/ miércoles 16 de mayo de 2018

Los maestros, héroes de verdad

Ser maestro es un verdadero privilegio, es un lujo que no cualquier persona puede darse. Es una distinción porque, aquélla persona que tenga la posibilidad de practicar esta profesión, tiene la fortuna de llegar a la conciencia de sus pupilos y servir de guía en su formación o en la toma de sus decisiones.

Participar en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, es considerado un lujo, porque muchas personas intentan hacerlo y no lo pueden lograr, incluso, profesionistas que estudian otras carreras vienen a realizar esta labor porque se contagian del maravilloso mundo del saber.

Sin embargo, no todo marcha bien en nuestro gremio, quizá algo está faltando por hacer. Hace días, coincidí con dos compañeros Maestros en un consultorio médico particular cuya especialidad, mi servicio de seguridad social no puede cubrir. Me resultó muy interesante que uno de ellos tenía el turno número tres para ser atendido mientras que nosotros teníamos cuatro y cinco y el otro maestro el ocho. Al pagar, no pude evitar comparar la situación económica. Uno de los Maestros está en su segundo año de servicio y su salario no rebasa los $9000.00 mensuales y en cambio el doctor que visitamos en solo esa tarde, reunió por lo menos cuatro mil pesos como remuneración a las consultas realizadas.

A veces hacemos críticas severas a los docentes, pero pocas personas que están fuera del entorno reflexionan en el trabajo que realizan y las dificultades que enfrentan para sacar adelante con éxito su trabajo.

De manera personal, aún recuerdo el momento en que decidí tomar la carrera. Fue justamente en el tiempo en el que las Escuela Normales dejaron de formar Profesores para darle paso a la profesionalización del magisterio, ahora sus egresados serían Licenciados en Educación. Algunas personas que me quieren insistieron para que considerara mi elección. “pero seré Licenciado” les decía entusiasmado, mientras que ellos me decían “es lo mismo, serás profesor y pasarás la mañana tomando café porque los profes no alcanzan para otra cosa”.

Me parecía cruel escuchar esas aseveraciones y la forma despectiva con la que se dirigían a los Maestros. Pero, además algunos iban más lejos y decían: Estudia para otra cosa, “mira a los Maestros no les pagan y cuando les pagan, les pagan muy poquito, además, te van a mandar a un rancho lejísimos y tendrás que viajar en burro o caminando”

Firme y convencido, concluí con éxito mi carrera, y es triste ver que efectivamente quienes me daban esas opiniones tenían mucho de razón. Veo que a pesar de todos los cambios y promesas que se realizan por parte de quienes llevan las riendas de la educación en nuestro país, las cosas no cambian del todo.

Son excesivas las exigencias hacia el docente, en comparación con el sueldo que reciben. Un Maestro de primaria, dedica a sus alumnos por lo menos seis horas por día en la escuela, mínimamente dos por la tarde, más los días en que tiene que diseñar o revisar las evaluaciones que hace por escrito, preparar eventos especiales: día del niño, de la madre o navidad, etc., y sin perder de vista esas noches maratónicas en las que tiene que estar lidiando con una plataforma mal diseñada para subir las calificaciones de sus alumnos. Y por si fuera poco, participar en los “cursos de actualización en línea” en un sistema que experimenta y en el que difícilmente se puede avanzar.

Recientemente leí que “El SPD (Servicio Profesional Docente) contribuye a hacer de la enseñanza una profesión respetada y una elección de carrera más atractiva” en https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/198738/Modelo_Educativo_para_la_Educacio_n_Obligatoria.pdf, que “Por primera vez el sector se abre a profesionistas con vocación docente, pero con una formación universitaria diversa. Además de enriquecer los perfiles docentes, esto permite al sistema educativo cubrir la alta demanda de nuevos maestros que ha resultado de los cambios en la composición del magisterio”.

Pregunto, cuando se realizará esa contribución a que nuestra profesión sea respetada por parte de las autoridades que les corresponde si más bien con sus actos se esmeran en denigrar al Maestro ante la sociedad. Y hablando de apertura a otras profesiones, es bueno recordar que han existido en el sistema, dando clases: Ingenieros, licenciados, médicos veterinarios y más, realizando su mayor esfuerzo y trabajando con profesionalismo.

Si de verdad pretenden un cambio en la educación, considero que la profesionalización, va mucho más allá de una evaluación y un curso en línea, un buen principio podría ser, revisar los salarios de quienes transforman las conciencias de los niños y los jóvenes, día con día, los verdaderos hombres y mujeres comprometidos con la educación. Los Maestros frente a grupo.

Educar seres humanos felices, es tarea de todos.

Ser maestro es un verdadero privilegio, es un lujo que no cualquier persona puede darse. Es una distinción porque, aquélla persona que tenga la posibilidad de practicar esta profesión, tiene la fortuna de llegar a la conciencia de sus pupilos y servir de guía en su formación o en la toma de sus decisiones.

Participar en el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, es considerado un lujo, porque muchas personas intentan hacerlo y no lo pueden lograr, incluso, profesionistas que estudian otras carreras vienen a realizar esta labor porque se contagian del maravilloso mundo del saber.

Sin embargo, no todo marcha bien en nuestro gremio, quizá algo está faltando por hacer. Hace días, coincidí con dos compañeros Maestros en un consultorio médico particular cuya especialidad, mi servicio de seguridad social no puede cubrir. Me resultó muy interesante que uno de ellos tenía el turno número tres para ser atendido mientras que nosotros teníamos cuatro y cinco y el otro maestro el ocho. Al pagar, no pude evitar comparar la situación económica. Uno de los Maestros está en su segundo año de servicio y su salario no rebasa los $9000.00 mensuales y en cambio el doctor que visitamos en solo esa tarde, reunió por lo menos cuatro mil pesos como remuneración a las consultas realizadas.

A veces hacemos críticas severas a los docentes, pero pocas personas que están fuera del entorno reflexionan en el trabajo que realizan y las dificultades que enfrentan para sacar adelante con éxito su trabajo.

De manera personal, aún recuerdo el momento en que decidí tomar la carrera. Fue justamente en el tiempo en el que las Escuela Normales dejaron de formar Profesores para darle paso a la profesionalización del magisterio, ahora sus egresados serían Licenciados en Educación. Algunas personas que me quieren insistieron para que considerara mi elección. “pero seré Licenciado” les decía entusiasmado, mientras que ellos me decían “es lo mismo, serás profesor y pasarás la mañana tomando café porque los profes no alcanzan para otra cosa”.

Me parecía cruel escuchar esas aseveraciones y la forma despectiva con la que se dirigían a los Maestros. Pero, además algunos iban más lejos y decían: Estudia para otra cosa, “mira a los Maestros no les pagan y cuando les pagan, les pagan muy poquito, además, te van a mandar a un rancho lejísimos y tendrás que viajar en burro o caminando”

Firme y convencido, concluí con éxito mi carrera, y es triste ver que efectivamente quienes me daban esas opiniones tenían mucho de razón. Veo que a pesar de todos los cambios y promesas que se realizan por parte de quienes llevan las riendas de la educación en nuestro país, las cosas no cambian del todo.

Son excesivas las exigencias hacia el docente, en comparación con el sueldo que reciben. Un Maestro de primaria, dedica a sus alumnos por lo menos seis horas por día en la escuela, mínimamente dos por la tarde, más los días en que tiene que diseñar o revisar las evaluaciones que hace por escrito, preparar eventos especiales: día del niño, de la madre o navidad, etc., y sin perder de vista esas noches maratónicas en las que tiene que estar lidiando con una plataforma mal diseñada para subir las calificaciones de sus alumnos. Y por si fuera poco, participar en los “cursos de actualización en línea” en un sistema que experimenta y en el que difícilmente se puede avanzar.

Recientemente leí que “El SPD (Servicio Profesional Docente) contribuye a hacer de la enseñanza una profesión respetada y una elección de carrera más atractiva” en https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/198738/Modelo_Educativo_para_la_Educacio_n_Obligatoria.pdf, que “Por primera vez el sector se abre a profesionistas con vocación docente, pero con una formación universitaria diversa. Además de enriquecer los perfiles docentes, esto permite al sistema educativo cubrir la alta demanda de nuevos maestros que ha resultado de los cambios en la composición del magisterio”.

Pregunto, cuando se realizará esa contribución a que nuestra profesión sea respetada por parte de las autoridades que les corresponde si más bien con sus actos se esmeran en denigrar al Maestro ante la sociedad. Y hablando de apertura a otras profesiones, es bueno recordar que han existido en el sistema, dando clases: Ingenieros, licenciados, médicos veterinarios y más, realizando su mayor esfuerzo y trabajando con profesionalismo.

Si de verdad pretenden un cambio en la educación, considero que la profesionalización, va mucho más allá de una evaluación y un curso en línea, un buen principio podría ser, revisar los salarios de quienes transforman las conciencias de los niños y los jóvenes, día con día, los verdaderos hombres y mujeres comprometidos con la educación. Los Maestros frente a grupo.

Educar seres humanos felices, es tarea de todos.

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