/ jueves 22 de octubre de 2020

La puerta de Jano │ Vuelta atrás

La Comisión de Estudios Legislativos Segunda del Senado de la República ya transfirió al pleno de la Cámara de la República Mexicana, la discusión y aprobación del dictamen definitivo para extinguir 109 fideicomisos públicos que desde los años 40 y hasta ahora habían arropado proyectos de educación, cultura, deporte y otras materias. Hemos dicho muchas veces que el problema de la transparencia en México no está en el qué, sino en el cómo. Y todos en este país deberíamos ya estar familiarizados con las malas prácticas y los malos manejos de las finanzas que se hacen a diestra y siniestra porque siempre hay maneras de ocultar procesos por mucho que se cambien los métodos, las técnicas o las figuras administrativas.

El titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público Arturo Herrera se puso a explicar con peras y manzanitas (literal) cómo ahora el recurso pasará directamente a los beneficiaros a través del presupuesto y con esto se evitará la acción de intermediarios o vehículos financieros como en el caso del FONCA, CONADE y otros.

Sin embargo, no explica cómo se hará a partir de ahora. Si desde este momento no harán uso de ese vehículo - como lo llama - ¿cómo lo harán a partir de su aprobación de extinción? ¿A dónde irán a parar esos recursos que antes eran para salud, protección de víctimas, deportistas de alto rendimiento, científicos y creadores? ¿Debo imaginarme que haré un viaje hasta los Pinos a encontrarme con quien corresponda para solicitar mi apoyo? ¿Quién va a calificar mi proyecto? ¿quién lo pondrá a concurso para decidir a quien se otorga o no? Perdón que haga preguntas tan básicas, pero con la experiencia de la rifa del avión nunca rifado, el aeropuerto, el hostigamiento a la prensa y tantas ocurrencias matutinas, puedo imaginarme mil cosas, por muy absurdas que parezcan.

Me cuesta mucho imaginar que cuando México ha ensayado más o menos un nivel de vida y organización práctica, con la consigna de cuidar cómo trabajan quienes están a cargo de esos fideicomisos, ahora, en una vuelta atrás, volvamos a depender de un gobierno que, nos guste o no, se propondrá acaparar todos los recursos que nos corresponden como ciudadanos y de los cuales es preciso distribuir de acuerdo a las habilidades y competencias de cada uno. Encontrar este tipo de noticias cuando vas construyendo una idea de país es difícil, ya que cada día nos espera una noticia nueva y desajusta una maquinaria que hasta ahora ha funcionado. Que conste, no estoy en contra de los cambios. Todo lo contrario. Estoy a favor del crecimiento, de lo que mueva nuestro entorno hacia un mundo mejor y a revolucionar las cosas, pero lo que tengo ante mí es un retroceso. Nos deja fuera de la competencia internacional y eso es catastrófico para el país. Nos impide la libertad, la iniciativa y nos convierte en menores de edad al tener que estirar la mano para que ahora el papá gobierno te permita crecer profesionalmente.



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La Comisión de Estudios Legislativos Segunda del Senado de la República ya transfirió al pleno de la Cámara de la República Mexicana, la discusión y aprobación del dictamen definitivo para extinguir 109 fideicomisos públicos que desde los años 40 y hasta ahora habían arropado proyectos de educación, cultura, deporte y otras materias. Hemos dicho muchas veces que el problema de la transparencia en México no está en el qué, sino en el cómo. Y todos en este país deberíamos ya estar familiarizados con las malas prácticas y los malos manejos de las finanzas que se hacen a diestra y siniestra porque siempre hay maneras de ocultar procesos por mucho que se cambien los métodos, las técnicas o las figuras administrativas.

El titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público Arturo Herrera se puso a explicar con peras y manzanitas (literal) cómo ahora el recurso pasará directamente a los beneficiaros a través del presupuesto y con esto se evitará la acción de intermediarios o vehículos financieros como en el caso del FONCA, CONADE y otros.

Sin embargo, no explica cómo se hará a partir de ahora. Si desde este momento no harán uso de ese vehículo - como lo llama - ¿cómo lo harán a partir de su aprobación de extinción? ¿A dónde irán a parar esos recursos que antes eran para salud, protección de víctimas, deportistas de alto rendimiento, científicos y creadores? ¿Debo imaginarme que haré un viaje hasta los Pinos a encontrarme con quien corresponda para solicitar mi apoyo? ¿Quién va a calificar mi proyecto? ¿quién lo pondrá a concurso para decidir a quien se otorga o no? Perdón que haga preguntas tan básicas, pero con la experiencia de la rifa del avión nunca rifado, el aeropuerto, el hostigamiento a la prensa y tantas ocurrencias matutinas, puedo imaginarme mil cosas, por muy absurdas que parezcan.

Me cuesta mucho imaginar que cuando México ha ensayado más o menos un nivel de vida y organización práctica, con la consigna de cuidar cómo trabajan quienes están a cargo de esos fideicomisos, ahora, en una vuelta atrás, volvamos a depender de un gobierno que, nos guste o no, se propondrá acaparar todos los recursos que nos corresponden como ciudadanos y de los cuales es preciso distribuir de acuerdo a las habilidades y competencias de cada uno. Encontrar este tipo de noticias cuando vas construyendo una idea de país es difícil, ya que cada día nos espera una noticia nueva y desajusta una maquinaria que hasta ahora ha funcionado. Que conste, no estoy en contra de los cambios. Todo lo contrario. Estoy a favor del crecimiento, de lo que mueva nuestro entorno hacia un mundo mejor y a revolucionar las cosas, pero lo que tengo ante mí es un retroceso. Nos deja fuera de la competencia internacional y eso es catastrófico para el país. Nos impide la libertad, la iniciativa y nos convierte en menores de edad al tener que estirar la mano para que ahora el papá gobierno te permita crecer profesionalmente.



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