desde primaria hasta posgrado. Vimos cómo desde las escuelas y universidades medievales se detectaban distintos tipos ideológicos, unas veces siguiendo los intereses del Estado y otras los de pequeñas elites del poder.

Ahora convendría poner en la mesa de discusión algunos de los rasgos que han caracterizado a los modelos de nuestra Alma Mater. Hablo, para quienes me ubican, de la Universidad Autónoma de Zacatecas, aunque –me gustaría distinguir- no opinaré desde la mirada universitaria, sino de la ciudadana que soy.

Hoy comenzaré abordando las ventajas y desventajas de seguir un modelo aparentemente probado, exitoso, de vanguardia, que – por el hecho de serlo –nos haga perder el piso de nuestra realidad.

Las últimas noticias de recientes notas periodísticas han puesto en entredicho lo aparentemente ganado durante el rectorado de Antonio Guzmán Fernández sobre el terrible adeudo financiero con que se recibió a tan lastimada universidad. Los últimos tres años se volvieron una ida y vuelta a la DGESU, dirección dependiente de la Subsecretaría de Educación Superior; y de ahí a las oficinas de la Tesorería de la Federación y a la multi temida dependencia del ISSSTE. En 2017 informaba el Rector que la deuda total de la máxima casa de estudios con el ISSSTE ascendía a mil 400 millones de pesos. El adeudo se niveló, pero las cuentas siguen dejando vacíos. La Secretaría de Educación no sólo ha exigido desde entonces ponerse al corriente del adeudo, sino presentar una propuesta firme en muchos temas: el de la normatividad actual, el tema de las jubilaciones, pero sobre todo la propuesta de un modelo académico viable, pertinente socialmente hablando, adecuado a las necesidades de la población y el estudiantado. Es notorio que en esta casa de estudios donde se concentra la materia gris del Estado aun no haya surgido “el modelo académico” a seguir. Después de la tan anunciada Reforma Universitaria al parecer se acordó el futuro modelo con la bendición del sub secretario de Educación Pública. Eso ha “estabilizado” la mano dura de la federación, pero, me gustaría saber si la ciudadanía conoce dicho modelo y, si es así, su opinión sobre el mismo. Supe entre pasillos que se basa en un modelo latinoamericano. Asumo que, si entre el universo de profesores que conforman la universidad no ha podido haber consenso, lo más sencillo es la “imposición” de un modelo “exitoso”. Lo de menos es si tiene algo que ver con la idiosincrasia del universitario de la UAZ, la infraestructura del estado, el nivel y perfil de los profesores, el CCT. Lamento recordar esto: las copias no son más que eso, copias; y como tales, ni son originales y al final resultan un auténtico fraude, algo que por ahora la UAZ tampoco necesita. La pregunta sigue en el aire: ¿cuál modelo a seguir?