/ martes 26 de octubre de 2021

Miscelánea fiscal 2022

Luego de una “intensa” discusión entre circo, maroma y teatro, la Cámara de Diputados aprobó en lo particular, la miscelánea fiscal para el ejercicio 2022. Ahora, corresponde el turno al Senado de la República, para que una vez revisado y aprobado el paquete fiscal, regrese al recinto legislativo de San Lázaro y con ello terminar su proceso legislativo.

De acuerdo a nuestra Constitución Federal, es obligación de los mexicanos contribuir al gasto público de la federación, estado o municipio, de manera proporcional y equitativa. Dicha máxima constitucional, se encuentra consagrada en un conocido refrán que acertadamente dice: “en la vida, lo único seguro es la muerte y pagar impuestos”. Y es que cuando se trata de discutir temas que repercuten en los bolsillos de las y los mexicanos, ya es habitual que se produzcan opiniones encontradas que, critiquen o aplaudan, las decisiones que toman los diferentes grupos parlamentarios.

La miscelánea fiscal es un instrumento con vigencia anual, emitido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, previa aprobación del Congreso de la Unión, que congrega las disposiciones sobre la captación de ingresos, y que da lugar a una serie de reformas a los diferentes cuerpos normativos en materia tributaria, para el cumplimento de sus objetivos.

El proyecto 2022, mucho se ha por sus implicaciones y por el “terrorismo fiscal” que para algunos representa. La obligación de inscripción a los jóvenes, una vez cumplida la mayoría de edad, en el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y la limitación para las deducciones de impuestos por donativos, son dos de los temas con mayor controversia e impacto hacia los contribuyentes. Pero ¿es tan grave? El tiempo lo dirá. Por un lado tenemos el abuso y la operación ilegal que realizan las empresas factureras, a quienes se les atribuye la responsabilidad de utilizar a jóvenes para maquillar sus movimientos y así poder evadir el pago de impuestos; mientras que por el otro lado, éste pudiera considerarse un nuevo intento del Gobierno Federal para la construcción del sistema de identificación ciudadana que con anterioridad ya han intentado. Es decir, vemos a la autoridad siendo autoridad, cuidando “lo suyo”, que no es suyo, pero en su papel irrestricto de administrador y defensor de los recursos públicos, y también a un Estado que a toda costa busca un padrón para la vigilancia masiva e indiscriminada de los ciudadanos.

Sobre la polémica en cuanto a los límites de deducibilidad de las donaciones: además de que ya existían determinados límites, considero no deberían existir beneficios fiscales para los donantes, que la satisfacción resida en el acto de donar y no en los estímulos fiscales que se obtienen por ello.

Como lo advertí, hay cuestiones que gustan a unos e irritan a otros, lo triste de todo el asunto es el nivel de debate y lo absurdos que llegan a ser algunos de nuestros legisladores cuando deben demostrar un mínimo de pericia en los temas que se abordan.

Luego de una “intensa” discusión entre circo, maroma y teatro, la Cámara de Diputados aprobó en lo particular, la miscelánea fiscal para el ejercicio 2022. Ahora, corresponde el turno al Senado de la República, para que una vez revisado y aprobado el paquete fiscal, regrese al recinto legislativo de San Lázaro y con ello terminar su proceso legislativo.

De acuerdo a nuestra Constitución Federal, es obligación de los mexicanos contribuir al gasto público de la federación, estado o municipio, de manera proporcional y equitativa. Dicha máxima constitucional, se encuentra consagrada en un conocido refrán que acertadamente dice: “en la vida, lo único seguro es la muerte y pagar impuestos”. Y es que cuando se trata de discutir temas que repercuten en los bolsillos de las y los mexicanos, ya es habitual que se produzcan opiniones encontradas que, critiquen o aplaudan, las decisiones que toman los diferentes grupos parlamentarios.

La miscelánea fiscal es un instrumento con vigencia anual, emitido por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, previa aprobación del Congreso de la Unión, que congrega las disposiciones sobre la captación de ingresos, y que da lugar a una serie de reformas a los diferentes cuerpos normativos en materia tributaria, para el cumplimento de sus objetivos.

El proyecto 2022, mucho se ha por sus implicaciones y por el “terrorismo fiscal” que para algunos representa. La obligación de inscripción a los jóvenes, una vez cumplida la mayoría de edad, en el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y la limitación para las deducciones de impuestos por donativos, son dos de los temas con mayor controversia e impacto hacia los contribuyentes. Pero ¿es tan grave? El tiempo lo dirá. Por un lado tenemos el abuso y la operación ilegal que realizan las empresas factureras, a quienes se les atribuye la responsabilidad de utilizar a jóvenes para maquillar sus movimientos y así poder evadir el pago de impuestos; mientras que por el otro lado, éste pudiera considerarse un nuevo intento del Gobierno Federal para la construcción del sistema de identificación ciudadana que con anterioridad ya han intentado. Es decir, vemos a la autoridad siendo autoridad, cuidando “lo suyo”, que no es suyo, pero en su papel irrestricto de administrador y defensor de los recursos públicos, y también a un Estado que a toda costa busca un padrón para la vigilancia masiva e indiscriminada de los ciudadanos.

Sobre la polémica en cuanto a los límites de deducibilidad de las donaciones: además de que ya existían determinados límites, considero no deberían existir beneficios fiscales para los donantes, que la satisfacción resida en el acto de donar y no en los estímulos fiscales que se obtienen por ello.

Como lo advertí, hay cuestiones que gustan a unos e irritan a otros, lo triste de todo el asunto es el nivel de debate y lo absurdos que llegan a ser algunos de nuestros legisladores cuando deben demostrar un mínimo de pericia en los temas que se abordan.