/ miércoles 17 de noviembre de 2021

Los acuerdos de Glasgow

Equilibrado, decepcionante o potente, son algunos de los calificativos que recibieron los acuerdos plasmados en el documento final de la 26° Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP26). En una reunión que involucra a casi 200 países, con dolencias e intereses diferentes, las negociaciones suelen ser complejas. En este sentido, se logran los acuerdos posibles más que los acuerdos deseables. El consenso es que la COP26 logró acuerdos alentadores pero dejó muchos pendientes sobre la mesa.

Algunos de los logros más relevantes de la COP26 son: a) el compromiso de detener la deforestación e invertir en el cuidado y mantenimiento de los bosques para el 2030; b) el acuerdo para reducir en un 30% de las actuales emisiones de metano para el mismo año y, c) el llamado para reducir gradualmente el uso del carbón como fuente de energía, así como reducir los subsidios a los combustibles fósiles.

Uno de los acuerdos que más llamó la atención fue el anuncio conjunto entre China y Estados Unidos -las dos naciones que más emisiones de dióxido de carbono emiten en el mundo- por el que se comprometieron a impulsar la cooperación climática en los próximos diez años. El acuerdo incluye temas como la reducción de las emisiones de metano, la transición hacia energías limpias y la descarbonización.

Este anuncio contrasta con la falta de un acuerdo que asuma el compromiso de financiamiento en temas de pérdidas, daños y adaptación para las naciones más vulnerables al cambio climático, las cuales son, por lo general, las menos desarrolladas. Lo que refuerza el planteamiento de que los países pobres y menos desarrollados son los que soportan el crecimiento de las naciones ricas y más desarrolladas, pero son las que también sufren las consecuencias más catastróficas como en el caso del calentamiento global. Por lo que es necesario que se cumpla con el objetivo del incremento significativo de financiamiento de los países desarrollados a los países en desarrollo por más de 100 mil millones de dólares al año.

En relación a la movilidad sostenible, se firmó la Declaración de Glasgow sobre coches con el compromiso de eliminar progresivamente la venta de vehículos que usan gasolina o diésel para el 2040. De esta forma, se busca reducir la contaminación y el calentamiento global. Este anuncio es alentador; sin embargo, los principales fabricantes de automóviles del mundo, así como las naciones que tienen los principales mercados de venta de automóviles, no se unieron a esta Declaración.

El documento final de la COP26 es una declaración de contrastes. Sin embargo, hay una certeza: tenemos que apretar el paso para alcanzar el objetivo de desacelerar el calentamiento global. El cambio climático continúa y sus efectos son más evidentes y catastróficos. No hay más tiempo que perder.

Equilibrado, decepcionante o potente, son algunos de los calificativos que recibieron los acuerdos plasmados en el documento final de la 26° Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP26). En una reunión que involucra a casi 200 países, con dolencias e intereses diferentes, las negociaciones suelen ser complejas. En este sentido, se logran los acuerdos posibles más que los acuerdos deseables. El consenso es que la COP26 logró acuerdos alentadores pero dejó muchos pendientes sobre la mesa.

Algunos de los logros más relevantes de la COP26 son: a) el compromiso de detener la deforestación e invertir en el cuidado y mantenimiento de los bosques para el 2030; b) el acuerdo para reducir en un 30% de las actuales emisiones de metano para el mismo año y, c) el llamado para reducir gradualmente el uso del carbón como fuente de energía, así como reducir los subsidios a los combustibles fósiles.

Uno de los acuerdos que más llamó la atención fue el anuncio conjunto entre China y Estados Unidos -las dos naciones que más emisiones de dióxido de carbono emiten en el mundo- por el que se comprometieron a impulsar la cooperación climática en los próximos diez años. El acuerdo incluye temas como la reducción de las emisiones de metano, la transición hacia energías limpias y la descarbonización.

Este anuncio contrasta con la falta de un acuerdo que asuma el compromiso de financiamiento en temas de pérdidas, daños y adaptación para las naciones más vulnerables al cambio climático, las cuales son, por lo general, las menos desarrolladas. Lo que refuerza el planteamiento de que los países pobres y menos desarrollados son los que soportan el crecimiento de las naciones ricas y más desarrolladas, pero son las que también sufren las consecuencias más catastróficas como en el caso del calentamiento global. Por lo que es necesario que se cumpla con el objetivo del incremento significativo de financiamiento de los países desarrollados a los países en desarrollo por más de 100 mil millones de dólares al año.

En relación a la movilidad sostenible, se firmó la Declaración de Glasgow sobre coches con el compromiso de eliminar progresivamente la venta de vehículos que usan gasolina o diésel para el 2040. De esta forma, se busca reducir la contaminación y el calentamiento global. Este anuncio es alentador; sin embargo, los principales fabricantes de automóviles del mundo, así como las naciones que tienen los principales mercados de venta de automóviles, no se unieron a esta Declaración.

El documento final de la COP26 es una declaración de contrastes. Sin embargo, hay una certeza: tenemos que apretar el paso para alcanzar el objetivo de desacelerar el calentamiento global. El cambio climático continúa y sus efectos son más evidentes y catastróficos. No hay más tiempo que perder.