/ domingo 18 de abril de 2021

Mujeres en la maquila y la precariedad laboral

Históricamente, las mujeres han estado en desventaja en el ámbito social, económico y político. Visibilizar las condiciones en las que se encuentran en cada rincón y en cada sector de nuestra sociedad es prioritario para alcanzar de manera progresiva su bienestar y equidad. Con los diversos efectos del Covid-19, la vida laboral se ha deteriorado y en particular de las trabajadoras que se encuentran en el sector de la maquila donde las condiciones de empleo son precarias, situación laboral incierta, falta de capacitación técnica y los bajos salarios que no alcanzan para adquirir lo necesario en el sustento del hogar.

La industria de la maquila está integrada principalmente por el sector femenino. Al contraerse la economía por los efectos de la pandemia, se cerraron múltiples fuentes de empleo o se recortaron los salarios y las prestaciones. De octubre a diciembre del año pasado, sólo estaban empleadas 34% de las mujeres de este sector, es decir. 2.4 millones tenían empleo.

El estudio Las trabajadoras de la maquila ante el COVID-19: testimonios de su dura realidad, elaborado por la defensora Blanca Velázquez Díaz para la Fundación Friedrich Ebert, revela el frágil entorno de estas mujeres. El informe recoge diversos testimonios, en su mayoría de indígenas provenientes de zonas rurales o pequeñas comunidades urbanas que laboran en la industria textil en el estado de Morelos. Su grado de escolaridad es de primaria y secundaria y “enfrentan situaciones de discriminación por género, maltratos físicos y psicológicos por parte de sus compañeros o jefes de área”, sin dejar de lado afectaciones a su salud mental y emocional, lo que se traduce en violaciones a sus derechos humanos y laborales.

“La verdad me siento muy triste y deprimida por todo esto que está pasando, no tengo un ingreso seguro ya que la empresa nos está pagando solo la mitad del salario”, describe su realidad Vicky, una las voces plasmadas en el estudio de la Fundación Friedrich Ebert.

Ante este diagnóstico es urgente que la Secretaría de Salud y sus homólogas vigilen las condiciones sanitarias en las que laboran las trabajadoras, se implementen ferias y servicios preventivos de la salud para detectar cualquier afectación. Por su parte la Secretaría del Trabajo y Previsión Social debe verificar y en su caso corregir cuando se vulneren las condiciones laborales en los centros de maquila.

Para que todas las mexicanas gocen de libertad, igualdad, plenitud de desarrollo y vivan libres de violencia, es necesario erradicar la explotación laboral. Todo trabajo digno y bien remunerado, empodera a las mujeres.

Históricamente, las mujeres han estado en desventaja en el ámbito social, económico y político. Visibilizar las condiciones en las que se encuentran en cada rincón y en cada sector de nuestra sociedad es prioritario para alcanzar de manera progresiva su bienestar y equidad. Con los diversos efectos del Covid-19, la vida laboral se ha deteriorado y en particular de las trabajadoras que se encuentran en el sector de la maquila donde las condiciones de empleo son precarias, situación laboral incierta, falta de capacitación técnica y los bajos salarios que no alcanzan para adquirir lo necesario en el sustento del hogar.

La industria de la maquila está integrada principalmente por el sector femenino. Al contraerse la economía por los efectos de la pandemia, se cerraron múltiples fuentes de empleo o se recortaron los salarios y las prestaciones. De octubre a diciembre del año pasado, sólo estaban empleadas 34% de las mujeres de este sector, es decir. 2.4 millones tenían empleo.

El estudio Las trabajadoras de la maquila ante el COVID-19: testimonios de su dura realidad, elaborado por la defensora Blanca Velázquez Díaz para la Fundación Friedrich Ebert, revela el frágil entorno de estas mujeres. El informe recoge diversos testimonios, en su mayoría de indígenas provenientes de zonas rurales o pequeñas comunidades urbanas que laboran en la industria textil en el estado de Morelos. Su grado de escolaridad es de primaria y secundaria y “enfrentan situaciones de discriminación por género, maltratos físicos y psicológicos por parte de sus compañeros o jefes de área”, sin dejar de lado afectaciones a su salud mental y emocional, lo que se traduce en violaciones a sus derechos humanos y laborales.

“La verdad me siento muy triste y deprimida por todo esto que está pasando, no tengo un ingreso seguro ya que la empresa nos está pagando solo la mitad del salario”, describe su realidad Vicky, una las voces plasmadas en el estudio de la Fundación Friedrich Ebert.

Ante este diagnóstico es urgente que la Secretaría de Salud y sus homólogas vigilen las condiciones sanitarias en las que laboran las trabajadoras, se implementen ferias y servicios preventivos de la salud para detectar cualquier afectación. Por su parte la Secretaría del Trabajo y Previsión Social debe verificar y en su caso corregir cuando se vulneren las condiciones laborales en los centros de maquila.

Para que todas las mexicanas gocen de libertad, igualdad, plenitud de desarrollo y vivan libres de violencia, es necesario erradicar la explotación laboral. Todo trabajo digno y bien remunerado, empodera a las mujeres.