El sábado 8 de septiembre del 2018, la ciudad de Zacatecas cumple 472 años de fundada, es una de las más bellas ciudades de México y algunos visitantes extranjeros la catalogan entre las más preciosas del mundo.
Su clima ha sido presumido por propios y extraños en las diversas épocas del año que hace sentir el vaivén de las estaciones conocidas por todos nosotros, privilegio que no tienen muchas ciudades del país.
Se ha dicho que es una ciudad noble, brillante, vestida de cantera y coloreada por un azul intenso de su cielo que fue motivo de inspiración del poeta jerezano Ramón López Velarde en su tiempo, sigue conservando su hermosura de ciudad colonial a pesar de los pesares (sobre todo por las innumerables obras que la afectan una y otra vez).
Los gobiernos en diversos sexenios y trienios (dependiendo del estado y municipio) realizan transformaciones en la mayoría de las veces sin el consentimiento de sus moradores, al grado de afectar su patrimonio con aberrantes obras, el adoquinado con resultados defectuosos que se notan de inmediato y se deben resarcir de manera inmediata en muy poco tiempo.
Los intentos por mantener vivo el centro de la ciudad para que le de vida los 365 días del año han sido deficientes por parte de las autoridades en turno, al grado de contemplarse zonas históricas totalmente desoladas cuando debieran darle luz constante a la colonial Zacateas, me refiero a sus jardines, plazas, rincones, edificios, colonias, etc.
También ha brillado por su ausencia la colaboración estrecha entre empresas, gobierno y academia, lo que resulta en una constante lucha por conservar el patrimonio sin considerar a las partes.
Esta falta de cooperación tripartita para mantener el señorío de la capital no ha permitido una relación directa que permita a sus habitantes (sobre todo de la zona centro) vivir de la mejor manera y aprovechar sus propiedades como sinónimo de bienestar.
Antes bien las quejas se agrandan día con día por parte de los vecinos con propiedades que deben soportar los ajetreos constantes de convivios que en la mayoría de las veces se traducen en desmanes considerables a la ciudad (mingitorios constantes en rincones de sus calles y plazuelas, peleas entre personas por las noches, ruidos estruendosos de la música, gritos y sombrerazos a diestra y siniestra, etc.).
Todo lo anterior ha sido resistido por la bella y colonial ciudad de Zacatecas, que se niega a sucumbir bajo los embates de la comercialización en masa de su espectacular primer cuadro, lejos quedaron los días y noches apacibles de sus habitantes que les permitía gozar y disfrutar de sus fiestas patronales.
Enhorabuena pues para los que se han preocupado por mantener la belleza de la ciudad de cantera y plata, por ellos las transformaciones absurdas y sin sentido de los gobiernos se han podido detener con la finalidad de seguir manteniendo lo que está considerado como patrimonio mundial de la humanidad.
Felicidades a Zacatecas por sus 472 años de fundada a pesar de los pesares de personas que han emprendido obras constantes sin pensar en el daño que le ocasionan.