/ martes 26 de marzo de 2019

Mi fortuito encuentro con Luis Donaldo Colosio

Estaba en curso el sexenio gubernamental de Carlos Salinas y yo tenía buenos amigos en el ámbito político. Un amigo mío de hacía buen tiempo me invitó a comer a un restaurante cercano a la sede del PRI en la Ciudad de México, allá por los inicios de 1992. El lugar al que fuimos, una cantina con estupenda comida, era acostumbrado por las elites políticas, especialmente las del PRI. Cuando llegamos ahí estaba Luís Donaldo Colosio, a la postre secretario de Desarrollo Social, a quien el amigo con el que yo iba conocía muy bien. Colosio estaba solo, esperando a alguien, y nos pidió que lo acompañáramos mientras llegaba a quien esperaba.

No quise desaprovechar la oportunidad de hablar de política con quien en ese tiempo sabía mucho al respecto, precisamente Colosio. Lejos él de ignorarme en mis cuestiones respecto del escenario político nacional de ese entonces, con plática muy pulida y con sinceras ganas de responder a mis preguntas, las contestó además de manera muy conocedora de la temática nacional.

Debo decir, que acostumbrado como está uno al lenguaje demagógico de muchos de los políticos, los razonamientos de él me parecieron comprensibles y sin censura alguna, porque no exentaba de críticas fundadas ni al mismo PRI ni a la misma Presidencia de la República de ese momento, además de por supuesto a los otros partidos y políticos. Y claro que en sus comentarios no atacaba a las personas, sino a las deficiencias gubernativas y partidarias.

Al respecto de su asesinato, soy, al igual que muchos a quienes les tocó vivir el momento de ese crimen, uno que no cree en el asesino solitario. Y sí en ese tiempo, hasta mis amistades del PRI me platicaban que el rumor estaba incluso entre los mismos altos dirigentes de ese partido era que Carlos Salinas de Gortari, amigo muy cercano a Colosio, lo había mandado matar. Debo añadir que en lo personal nunca creí en esa versión.

Y sí, incluso en los teatros de la Ciudad de México, los sketches de los cómicos (Palillo, Borolas y demás) se hacía constante alusión a ese tema. Léase a ese respecto enseguida el siguiente sketch de la época.

Llega Luis Donaldo Colosio al cielo todavía con cara de sorpresa y pregunta a San Pedro: "San Pedro ¿quién me asesinó?" Y San Pedro responde: "Mira que no puedo decirte". Tanto ruega Luis Donaldo, que San Pedro le dice: "Te lo voy a decir en forma de acertijo: te ha matado una ardilla". Luis Donaldo queda en las mismas y después de mucho romperse la cabeza decide ir a la biblioteca divina y consultar una enciclopedia: ARDILLA, decía la enciclopedia, es un animal de escaso pelaje y de orejas grandes que habita en Los Pinos”. (http://personales.upv.es/alperez/Ficheros/Chistes/060.htm)


Estaba en curso el sexenio gubernamental de Carlos Salinas y yo tenía buenos amigos en el ámbito político. Un amigo mío de hacía buen tiempo me invitó a comer a un restaurante cercano a la sede del PRI en la Ciudad de México, allá por los inicios de 1992. El lugar al que fuimos, una cantina con estupenda comida, era acostumbrado por las elites políticas, especialmente las del PRI. Cuando llegamos ahí estaba Luís Donaldo Colosio, a la postre secretario de Desarrollo Social, a quien el amigo con el que yo iba conocía muy bien. Colosio estaba solo, esperando a alguien, y nos pidió que lo acompañáramos mientras llegaba a quien esperaba.

No quise desaprovechar la oportunidad de hablar de política con quien en ese tiempo sabía mucho al respecto, precisamente Colosio. Lejos él de ignorarme en mis cuestiones respecto del escenario político nacional de ese entonces, con plática muy pulida y con sinceras ganas de responder a mis preguntas, las contestó además de manera muy conocedora de la temática nacional.

Debo decir, que acostumbrado como está uno al lenguaje demagógico de muchos de los políticos, los razonamientos de él me parecieron comprensibles y sin censura alguna, porque no exentaba de críticas fundadas ni al mismo PRI ni a la misma Presidencia de la República de ese momento, además de por supuesto a los otros partidos y políticos. Y claro que en sus comentarios no atacaba a las personas, sino a las deficiencias gubernativas y partidarias.

Al respecto de su asesinato, soy, al igual que muchos a quienes les tocó vivir el momento de ese crimen, uno que no cree en el asesino solitario. Y sí en ese tiempo, hasta mis amistades del PRI me platicaban que el rumor estaba incluso entre los mismos altos dirigentes de ese partido era que Carlos Salinas de Gortari, amigo muy cercano a Colosio, lo había mandado matar. Debo añadir que en lo personal nunca creí en esa versión.

Y sí, incluso en los teatros de la Ciudad de México, los sketches de los cómicos (Palillo, Borolas y demás) se hacía constante alusión a ese tema. Léase a ese respecto enseguida el siguiente sketch de la época.

Llega Luis Donaldo Colosio al cielo todavía con cara de sorpresa y pregunta a San Pedro: "San Pedro ¿quién me asesinó?" Y San Pedro responde: "Mira que no puedo decirte". Tanto ruega Luis Donaldo, que San Pedro le dice: "Te lo voy a decir en forma de acertijo: te ha matado una ardilla". Luis Donaldo queda en las mismas y después de mucho romperse la cabeza decide ir a la biblioteca divina y consultar una enciclopedia: ARDILLA, decía la enciclopedia, es un animal de escaso pelaje y de orejas grandes que habita en Los Pinos”. (http://personales.upv.es/alperez/Ficheros/Chistes/060.htm)