/ martes 31 de mayo de 2022

Los policías también son seres humanos

Los policías también son seres humanos; aunque para los gobiernos federal y estatal no lo parezcan. Quizá por eso no han hecho ningún pronunciamiento contundente mientras la delincuencia organizada los asesina, ya no sólo en sus días francos, sino frente a sus familias.

Es inhumano que el Presidente Andrés Manuel López Obrador haya defendido a los criminales y pida a los cuerpos de seguridad que respeten sus derechos porque son seres humanos. ¿Y los policías que defienden a la ciudadanía qué son?

En cinco meses de este año, en Zacatecas ya se les arrebató la vida a 27 elementos. En promedio, cada mes se asesinó a 5.4 agentes. Pese a estos hechos aberrantes, el Presidente López Obrador y el Gobernador David Monreal no han emitido mensaje alguno de consuelo para las familias que quedan en la indefensión ni para dar confianza a la sociedad que vive aterrorizada. Mucho menos han realizado acciones para frenar este tipo de hechos, que cada vez son más frecuentes.

Los homicidios contra policías son brutales. No importa si son mujeres u hombres. La delincuencia organizada les vigila. En unas ocasiones les captura, tortura, asesina y luego expone sus cuerpos al colgarlos o abandonarlos en lugares transitados. Otras veces, el ataque es rápido y certero, para quitarles la vida en segundos con ráfagas de balas.

El criminal no tiene códigos de honor. Esperan a que los elementos estén francos para sorprenderlos desarmados. Ahora ya tampoco les importa que estén acompañados de su familia. Así fue el caso del policía municipal de Fresnillo, que el miércoles fue emboscado, a bordo de un vehículo. Él y su hijo, de 13 años, fueron asesinados; y su hija de seis y su esposa resultaron heridas.

El sábado nos conmocionó el homicidio número 27 de un elemento más. Esta vez ocurrió en Guadalupe, cuando el suboficial de la Policía Estatal Preventiva de Zacatecas, de 28 años, fue atacado en un negocio de su propiedad, donde por estar franco se encontraba con su esposa. Sólo él pereció.

Desde este espacio hago un homenaje a las y los policías caídos en cumplimiento de su deber o al estar francos y les expreso mi solidaridad a sus familias.

Exijo a las autoridades federales y estatales que apliquen las estrategias y medidas necesarias para que los responsables de los homicidios sean castigados y sus familias encuentren justicia, pero además para que no vuelvan a ocurrir.

Exhorto a los gobiernos federal, estatal y municipal para que hagan el esfuerzo necesario para capacitar y dotar de armamento y seguros de vida a los agentes, se implementen programas para garantizar sus derechos humanos y se cuente con estrategias que les permitan cumplir adecuadamente su trabajo de salvaguardar la integridad de la población y combatir la inseguridad, sin que de por medio vaya su vida.

Los policías también son seres humanos; aunque para los gobiernos federal y estatal no lo parezcan. Quizá por eso no han hecho ningún pronunciamiento contundente mientras la delincuencia organizada los asesina, ya no sólo en sus días francos, sino frente a sus familias.

Es inhumano que el Presidente Andrés Manuel López Obrador haya defendido a los criminales y pida a los cuerpos de seguridad que respeten sus derechos porque son seres humanos. ¿Y los policías que defienden a la ciudadanía qué son?

En cinco meses de este año, en Zacatecas ya se les arrebató la vida a 27 elementos. En promedio, cada mes se asesinó a 5.4 agentes. Pese a estos hechos aberrantes, el Presidente López Obrador y el Gobernador David Monreal no han emitido mensaje alguno de consuelo para las familias que quedan en la indefensión ni para dar confianza a la sociedad que vive aterrorizada. Mucho menos han realizado acciones para frenar este tipo de hechos, que cada vez son más frecuentes.

Los homicidios contra policías son brutales. No importa si son mujeres u hombres. La delincuencia organizada les vigila. En unas ocasiones les captura, tortura, asesina y luego expone sus cuerpos al colgarlos o abandonarlos en lugares transitados. Otras veces, el ataque es rápido y certero, para quitarles la vida en segundos con ráfagas de balas.

El criminal no tiene códigos de honor. Esperan a que los elementos estén francos para sorprenderlos desarmados. Ahora ya tampoco les importa que estén acompañados de su familia. Así fue el caso del policía municipal de Fresnillo, que el miércoles fue emboscado, a bordo de un vehículo. Él y su hijo, de 13 años, fueron asesinados; y su hija de seis y su esposa resultaron heridas.

El sábado nos conmocionó el homicidio número 27 de un elemento más. Esta vez ocurrió en Guadalupe, cuando el suboficial de la Policía Estatal Preventiva de Zacatecas, de 28 años, fue atacado en un negocio de su propiedad, donde por estar franco se encontraba con su esposa. Sólo él pereció.

Desde este espacio hago un homenaje a las y los policías caídos en cumplimiento de su deber o al estar francos y les expreso mi solidaridad a sus familias.

Exijo a las autoridades federales y estatales que apliquen las estrategias y medidas necesarias para que los responsables de los homicidios sean castigados y sus familias encuentren justicia, pero además para que no vuelvan a ocurrir.

Exhorto a los gobiernos federal, estatal y municipal para que hagan el esfuerzo necesario para capacitar y dotar de armamento y seguros de vida a los agentes, se implementen programas para garantizar sus derechos humanos y se cuente con estrategias que les permitan cumplir adecuadamente su trabajo de salvaguardar la integridad de la población y combatir la inseguridad, sin que de por medio vaya su vida.