/ lunes 12 de julio de 2021

Niñez mexicana y su futuro

El cambio social se logra con el impulso, la participación y las acciones de las nuevas generaciones, en este sentido, nuestra niñez mexicana tomará en un futuro el timón de nuestro país y trazará su destino. A la par, enfrentará múltiples retos socioeconómicos, políticos, ambientales y culturales.

Ese porvenir depende del actual entorno en que se desarrollan y crecen. La Red por los Derechos de la Infancia (Redim) ha documentado que a lo largo de cuatro meses de la pandemia, diariamente fueron asesinados siete menores. 3.2 millones de infantes de entre 5 y 17 años trabajan, en muchos de los casos realizan actividades peligrosas y no remuneradas, incluyendo trabajos domésticos.

Otros datos a considerar. Dos de cada diez niños menores de cinco años, no alcanzan el desarrollo adecuado; 12 mil 740 fueron deportados de Estados Unidos en 2019; el acceso universal a la educación básica es lejano, particularmente en las comunidades indígenas de alta o muy alta marginación; el 36.5% en edad escolar padecen sobrepeso y obesidad; revela el Informe Anual 2019, UNICEF México.

En este contexto, para el ciclo escolar 2020-2021 se inscribieron 32.9 millones. La cifra representa solo el 60% de la población entre los 3 a los 29 años. Por falta de recursos o motivos asociados al Covid-19, el 9.6%, es decir, 5.2 millones, no cursaron la educación básica de acuerdo con el INEGI.

Enviarlos a la escuela, no es un lugar seguro. No garantizamos su desarrollo y formación de personalidad e intelectual. Recientemente la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, A.C. (ODI) ha documentado que en las aulas de siete estados operan grupos delictivos que se dedican a la explotación sexual infantil donde maestros, directivos, personal administrativo e intendencia han abusado de los alumnos dentro y fuera de los planteles, incluso han sido videograbados con fines de pornografía infantil.

En el relato de la ODI se detectaron conductas sobre explotación sexual, pederastia y pornografía. “De manera consistente, niños y niñas describen ser penetrados con jeringas con agua, con popotes o con papeles sucios, incluso manchados con excremento”. En muchos de los casos son obligados a participar por sus mismos compañeros y “refieren ser grabados o fotografiados”. Terriblemente preocupante que en los centros educativos se incuben diversas manifestaciones de inadmisible perversidad.

“En cada niño nace la humanidad”, frase acuñada por el dramaturgo Jacinto Benavente. ¿Qué país vamos a heredar y cómo estamos labrando su destino? Esa es la disyuntiva de una sociedad que no debe abandonar a nuestra niñez mexicana.

El cambio social se logra con el impulso, la participación y las acciones de las nuevas generaciones, en este sentido, nuestra niñez mexicana tomará en un futuro el timón de nuestro país y trazará su destino. A la par, enfrentará múltiples retos socioeconómicos, políticos, ambientales y culturales.

Ese porvenir depende del actual entorno en que se desarrollan y crecen. La Red por los Derechos de la Infancia (Redim) ha documentado que a lo largo de cuatro meses de la pandemia, diariamente fueron asesinados siete menores. 3.2 millones de infantes de entre 5 y 17 años trabajan, en muchos de los casos realizan actividades peligrosas y no remuneradas, incluyendo trabajos domésticos.

Otros datos a considerar. Dos de cada diez niños menores de cinco años, no alcanzan el desarrollo adecuado; 12 mil 740 fueron deportados de Estados Unidos en 2019; el acceso universal a la educación básica es lejano, particularmente en las comunidades indígenas de alta o muy alta marginación; el 36.5% en edad escolar padecen sobrepeso y obesidad; revela el Informe Anual 2019, UNICEF México.

En este contexto, para el ciclo escolar 2020-2021 se inscribieron 32.9 millones. La cifra representa solo el 60% de la población entre los 3 a los 29 años. Por falta de recursos o motivos asociados al Covid-19, el 9.6%, es decir, 5.2 millones, no cursaron la educación básica de acuerdo con el INEGI.

Enviarlos a la escuela, no es un lugar seguro. No garantizamos su desarrollo y formación de personalidad e intelectual. Recientemente la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, A.C. (ODI) ha documentado que en las aulas de siete estados operan grupos delictivos que se dedican a la explotación sexual infantil donde maestros, directivos, personal administrativo e intendencia han abusado de los alumnos dentro y fuera de los planteles, incluso han sido videograbados con fines de pornografía infantil.

En el relato de la ODI se detectaron conductas sobre explotación sexual, pederastia y pornografía. “De manera consistente, niños y niñas describen ser penetrados con jeringas con agua, con popotes o con papeles sucios, incluso manchados con excremento”. En muchos de los casos son obligados a participar por sus mismos compañeros y “refieren ser grabados o fotografiados”. Terriblemente preocupante que en los centros educativos se incuben diversas manifestaciones de inadmisible perversidad.

“En cada niño nace la humanidad”, frase acuñada por el dramaturgo Jacinto Benavente. ¿Qué país vamos a heredar y cómo estamos labrando su destino? Esa es la disyuntiva de una sociedad que no debe abandonar a nuestra niñez mexicana.