Desde el sábado 1 de diciembre del 2018, México arranca una nueva etapa en el gobierno federal, se denomina la Cuarta Transformación y la encabeza el Presidente más votado en la historia, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Los contrastes entre el Presidente entrante y el presidente saliente fueron muy notorios, el primero apoyado y arropado por el pueblo que se volcó a las calles para verlo pasar sin guaruras, sin escoltas, sin camionetas blindadas, sin el aparatoso equipo de guardias presidenciales, las cuales se irán a sus cuarteles en estos días.
El segundo no perdió la oportunidad para llegar al palacio de San Lázaro con su guardia de siempre, sin el apoyo de la gente que al verlo bajarse de la camioneta blindada le gritó de todo, un desahogo del pueblo que se contuvo por varios años para ver llegar el día en que abandonara el puesto de la presidencia de la república.
En el recinto de San Lázaro se reflejó el ánimo de uno que se hacía chiquito, al grado de sentirse incómodo en su sillón al lado de los presidentes del senado y de los diputados, el otro, con su discurso de siempre, donde predominó las palabras honestidad, responsabilidad, aplicación de la ley y fuera corrupción en el nuevo gobierno de la república.
Las bancadas cada uno con sus posiciones, unos tratando de ganar reflectores y otros con un respaldo absoluto a la cuarta transformación del país, ya veremos de que cuero salen más correas, si de los que se sienten representantes del pueblo sin resultado alguno en sus propuestas y otros dispuestos a cambiar el rumbo del país para el bien general, no de unos cuantos.
Ya con la banda presidencial, AMLO dejó sentadas las bases de lo que será la cuarta transformación de México, habló claro y contundente acerca del devenir histórico en términos económicos, poniendo énfasis en el proyecto nacionalista de décadas pasadas que permitió crecer a tasas por arriba del 5 % anual del PIB.
En el mismo tenor de su intervención, manifestó una y otra vez el rotundo fracaso de las políticas económicas basadas en un modelo que perjudicó a millones de mexicanos y benefició a un reducido segmento de la población que poco a poco ha visto perder sus enormes privilegios de siempre.
Informó puntualmente con cifras muy contundentes el enorme daños del modelo neoliberal que desmanteló la industria petroquímica, abandonó casi por completo al campesino y ejidatario en pequeña escala, privilegió los intereses de los grupos oligárquicos de México al contener el salario de los trabajadores con magros aumentos anuales que nos ubican entre los más bajos del mundo.
Todo lo anterior debe modificarse a la brevedad, se construirá una refinería en el estado de Tabasco, se revitalizará Pemex con una reingeniería que nos permita alcanzar mayores niveles de extracción de petróleo crudo que abastezca a las 6 refinerías del país y baje de inmediato los altos niveles de importación de las gasolinas y el diésel que tenemos en la actualidad.
El ánimo de los mexicanos ha vuelto a renacer con la esperanza de detener los altos índices de criminalidad de alto impacto que dese hace 12 años no han parado, al contrario siguen aumentando (el caso de nuestro estado de Zacatecas es más que elocuente).
¡Enhorabuena por la Cuarta Transformación en México, sí se puede!
PD un afectuoso saludo al compañero Garibaldi, mejor conocido en el argot beisbolero como Gary, siempre seguidor de esta columna y viejo conocido de muchos años atrás como amante del rey de los deportes.