/ jueves 9 de enero de 2020

La puerta de Jano │ La realidad de las universidades mexicanas III/III

Quisiera - para finalizar esta reflexión - enumerar algunos de los puntos que se tocaron en la entrevista (2017) de Mario Luis Fuentes y Javier Lozano a los Drs. Enrique Fernández Fassnacht, Director del Instituto Politécnico Nacional y a Enrique Graue Wiechers, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México; misma que pueden encontrar en el Canal Once de México.

Dado el problema de cobertura educativa del que hablábamos la semana pasada, el sistema educativo en México implementó una serie de apoyos convertidos en el Sistema de Becas atendido por la Secretaría de Hacienda a través de le Secretaría de Educación Pública a fin de abatir los rezagos de acceso a la educación en grupos desprotegidos. Además, los estudiantes de un posgrado adscrito al PNPC (Padrón Nacional de Posgrados de Calidad) pueden disponer de las becas de CONACyT, teniendo al alcance además a diversas Fundaciones Nacionales e Internacionales que llegan al estudiantado a través de las coordinaciones de vinculación. Otro fondo más modesto son las becas de manutención. Pero a la larga se ha mostrado que ese no es el problema para el ingreso a la educación, o al menos no lo resuelve del todo. A nivel nacional existe un 18% de estudiantes que no concluyen sus estudios y en los últimos años se ha generado un 23% de disminución del presupuesto público para las universidades, lo que denota claramente que para el sistema de gobierno del país la educación en México no parece ser una prioridad.

El pensamiento Vasconcelista de apostar a la educación el desarrollo del país ha ido menguando, por lo cual es preciso repensar las políticas públicas en materia de educación. Esto debería comenzar a realizarse a partir de la revisión a la Ley para la Coordinación de la Educación Superior que ha ido quedando obsoleta después de que fuera publicada en el Diario Oficial de la Federación el 29 de diciembre de 1978.

Como éste, también hay problemas transversales que tienen que ver con los desafíos de la empleabilidad; por ejemplo, cuando un joven comienza a trabajar y ganar dinero es difícil que decida suspender estudios para retomar una carrera universitaria; asimismo el envejecimiento de la planta académica en muchas universidades “de prestigio o abolengo” causa cierto desfase entre la educación basada en tecnología y habilidades ya adquiridas por el estudiante que muchas veces desplazan los conocimientos del profesor. Otro problema a encarar son los retos de la educación a distancia, en línea y – en el caso de la educación superior púbica- competir con universidades privadas que cuentan con un apoyo económico muy fuerte de iniciativa privada e incluso de grupos de egresados.

Así pues, quedan muchas cosas que discutir y que emprender desde nuestras propias aulas, en los foros de educación, en los artículos que publicamos, en el quehacer diario del profesor, en la definición de nuestra normativa universitaria; pero sobre todo, es preciso seguir autoevaluándonos de acuerdo a las necesidades de nuestro país y a las demandas de la sociedad que nos contempla.

Quisiera - para finalizar esta reflexión - enumerar algunos de los puntos que se tocaron en la entrevista (2017) de Mario Luis Fuentes y Javier Lozano a los Drs. Enrique Fernández Fassnacht, Director del Instituto Politécnico Nacional y a Enrique Graue Wiechers, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México; misma que pueden encontrar en el Canal Once de México.

Dado el problema de cobertura educativa del que hablábamos la semana pasada, el sistema educativo en México implementó una serie de apoyos convertidos en el Sistema de Becas atendido por la Secretaría de Hacienda a través de le Secretaría de Educación Pública a fin de abatir los rezagos de acceso a la educación en grupos desprotegidos. Además, los estudiantes de un posgrado adscrito al PNPC (Padrón Nacional de Posgrados de Calidad) pueden disponer de las becas de CONACyT, teniendo al alcance además a diversas Fundaciones Nacionales e Internacionales que llegan al estudiantado a través de las coordinaciones de vinculación. Otro fondo más modesto son las becas de manutención. Pero a la larga se ha mostrado que ese no es el problema para el ingreso a la educación, o al menos no lo resuelve del todo. A nivel nacional existe un 18% de estudiantes que no concluyen sus estudios y en los últimos años se ha generado un 23% de disminución del presupuesto público para las universidades, lo que denota claramente que para el sistema de gobierno del país la educación en México no parece ser una prioridad.

El pensamiento Vasconcelista de apostar a la educación el desarrollo del país ha ido menguando, por lo cual es preciso repensar las políticas públicas en materia de educación. Esto debería comenzar a realizarse a partir de la revisión a la Ley para la Coordinación de la Educación Superior que ha ido quedando obsoleta después de que fuera publicada en el Diario Oficial de la Federación el 29 de diciembre de 1978.

Como éste, también hay problemas transversales que tienen que ver con los desafíos de la empleabilidad; por ejemplo, cuando un joven comienza a trabajar y ganar dinero es difícil que decida suspender estudios para retomar una carrera universitaria; asimismo el envejecimiento de la planta académica en muchas universidades “de prestigio o abolengo” causa cierto desfase entre la educación basada en tecnología y habilidades ya adquiridas por el estudiante que muchas veces desplazan los conocimientos del profesor. Otro problema a encarar son los retos de la educación a distancia, en línea y – en el caso de la educación superior púbica- competir con universidades privadas que cuentan con un apoyo económico muy fuerte de iniciativa privada e incluso de grupos de egresados.

Así pues, quedan muchas cosas que discutir y que emprender desde nuestras propias aulas, en los foros de educación, en los artículos que publicamos, en el quehacer diario del profesor, en la definición de nuestra normativa universitaria; pero sobre todo, es preciso seguir autoevaluándonos de acuerdo a las necesidades de nuestro país y a las demandas de la sociedad que nos contempla.