/ viernes 3 de julio de 2020

La puerta de Jano │ Renovarse o morir

Hace dos día se anunciaron en la prensa local los resultados de un encuentro remoto encabezado por el Subsecretario de Educación Superior Luciano Concheiro Bórquez; la Directora General (DEGESU) Carmen Rodríguez Armenta; el Rector de la UAZ, Dr. Antonio Guzmán Fernández y el Secretario General Dr. Rubén Ibarra Reyes, así como la presidenta de la Comisión de Educación de la LXIII Legislatura, Adela Piña Bernal, y los legisladores federales, Alfredo Femat Bañuelos, Oscar Novella Macías, Mirna Maldonado Tapia y María de Jesús García Guardado. El propósito: construir, a través de la máxima casa de estudios, un agente autónomo de desarrollo y transformación social para el estado, estableciendo como pilares del proyecto el pensamiento crítico, la interdisciplinariedad, el compromiso social y ambiental, así como una alianza estratégica con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología para trabajar en líneas de acción como la minería sustentable, la agroecología y el conocimiento de frontera. Todo esto para convertir a la UAZ en un referente de la transformación de la universidad pública en el país.

En 2017 formé parte de una comisión de Reforma Universitaria que se había constituido desde el seno de la propia universidad sumando a un grupo de universitarios distinguidos por sus medallas académicas, pero sin un respaldo a nivel federal; es decir, no había tenido el “padrinazgo” de figuras públicas tanto del rango de la educación como de la legislatura; lo cual nos habla de otro nivel, no solo de complejidad, sino de posibilidades políticas de cristalización. Aquí habría pues que dejar abiertos dos entresijos: el primero es el contexto en el que se prepara este encuentro en medio de un escenario incierto y abstracto que parecería invisibilizar toda acción pública; el segundo es que justo en este momento la universidad atraviesa por una transición de cambio de mandos que la misma pandemia ha impedido realizar. Es plausible pues que, no obstante las circunstancias, el Rector de la máxima casa de estudios manifieste su firme propósito de sentar las bases para un cambio que revolucionaría no solo la estructura de la universidad, sino de la propia percepción de la sociedad del conocimiento al ponerla al servicio de la sociedad. Ello es algo que, sin duda, todos aquellos que nos decantamos por los estudios de frontera estamos esperando con los brazos abiertos.

Las nuevas políticas en materia de educación de la 4T pretenden conducir el conocimiento universitario al servicio de la sociedad y de los grandes problemas prioritarios de la nación: la pobreza, la desigualdad social, la violencia estructural, la inclusión social, el medio ambiente, la ecología, la construcción de paz, la regularización de los asentamientos humanos, la equitativa distribución de la riqueza.

Todos son retos que se vuelven no solo de cara a los gobiernos locales, estatales y nacionales. Sino que ahora nos invitan a los universitarios a construir esta nueva sociedad del conocimiento. El camino es largo sin duda y debe estar lleno de firmes propósitos, compromisos y voluntades. Así pues, ¿Estaremos a la altura de este nuevo reto?

Hace dos día se anunciaron en la prensa local los resultados de un encuentro remoto encabezado por el Subsecretario de Educación Superior Luciano Concheiro Bórquez; la Directora General (DEGESU) Carmen Rodríguez Armenta; el Rector de la UAZ, Dr. Antonio Guzmán Fernández y el Secretario General Dr. Rubén Ibarra Reyes, así como la presidenta de la Comisión de Educación de la LXIII Legislatura, Adela Piña Bernal, y los legisladores federales, Alfredo Femat Bañuelos, Oscar Novella Macías, Mirna Maldonado Tapia y María de Jesús García Guardado. El propósito: construir, a través de la máxima casa de estudios, un agente autónomo de desarrollo y transformación social para el estado, estableciendo como pilares del proyecto el pensamiento crítico, la interdisciplinariedad, el compromiso social y ambiental, así como una alianza estratégica con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología para trabajar en líneas de acción como la minería sustentable, la agroecología y el conocimiento de frontera. Todo esto para convertir a la UAZ en un referente de la transformación de la universidad pública en el país.

En 2017 formé parte de una comisión de Reforma Universitaria que se había constituido desde el seno de la propia universidad sumando a un grupo de universitarios distinguidos por sus medallas académicas, pero sin un respaldo a nivel federal; es decir, no había tenido el “padrinazgo” de figuras públicas tanto del rango de la educación como de la legislatura; lo cual nos habla de otro nivel, no solo de complejidad, sino de posibilidades políticas de cristalización. Aquí habría pues que dejar abiertos dos entresijos: el primero es el contexto en el que se prepara este encuentro en medio de un escenario incierto y abstracto que parecería invisibilizar toda acción pública; el segundo es que justo en este momento la universidad atraviesa por una transición de cambio de mandos que la misma pandemia ha impedido realizar. Es plausible pues que, no obstante las circunstancias, el Rector de la máxima casa de estudios manifieste su firme propósito de sentar las bases para un cambio que revolucionaría no solo la estructura de la universidad, sino de la propia percepción de la sociedad del conocimiento al ponerla al servicio de la sociedad. Ello es algo que, sin duda, todos aquellos que nos decantamos por los estudios de frontera estamos esperando con los brazos abiertos.

Las nuevas políticas en materia de educación de la 4T pretenden conducir el conocimiento universitario al servicio de la sociedad y de los grandes problemas prioritarios de la nación: la pobreza, la desigualdad social, la violencia estructural, la inclusión social, el medio ambiente, la ecología, la construcción de paz, la regularización de los asentamientos humanos, la equitativa distribución de la riqueza.

Todos son retos que se vuelven no solo de cara a los gobiernos locales, estatales y nacionales. Sino que ahora nos invitan a los universitarios a construir esta nueva sociedad del conocimiento. El camino es largo sin duda y debe estar lleno de firmes propósitos, compromisos y voluntades. Así pues, ¿Estaremos a la altura de este nuevo reto?