/ lunes 9 de noviembre de 2020

México y elecciones estadounidenses

Derivado de la cercanía geográfica e interrelación entre ambos países, México tiene algo incierto su futuro económico, social, gubernamental y político pues en parte dependemos de la gobernabilidad del presidente estadounidense en turno. De ahí la importancia de conocer su ideología e inteligencia emocional para construir nuevos esquemas de convivencia binacional.

Desafortunadamente nuestro país es altamente dependiente de los Estados Unidos (EEUU) en materia económica pues es principal destino de nuestras exportaciones y nosotros de importaciones, ambas naciones somos significativos socios comerciales. Tenemos alta inversión extranjera directa (IED) de ese país. En asuntos de nuestra política interna históricamente los EEUU es muy injerencista invadiéndonos militarmente cientos de veces, incluso de mala manera se apropió de gran parte de nuestro territorio y actualmente tenemos la mitad de entonces. Ese país no ha permitido que México desarrolle su potencial económico ni cultural como tampoco nuestra ciencia y tecnología conforme el denominado “Tratado de Bucareli”. Agreguemos que estadísticamente un segmento importante del ciudadano estadounidense considera que los mexicanos somos de menor categoría sociobiológica generando así pensamiento y acciones raciales y discriminatorias a nuestra gente, incluso apoyan levantar muros fronterizos. Entre las pugnas binacionales está la exigencia estadounidense de que México combata muy intensamente el narcotráfico y hasta nos evalúan de no cumplir con sus cifras, pero una vez que la droga está en territorio de EEUU ya no se sabe de arresto alguno a grandes capos estadounidenses, es muy conocido que en varias ciudades existen plazas públicas donde hay consumo de droga bajo vigilancia policial o ya se legalizó, ellos consumen y nosotros ponemos los muertos.

En procesos electorales estadounidenses sólo compite la derecha política pues ambos partidos, Republicano y Demócrata, tienen poca variante en cuanto a humanismo, pero no en finanzas, economía y militarismo internacionales. Ello a diferencia de México que tenemos amplia gama de partidos políticos y grupos de presión con ideología desde derecha a izquierda, complicando así nuestra construcción democrática según correlación de fuerzas en tiempo y circunstancia. Agreguemos la ambición estadounidense sobre nuestros recursos naturales y monetarios.

De lo anterior resulta indispensable que el Estado mexicano sea hábil e inteligente para construir acuerdos con el gobierno estadounidense a la par de hacerlo dentro con todos los actores de la política mexicana, sin descartar que políticos y empresarios de pensamiento conservador y extranjerizante también negociarán con el presidente de ese país.





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Derivado de la cercanía geográfica e interrelación entre ambos países, México tiene algo incierto su futuro económico, social, gubernamental y político pues en parte dependemos de la gobernabilidad del presidente estadounidense en turno. De ahí la importancia de conocer su ideología e inteligencia emocional para construir nuevos esquemas de convivencia binacional.

Desafortunadamente nuestro país es altamente dependiente de los Estados Unidos (EEUU) en materia económica pues es principal destino de nuestras exportaciones y nosotros de importaciones, ambas naciones somos significativos socios comerciales. Tenemos alta inversión extranjera directa (IED) de ese país. En asuntos de nuestra política interna históricamente los EEUU es muy injerencista invadiéndonos militarmente cientos de veces, incluso de mala manera se apropió de gran parte de nuestro territorio y actualmente tenemos la mitad de entonces. Ese país no ha permitido que México desarrolle su potencial económico ni cultural como tampoco nuestra ciencia y tecnología conforme el denominado “Tratado de Bucareli”. Agreguemos que estadísticamente un segmento importante del ciudadano estadounidense considera que los mexicanos somos de menor categoría sociobiológica generando así pensamiento y acciones raciales y discriminatorias a nuestra gente, incluso apoyan levantar muros fronterizos. Entre las pugnas binacionales está la exigencia estadounidense de que México combata muy intensamente el narcotráfico y hasta nos evalúan de no cumplir con sus cifras, pero una vez que la droga está en territorio de EEUU ya no se sabe de arresto alguno a grandes capos estadounidenses, es muy conocido que en varias ciudades existen plazas públicas donde hay consumo de droga bajo vigilancia policial o ya se legalizó, ellos consumen y nosotros ponemos los muertos.

En procesos electorales estadounidenses sólo compite la derecha política pues ambos partidos, Republicano y Demócrata, tienen poca variante en cuanto a humanismo, pero no en finanzas, economía y militarismo internacionales. Ello a diferencia de México que tenemos amplia gama de partidos políticos y grupos de presión con ideología desde derecha a izquierda, complicando así nuestra construcción democrática según correlación de fuerzas en tiempo y circunstancia. Agreguemos la ambición estadounidense sobre nuestros recursos naturales y monetarios.

De lo anterior resulta indispensable que el Estado mexicano sea hábil e inteligente para construir acuerdos con el gobierno estadounidense a la par de hacerlo dentro con todos los actores de la política mexicana, sin descartar que políticos y empresarios de pensamiento conservador y extranjerizante también negociarán con el presidente de ese país.





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