El fin de semana pasado, Zacatecas se sumió en la oscuridad y el luto. Siete jóvenes, de entre 14 y 18 años fueron secuestrados, y seis de ellos encontraron un trágico final. Este cruel acto de violencia no solo nos duele profundamente, sino que también refleja la alarmante realidad que enfrentamos en nuestro querido estado.
En los últimos años, Zacatecas ha experimentado un aumento preocupante en los niveles de violencia y la inseguridad. Esto ha generado un clima de temor entre nuestros ciudadanos. En este contexto, es crucial que se analicen de manera reflexiva las políticas y enfoques de seguridad implementados por este gobierno, pues mientras zacatecanos sigan muriendo y desapareciendo en manos del crimen y de manera impune, ninguna estrategia podrá llamarse exitosa.
El Gobernador, elegido para liderar y proteger a los zacatecanos, ha tendido a culpar a lo que él llama la "herencia maldita" como justificación para la situación actual. Sin embargo, nuestros ciudadanos le eligieron con la esperanza de un cambio, no de excusas. Es hora de que asuma la responsabilidad que conlleva su cargo y tome medidas concretas para abordar estos problemas.
Hoy, nuestros corazones están con las familias que han perdido a sus seres queridos. Pero también están llenos de indignación y desesperación. El clamor por justicia se hace eco en las calles de Zacatecas y en los corazones de todos sus habitantes.
Instamos al Gobernador a que actúe enérgicamente y sin demora para poner fin a esta espiral de violencia. No podemos permitir que más vidas se pierdan en nuestras calles. Exigimos un compromiso serio con la seguridad de nuestros ciudadanos.
Además, hacemos un llamado a la Fiscalía para que trabaje incansablemente en esclarecer este caso y en miles de otros casos de personas desaparecidas en nuestro estado. La impunidad no puede seguir reinando. Zacatecas merece justicia, y como sociedad, toda en su conjunto, no podemos descansar hasta lograrlo.
Es crucial que nuestras autoridades de todos los niveles tomen medidas con determinación para combatir la violencia y la inseguridad que afectan a nuestro estado. No podemos permitir que Zacatecas sea conocido por la tragedia, sino por su fuerza, unidad y determinación para superar estos desafíos.
La sangre derramada de nuestros jóvenes clama por un Zacatecas más seguro y justo. No podemos ignorar este llamado. Debemos actuar ahora, en memoria de aquellos que ya no están con nosotros y en honor a las generaciones futuras que merecen un mejor futuro en nuestro amado estado.