/ sábado 28 de julio de 2018

Libre Comercio de México con el mundo

En días pasados se reactivaron las negociaciones entre Canadá, Estados Unidos y México, con el objetivo de alcanzar lo más pronto posible un consenso en el TLCAN.

Para dimensionar la importancia del tratado, recordemos que 81% de las exportaciones mexicanas tiene como destino nuestro vecino del norte, y en 2017 el comercio entre ambos países alcanzó un monto récord de 557 mil millones de dólares, colocando a México como segundo socio comercial de Estados Unidos, sólo por detrás de China.

Por ello, a pesar de las variadas declaraciones de Trump, hasta el día de hoy el acuerdo sigue vigente debido su gran importancia para los tres países implicados.

Otro punto a considerar es la creciente tensión económica entre China y Estados Unidos, que implica necesariamente un movimiento y un reacomodo del comercio mundial.

Y como dice el refrán, a río revuelto ganancia de pescadores. Para obtener beneficios en esta complicada situación, México necesita seguir una doble estrategia, orientada a mantenerse como una economía líder en el libre comercio.

A corto plazo, es fundamental mantener una buena relación comercial con Estados Unidos y obtener un acuerdo favorable, aprovechando que Estados Unidos busca afianzar a sus socios ante una eventual guerra comercial con China.

A nuestro favor también se destaca la estabilidad política y económica que ha mantenido México una vez concluido el proceso electoral, así como la buena disposición de la administración actual y el equipo de transición para conformar un solo frente de negociación.

A mediano y largo plazo, es fundamental continuar con la búsqueda de nuevos clientes y proveedores así como el fortalecimiento de las relaciones ya establecidas, pues la diversificación es una de las claves para mantener una economía estable ante los eventuales declives o diferencias con algún socio comercial.

En este sentido, México ha trazado un buen camino manteniendo las puertas abiertas al comercio con otros países, por ejemplo, con el
Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM)que se ratificó este año en la feria industrial de Hannover, Alemania; la firma de la Asociación TransPacífico (TPP) que abarca a 11 países, incluyendo a Japón, la tercera economía del mundo; y la consolidación de la Alianza del Pacífico (AP) conformada por Chile, Colombia, Perú y México, que en conjunto representan la octava economía mundial y el 50% de toda la población de Latinoamérica.

Por supuesto, abrirse a nuevos mercados también implica riesgos, por ello es necesaria la capacitación de las pymes en modelos de calidad e innovación, para que puedan insertarse de manera competitiva en nuevas cadenas de valor nacionales e internacionales. La otra alternativa, cerrarse al mundo, sólo puede conducir a una economía que se ahoga a sí misma.


En días pasados se reactivaron las negociaciones entre Canadá, Estados Unidos y México, con el objetivo de alcanzar lo más pronto posible un consenso en el TLCAN.

Para dimensionar la importancia del tratado, recordemos que 81% de las exportaciones mexicanas tiene como destino nuestro vecino del norte, y en 2017 el comercio entre ambos países alcanzó un monto récord de 557 mil millones de dólares, colocando a México como segundo socio comercial de Estados Unidos, sólo por detrás de China.

Por ello, a pesar de las variadas declaraciones de Trump, hasta el día de hoy el acuerdo sigue vigente debido su gran importancia para los tres países implicados.

Otro punto a considerar es la creciente tensión económica entre China y Estados Unidos, que implica necesariamente un movimiento y un reacomodo del comercio mundial.

Y como dice el refrán, a río revuelto ganancia de pescadores. Para obtener beneficios en esta complicada situación, México necesita seguir una doble estrategia, orientada a mantenerse como una economía líder en el libre comercio.

A corto plazo, es fundamental mantener una buena relación comercial con Estados Unidos y obtener un acuerdo favorable, aprovechando que Estados Unidos busca afianzar a sus socios ante una eventual guerra comercial con China.

A nuestro favor también se destaca la estabilidad política y económica que ha mantenido México una vez concluido el proceso electoral, así como la buena disposición de la administración actual y el equipo de transición para conformar un solo frente de negociación.

A mediano y largo plazo, es fundamental continuar con la búsqueda de nuevos clientes y proveedores así como el fortalecimiento de las relaciones ya establecidas, pues la diversificación es una de las claves para mantener una economía estable ante los eventuales declives o diferencias con algún socio comercial.

En este sentido, México ha trazado un buen camino manteniendo las puertas abiertas al comercio con otros países, por ejemplo, con el
Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM)que se ratificó este año en la feria industrial de Hannover, Alemania; la firma de la Asociación TransPacífico (TPP) que abarca a 11 países, incluyendo a Japón, la tercera economía del mundo; y la consolidación de la Alianza del Pacífico (AP) conformada por Chile, Colombia, Perú y México, que en conjunto representan la octava economía mundial y el 50% de toda la población de Latinoamérica.

Por supuesto, abrirse a nuevos mercados también implica riesgos, por ello es necesaria la capacitación de las pymes en modelos de calidad e innovación, para que puedan insertarse de manera competitiva en nuevas cadenas de valor nacionales e internacionales. La otra alternativa, cerrarse al mundo, sólo puede conducir a una economía que se ahoga a sí misma.