Zacatecas ha sido parte de la Cuarta Transformación desde su gestación, a finales del siglo pasado, y ha contribuido al nacimiento y a la consolidación del movimiento de regeneración nacional, así como al triunfo electoral en 2018, al respaldar con el 48 por ciento de la votación presidencial al actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador, además de lograr una mayor cantidad de votos para Morena en la renovación del Congreso local y el triunfo en 10 de los 58 municipios, sin contar las coaliciones.
Como hace tres años, Zacatecas se enfrenta a una disyuntiva entre el viejo régimen, que representa más endeudamiento, desigualdad, corrupción, impunidad y violencia, y el proyecto de nación que busca la renovación moral de la política y la función pública, mediante el cual se saneen las finanzas del estado, se desarticulen las redes de complicidad en el gobierno y se inviertan en el desarrollo económico y social, al priorizar la atención de quienes menos tienen. Por eso, en las elecciones que celebraremos en escasos 16 días, es indispensable que la ciudadanía zacatecana, especialmente quienes siguen indecisos, tomen consciencia de la relevancia que tiene esta contienda, tanto por ser la más grande de nuestra historia, como por estar en juego la oportunidad de salir del estancamiento y sumarnos al desarrollo nacional.
Tal como dice la famosa frase atribuida a Albert Einstein, locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes. Para que la transformación comenzara en México, fue necesario el nacimiento de un movimiento completamente nuevo, alejado de los vicios del sistema de los partidos tradicionales, que operaba mediante los intereses de las élites políticas y económicas, para dar paso a la ciudadanización de las instituciones. Cambios como la tipificación de la corrupción como delito grave, la prohibición de condonaciones de impuestos, la reorientación de recursos públicos hacia programas de apoyo para quienes más lo necesitan, con rango constitucional, y revertir los efectos nocivos de las reformas estructurales, son sólo algunos de los logros del nuevo gobierno, antes de los primeros tres años, que en otras latitudes han costado lustros y lamentables pérdidas humanas.
Al considerar que nuestra economía es la cuarta más pequeña de las 32 entidades federativas, al aportar sólo el 0.9 por ciento al PIB nacional, y que somos una de las diez con mayor endeudamiento per cápita y una de las que concentran el mayor aumento en la violencia, sería una locura que en Zacatecas se mantuviera el viejo régimen, mientras en toda la república se cae a pedazos, o dejáramos en manos de quienes han hipotecado nuestro futuro la posibilidad de hacerlo aún más. Pero eso no pasará. El movimiento monrealista, el antecedente de 2018, los triunfos de la 4T a nivel federal y las propias encuestas, vaticinan la llegada de la transformación a nuestro estado. Llegó la hora.
