/ miércoles 20 de junio de 2018

Ni muy muy...

Con frecuencia escuchamos a los docentes y a otros profesionistas que se dirigen a padres de familia pidiendo tolerancia para los hijos y nos hacen una serie de recomendaciones que en ocasiones nos llevan a cuestionarnos sobre el papel que estamos realizando como papás y es imposible no sentir algo de angustia o temor al pensar que pudiéramos estar cometiendo algunos errores.

Por otra parte, la difusión de los derechos de los niños ha sido difundida a tal magnitud que, son ellos mismos quienes se encargan de hacer vera papá y mamá e incluso a sus maestros en las escuelas, sobre los posibles errores que pudieran estar cometiendo en lo que a su educación se refiere. Sin que esto garantice que tienen la razón.

Con frecuencia, sucede en algunas familias que, los papás desconocen si lo que sus hijos les dicen está o no escrito en algún documento, el caso es que, si se sienten amedrentados, ceden ante lo que sus hijos llaman necesidades y que en realidad en ocasiones resultan ser solamente caprichos. Lo más grave es ver como haciendo uso de su gran capacidad e inteligencia, algunas veces los chicos acuden a otros recursos, como el chantaje, para conseguir sus propósitos.

Alguna vez leí a Elizabeth B. Hurlok, quien afirma que la herencia y el medio ambiente determinan el nivel intelectual del individuo y en ocasiones los padres atribuimos algunas actitudes negativas de nuestros hijos a un muy alto nivel de inteligencia, al grado de disculpar sus malas acciones e incluso justificar su comportamiento inadecuado.

Y es justamente a punto de finalizar el ciclo escolar cuando los docentes podemos percibir como los padres, caen en el chantaje de sus hijos, pero además se vuelven cómplices de ellos para justificar sus actos de irresponsabilidad, flojera, falta de compromiso o interés etc.

Para finalizar el ciclo escolar próximo pasado, una de mis compañeras Maestras de primaria, me compartía su experiencia vivida con los padres de los alumnos que le tocó atender en un grupo de sexto grado en una comunidad cercana: _ Es que usted les debe recibir todos los trabajos que no le hanentregado, aunque hayan pasado meses. Le decía un padre desesperado, mientras que otra señora pedía que pusiera a su hijo a pintar arbolitos o a barrer la escuela, pero que por favor no le reprobara el año. Uno de los papás se veía muy serio, sin embargo, al final se animó a levantar la mano para decir: es que yo creo que, en sexto deben de pasar a fuerzas, yo ya le compré la ropa para la clausura y tengo todo listo para la cena.

Es necesario revisar, qué estamos haciendo en la formación de valores desde casa. Es totalmente indispensable aprender a conocer a los hijos; sus ideas, la forma como se desenvuelve en la escuela, la periodicidad con la que realiza las tareas y sobre todo cuando expresa de verdad sus ideas y sentimientos y cuando está solamente intentando realizar un chantaje hacia sus papás.Otro ejemplo es el de un padre de familia que, este ciclo escolar decidió sacar de una escuela secundaria a su hijo porque los Maestros eran muy exigentes y le estaban ocasionando un daño psicológico, así que buscaría otra escuela donde su hijo se sintiera más cómodo y donde los docentes no lo presionaran con tanto trabajo.

Cuando los padres cedemos a caprichos como este y no somos firmes a la hora de tomar decisiones, lo más probable es que en el futuro los chicos no sean capaces de resolver los problemas que se le presentan en su vida cotidiana y que siempre tenga que estar buscando excusas para justificar el no querer hacer las cosas. Siempre hay que poner límites pues de lo contrario estaremos expuestos a chantajes emocionales.

Es bueno demostrar el amor hacia los hijos y tener tolerancia, pero es justamente por lo mucho que les queremos que debemos actuar; ni muy, muy, ni tan, tan.

Educar seres humanos felices, es tarea de todos.


Con frecuencia escuchamos a los docentes y a otros profesionistas que se dirigen a padres de familia pidiendo tolerancia para los hijos y nos hacen una serie de recomendaciones que en ocasiones nos llevan a cuestionarnos sobre el papel que estamos realizando como papás y es imposible no sentir algo de angustia o temor al pensar que pudiéramos estar cometiendo algunos errores.

Por otra parte, la difusión de los derechos de los niños ha sido difundida a tal magnitud que, son ellos mismos quienes se encargan de hacer vera papá y mamá e incluso a sus maestros en las escuelas, sobre los posibles errores que pudieran estar cometiendo en lo que a su educación se refiere. Sin que esto garantice que tienen la razón.

Con frecuencia, sucede en algunas familias que, los papás desconocen si lo que sus hijos les dicen está o no escrito en algún documento, el caso es que, si se sienten amedrentados, ceden ante lo que sus hijos llaman necesidades y que en realidad en ocasiones resultan ser solamente caprichos. Lo más grave es ver como haciendo uso de su gran capacidad e inteligencia, algunas veces los chicos acuden a otros recursos, como el chantaje, para conseguir sus propósitos.

Alguna vez leí a Elizabeth B. Hurlok, quien afirma que la herencia y el medio ambiente determinan el nivel intelectual del individuo y en ocasiones los padres atribuimos algunas actitudes negativas de nuestros hijos a un muy alto nivel de inteligencia, al grado de disculpar sus malas acciones e incluso justificar su comportamiento inadecuado.

Y es justamente a punto de finalizar el ciclo escolar cuando los docentes podemos percibir como los padres, caen en el chantaje de sus hijos, pero además se vuelven cómplices de ellos para justificar sus actos de irresponsabilidad, flojera, falta de compromiso o interés etc.

Para finalizar el ciclo escolar próximo pasado, una de mis compañeras Maestras de primaria, me compartía su experiencia vivida con los padres de los alumnos que le tocó atender en un grupo de sexto grado en una comunidad cercana: _ Es que usted les debe recibir todos los trabajos que no le hanentregado, aunque hayan pasado meses. Le decía un padre desesperado, mientras que otra señora pedía que pusiera a su hijo a pintar arbolitos o a barrer la escuela, pero que por favor no le reprobara el año. Uno de los papás se veía muy serio, sin embargo, al final se animó a levantar la mano para decir: es que yo creo que, en sexto deben de pasar a fuerzas, yo ya le compré la ropa para la clausura y tengo todo listo para la cena.

Es necesario revisar, qué estamos haciendo en la formación de valores desde casa. Es totalmente indispensable aprender a conocer a los hijos; sus ideas, la forma como se desenvuelve en la escuela, la periodicidad con la que realiza las tareas y sobre todo cuando expresa de verdad sus ideas y sentimientos y cuando está solamente intentando realizar un chantaje hacia sus papás.Otro ejemplo es el de un padre de familia que, este ciclo escolar decidió sacar de una escuela secundaria a su hijo porque los Maestros eran muy exigentes y le estaban ocasionando un daño psicológico, así que buscaría otra escuela donde su hijo se sintiera más cómodo y donde los docentes no lo presionaran con tanto trabajo.

Cuando los padres cedemos a caprichos como este y no somos firmes a la hora de tomar decisiones, lo más probable es que en el futuro los chicos no sean capaces de resolver los problemas que se le presentan en su vida cotidiana y que siempre tenga que estar buscando excusas para justificar el no querer hacer las cosas. Siempre hay que poner límites pues de lo contrario estaremos expuestos a chantajes emocionales.

Es bueno demostrar el amor hacia los hijos y tener tolerancia, pero es justamente por lo mucho que les queremos que debemos actuar; ni muy, muy, ni tan, tan.

Educar seres humanos felices, es tarea de todos.


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