/ miércoles 1 de abril de 2020

Los discursos que caen

El señor coronavirus tiene su estrategia bien organizada y todavía no sabemos bien cómo evitar que haga lo que le dé la gana, aunque hay medidas que ayudan. Nos tiene vueltos locos y es políticamente muy incorrecto, pues no está muy de acuerdo con lo que las autoridades hasta hace pocos días decían de él, lo cual lo tiene sin cuidado, y por supuesto no quiere quedar bien con nadie.

Parece que el discurso oficial y el lenguaje de los gestos, que tiene importancia como ejemplo para muchos, empiezan a alinearse con la realidad que se está imponiendo. La necedad de este nuevo personaje ha sido mayor, y nos está obligando a reconocer que vino para quedarse. Muchos discursos se están cayendo, sobre todo los que pretenden hablar desde el mundo de las ideas, y no desde la misma realidad real, si se pudiera decir así.

La llegada del virus ha tenido distintas recepciones en cada país, aunque en todos ha sido declarado persona “non grata”. En algunos rápidamente implementaron medidas para que causara los menos estragos posibles, y en otros pensaron que no llegaría, o que llegaría con poca fuerza, y por no prepararse a tiempo, hoy sufren las consecuencias.

Hay un dicho que dice que “nadie aprende en cabeza ajena”, y parece que en México hemos seguido ese camino, a pesar de que don coronavirus nos reservó su visita casi al último, dándonos la oportunidad de aprender de otros. Todavía estamos en la última llamada, nos han dicho las autoridades, por eso hay que aprovechar la oportunidad, y pronto veremos si efectivamente hicimos lo correcto en el momento adecuado, o si llegamos tarde para recibir esta visita.

Lo que estamos viviendo pondrá al descubierto muchas cosas. Se verá la capacidad real que las personas, las familias, la sociedad civil, las iglesias, el gobierno y todo tipo de instituciones, tienen para responder cada uno en su ámbito. Hasta ahora a veces con mucha facilidad nos echamos la bolita unos a otros. Quien no asuma bien su responsabilidad, a pesar de las excusas, quedará al descubierto.

Los discursos fuera de la realidad están cayendo, y esto suele pagarse caro, pues la realidad siempre termina por imponerse. Para todos, y de manera especial para los creyentes, es momento de voltear la mirada a Dios que no nos abandona, y de tener esperanza, sin dejar de hacer lo que nos toca, en que muchas cosas positivas saldrán de todo esto. La historia suele poner a cada quien en su lugar y sabe desenmascarar las mentiras y las falsas profecías. Ojalá que cada uno estemos a la altura de lo que nos toca hacer. ¡Gracias!

El señor coronavirus tiene su estrategia bien organizada y todavía no sabemos bien cómo evitar que haga lo que le dé la gana, aunque hay medidas que ayudan. Nos tiene vueltos locos y es políticamente muy incorrecto, pues no está muy de acuerdo con lo que las autoridades hasta hace pocos días decían de él, lo cual lo tiene sin cuidado, y por supuesto no quiere quedar bien con nadie.

Parece que el discurso oficial y el lenguaje de los gestos, que tiene importancia como ejemplo para muchos, empiezan a alinearse con la realidad que se está imponiendo. La necedad de este nuevo personaje ha sido mayor, y nos está obligando a reconocer que vino para quedarse. Muchos discursos se están cayendo, sobre todo los que pretenden hablar desde el mundo de las ideas, y no desde la misma realidad real, si se pudiera decir así.

La llegada del virus ha tenido distintas recepciones en cada país, aunque en todos ha sido declarado persona “non grata”. En algunos rápidamente implementaron medidas para que causara los menos estragos posibles, y en otros pensaron que no llegaría, o que llegaría con poca fuerza, y por no prepararse a tiempo, hoy sufren las consecuencias.

Hay un dicho que dice que “nadie aprende en cabeza ajena”, y parece que en México hemos seguido ese camino, a pesar de que don coronavirus nos reservó su visita casi al último, dándonos la oportunidad de aprender de otros. Todavía estamos en la última llamada, nos han dicho las autoridades, por eso hay que aprovechar la oportunidad, y pronto veremos si efectivamente hicimos lo correcto en el momento adecuado, o si llegamos tarde para recibir esta visita.

Lo que estamos viviendo pondrá al descubierto muchas cosas. Se verá la capacidad real que las personas, las familias, la sociedad civil, las iglesias, el gobierno y todo tipo de instituciones, tienen para responder cada uno en su ámbito. Hasta ahora a veces con mucha facilidad nos echamos la bolita unos a otros. Quien no asuma bien su responsabilidad, a pesar de las excusas, quedará al descubierto.

Los discursos fuera de la realidad están cayendo, y esto suele pagarse caro, pues la realidad siempre termina por imponerse. Para todos, y de manera especial para los creyentes, es momento de voltear la mirada a Dios que no nos abandona, y de tener esperanza, sin dejar de hacer lo que nos toca, en que muchas cosas positivas saldrán de todo esto. La historia suele poner a cada quien en su lugar y sabe desenmascarar las mentiras y las falsas profecías. Ojalá que cada uno estemos a la altura de lo que nos toca hacer. ¡Gracias!