/ domingo 10 de octubre de 2021

Mártir de la democracia

A mexicanos insignes se les ha otorgado la Medalla Belisario Domínguez, máximo galardón que otorga el Senado de la República. Recientemente al personal del Sistema Nacional de Salud, Ifigenia Martínez y post mortem a Manuel Velasco-Suárez.

Previo a la entrega de la presea, estuvo precedido del álgido debate parlamentario en el pleno de la Cámara Alta, derivado de que el presidente de la República declinara acudir al recinto parlamentario ante el llamado a faltarle al respeto. En el contexto de provocación y encono que se vive en el país, es oportuno replantearnos y revalorar el legado del político chiapaneco.

Su valentía trasciende el tiempo a pesar de la brevedad de su vida pública. El “mártir de la democracia” como lo define Gonzalo Sánchez de Tagle, en sus cinco décadas de vida, solo un año y siete meses, los dedicó al servicio público como presidente y jefe político de Comitán, Chiapas y senador de la República. De igual forma, son escasos sus textos: dos volantes, cuatro ediciones del periódico El Vate, cuatro intervenciones en el Senado y los dos célebres discursos donde arremeten contra el dictador Victoriano Huerta fechados el 23 y 29 de septiembre de 1913.

“El Senado debe quedar incorruptible, no debe dejarse intimidar por el estado de cosas que se presenta actualmente; solo volviéndonos a encarrilar en el camino que nos marca la ley, la Constitución, es como podemos llegar a salvar a nuestra Patria”, escribió Belisario Domínguez. Y en otro texto, propone: “La Patria os exige que cumpláis con vuestro deber aun con el peligro y aun con la seguridad de perder la existencia”,

En sus textos, sobresale la vena intelectual, reflexiones y pensamientos vigentes. Con la tinta de su pluma, plasmó disertaciones que movieron conciencias, pensamientos e ideas al señalar la corrupción, el dispendio de los recursos, los excesos, abusos del poder y particularmente, gobiernos autoritarios.

Su legado se cimenta en sus sólidas convicciones, ideales y ética. “No fue un político profesional. Más bien, un ciudadano en funciones de político”, define Sánchez Tagle en su libro ´Belisario Domínguez, ciudadano revolucionario’. Es decir, uno de esos pocos personajes de principios inquebrantables y férrea moral, donde la dignidad humana es el camino para el progreso social.

En estos tiempos de crispación, al gobernante, el legislador y el servidor público e incluso al ciudadano, los postulados de Belisario Domínguez, deben ser guía rectora. Como pocos, su arrojo enfrentó al peor de los rivales: el autoritarismo y a la fecha “representa un modelo de valentía ciudadana y un ícono de la libre expresión”.

A mexicanos insignes se les ha otorgado la Medalla Belisario Domínguez, máximo galardón que otorga el Senado de la República. Recientemente al personal del Sistema Nacional de Salud, Ifigenia Martínez y post mortem a Manuel Velasco-Suárez.

Previo a la entrega de la presea, estuvo precedido del álgido debate parlamentario en el pleno de la Cámara Alta, derivado de que el presidente de la República declinara acudir al recinto parlamentario ante el llamado a faltarle al respeto. En el contexto de provocación y encono que se vive en el país, es oportuno replantearnos y revalorar el legado del político chiapaneco.

Su valentía trasciende el tiempo a pesar de la brevedad de su vida pública. El “mártir de la democracia” como lo define Gonzalo Sánchez de Tagle, en sus cinco décadas de vida, solo un año y siete meses, los dedicó al servicio público como presidente y jefe político de Comitán, Chiapas y senador de la República. De igual forma, son escasos sus textos: dos volantes, cuatro ediciones del periódico El Vate, cuatro intervenciones en el Senado y los dos célebres discursos donde arremeten contra el dictador Victoriano Huerta fechados el 23 y 29 de septiembre de 1913.

“El Senado debe quedar incorruptible, no debe dejarse intimidar por el estado de cosas que se presenta actualmente; solo volviéndonos a encarrilar en el camino que nos marca la ley, la Constitución, es como podemos llegar a salvar a nuestra Patria”, escribió Belisario Domínguez. Y en otro texto, propone: “La Patria os exige que cumpláis con vuestro deber aun con el peligro y aun con la seguridad de perder la existencia”,

En sus textos, sobresale la vena intelectual, reflexiones y pensamientos vigentes. Con la tinta de su pluma, plasmó disertaciones que movieron conciencias, pensamientos e ideas al señalar la corrupción, el dispendio de los recursos, los excesos, abusos del poder y particularmente, gobiernos autoritarios.

Su legado se cimenta en sus sólidas convicciones, ideales y ética. “No fue un político profesional. Más bien, un ciudadano en funciones de político”, define Sánchez Tagle en su libro ´Belisario Domínguez, ciudadano revolucionario’. Es decir, uno de esos pocos personajes de principios inquebrantables y férrea moral, donde la dignidad humana es el camino para el progreso social.

En estos tiempos de crispación, al gobernante, el legislador y el servidor público e incluso al ciudadano, los postulados de Belisario Domínguez, deben ser guía rectora. Como pocos, su arrojo enfrentó al peor de los rivales: el autoritarismo y a la fecha “representa un modelo de valentía ciudadana y un ícono de la libre expresión”.