/ jueves 30 de enero de 2020

La puerta de Jano │ Educación para la paz

Dado que el día de hoy fui invitada a una Mesa Redonda titulada “La noche de las ideas” Los lenguajes de la Paz y compartiré el espacio con especialistas de diversas disciplinas, consideré importante introducir un poco al tema para aquellos que quieran acompañarnos. Es esta tarde a las 17:00 hrs en la Ciudadela del Arte.

El Internacional Education for Pace Institute de Vancouver, Canadá, ha producido una importante fuente en el año de 2012 titulada “Manual Curricular de Educación para la Paz” Vol. I, en cuya última parte se destina una Guía Metodológica Educativa que parte de una discusión sobre la Filosofía de la Educación para la Paz. Es claro que así como llegamos a la guerra, el camino para llegar a la paz es largo y sinuoso, pero por algo debemos comenzar. El escenario de paz no aparece en nuestros esquemas mágicamente. Dice H.B. Danesch: el principal pre requisito para arribar a la paz es la Unidad, un mundo que es intolerante a su diversidad no puede ser pacífico; pero para crear una unidad hay que comenzar trabajando en el ejercicio de la justicia; para conquistar ésta hay que establecer ciertos grados de reconocimiento mutuo que nos lleve a una atmosfera de equidad; pero nadie podrá ser capaz de relacionarse sobre una base de equidad si no se alcanza otro requisito que es la madurez, lo cual sólo es posible si se ha asumido una nueva cosmovisión de la vida.

Como educadores nos damos cuenta de que solo si el educador trasmite principios éticos y moralmente apegados a los parámetros de justicia cultural que arropan a un grupo social, es cuando puede esperarse una respuesta positiva del educando. Si bien la humanidad siempre ha querido alcanzar la paz, no se han planteado los rumbos abarcadores que lo permitan. No solo porque la UNESCO declare el Derecho a la Paz u obligue a establecer marcos de pacificación entre los pueblos, los individuos van a defender a ultranza el derecho a la paz: es necesario introyectar los principios de paz en el pensamiento de los hombres y las mujeres desde que son niños para que demanden un trato igualitario, equitativo y pacífico a los adultos; cuando ya son adolescentes, que es el momento situacional de su identidad; o aun cuando son maduros para que puedan comenzar a re-aprender conductas.

La cosmovisión de una cultura de paz proviene de creencias religiosas, conceptos filosóficos, experiencias de vida y características ambientales. La educación formal e informal (de la cual ya hemos hablado en una ocasión) es aquella que va estructurando la conciencia y solo si se interviene desde el principio con enfoques fundados en la mediación, la negociación, la armonización y los acuerdos, podremos pasar de la cosmovisión actualmente instituida en el conflicto para pasar a una educación apostillada transversalmente desde la perspectiva de paz. No obstante los programas educativos requieren un apoyo desde los organismos que regulan la educación oficial en un afán retroalimentador que irá conformando el mundo que todos deseamos.

Dado que el día de hoy fui invitada a una Mesa Redonda titulada “La noche de las ideas” Los lenguajes de la Paz y compartiré el espacio con especialistas de diversas disciplinas, consideré importante introducir un poco al tema para aquellos que quieran acompañarnos. Es esta tarde a las 17:00 hrs en la Ciudadela del Arte.

El Internacional Education for Pace Institute de Vancouver, Canadá, ha producido una importante fuente en el año de 2012 titulada “Manual Curricular de Educación para la Paz” Vol. I, en cuya última parte se destina una Guía Metodológica Educativa que parte de una discusión sobre la Filosofía de la Educación para la Paz. Es claro que así como llegamos a la guerra, el camino para llegar a la paz es largo y sinuoso, pero por algo debemos comenzar. El escenario de paz no aparece en nuestros esquemas mágicamente. Dice H.B. Danesch: el principal pre requisito para arribar a la paz es la Unidad, un mundo que es intolerante a su diversidad no puede ser pacífico; pero para crear una unidad hay que comenzar trabajando en el ejercicio de la justicia; para conquistar ésta hay que establecer ciertos grados de reconocimiento mutuo que nos lleve a una atmosfera de equidad; pero nadie podrá ser capaz de relacionarse sobre una base de equidad si no se alcanza otro requisito que es la madurez, lo cual sólo es posible si se ha asumido una nueva cosmovisión de la vida.

Como educadores nos damos cuenta de que solo si el educador trasmite principios éticos y moralmente apegados a los parámetros de justicia cultural que arropan a un grupo social, es cuando puede esperarse una respuesta positiva del educando. Si bien la humanidad siempre ha querido alcanzar la paz, no se han planteado los rumbos abarcadores que lo permitan. No solo porque la UNESCO declare el Derecho a la Paz u obligue a establecer marcos de pacificación entre los pueblos, los individuos van a defender a ultranza el derecho a la paz: es necesario introyectar los principios de paz en el pensamiento de los hombres y las mujeres desde que son niños para que demanden un trato igualitario, equitativo y pacífico a los adultos; cuando ya son adolescentes, que es el momento situacional de su identidad; o aun cuando son maduros para que puedan comenzar a re-aprender conductas.

La cosmovisión de una cultura de paz proviene de creencias religiosas, conceptos filosóficos, experiencias de vida y características ambientales. La educación formal e informal (de la cual ya hemos hablado en una ocasión) es aquella que va estructurando la conciencia y solo si se interviene desde el principio con enfoques fundados en la mediación, la negociación, la armonización y los acuerdos, podremos pasar de la cosmovisión actualmente instituida en el conflicto para pasar a una educación apostillada transversalmente desde la perspectiva de paz. No obstante los programas educativos requieren un apoyo desde los organismos que regulan la educación oficial en un afán retroalimentador que irá conformando el mundo que todos deseamos.