/ martes 7 de mayo de 2019

Notables periodistas

Recientemente el Presidente AMLO destacó con elogios la trayectoria de Carlos Payán, fundador del periódico La Jornada. AMLO se reunió en Palacio Nacional con Payán, y compartió una fotografía con él posando al lado de la silla presidencial.

En esa oportunidad el Presidente comparó a Payán con Daniel Cabrera, periodista y caricaturista cofundador y director del diario satírico El Hijo del Ahuizote, periódico anti-porfirista de principios del siglo XX. Payán es “el Daniel Cabrera de nuestro tiempo”, externó López Obrador en su cuenta de Twitter.

Sin quitar mérito alguno a Payán, quien, contra viento y marea, ayudó decisivamente a sentar bases para un periodismo crítico en México, pero también hay otros que en mucho han contribuido en enorme medida a que tengamos libertad para escribir y expresar lo que pensamos, especialmente cuando se trata de criticar los excesos gubernamentales sin partidarismo alguno, tomando como principio en la formulación de nuestras opiniones la verdad pública.

Tuve en mi caso oportunidad de conocer de cerca a dos para mí grandes periodistas, a quienes sigo admirando: Julio Scherer García y Miguel Ángel Granados Chapa. Con el primero hubo posibilidades de charlar con él en dos ocasiones, de manera completamente informal, primero en su oficina de Excélsior, y segundo, en una fiesta de uno de los cercanos colaboradores de él, quien era el papá de una amiga mía. Y también participé en las protestas públicas por la imposición por parte del gobierno de Luis Echeverría de Regino Díaz Redondo como director de Excélsior, después de echar a Scherer de su periódico por permitir la crítica de Gastón García Cantú, profesor universitario, al Presidente de la República.

Con Granados Chapa fue más nutrida la relación. Él fue uno de mis profesores en la UNAM, uno de los mejores que he tenido, con quien luego tuve amistad, pues coincidimos, ya yo como profesor en la ENEP-Acatlán de la UNAM. Tanto como editorialista primordial de Excélsior, como directivo y colaborador cotidiano de La Jornada, Granados Chapa fue crítico sumamente versado en los temas que abordaba, lo cual emprendía con respeto, pero sin perder el encuadre crítico.

Me tocó en dos ocasiones estar con él en Radio Educación, cuando yo estaba redactando mi tesis de licenciatura, y él era director de esa estación de radio, así como en las oficinas de La Jornada, viendo yo con asombro cómo, mientras él platicaba conmigo, contestaba el teléfono, atendía a sus ayudantes y demás, y sin corregir algo del escrito que hacía, siempre con un encuadre crítico, ameno y con sentido racional.

Sin querer menospreciar en algo a alguien, pero no veo a muchos en la actualidad de la prensa diaria de México que tengan el nivel de estos dos grandes periodistas: críticos, pero muy bien fundados, procurando en todo momento el bienestar comunitario.


Recientemente el Presidente AMLO destacó con elogios la trayectoria de Carlos Payán, fundador del periódico La Jornada. AMLO se reunió en Palacio Nacional con Payán, y compartió una fotografía con él posando al lado de la silla presidencial.

En esa oportunidad el Presidente comparó a Payán con Daniel Cabrera, periodista y caricaturista cofundador y director del diario satírico El Hijo del Ahuizote, periódico anti-porfirista de principios del siglo XX. Payán es “el Daniel Cabrera de nuestro tiempo”, externó López Obrador en su cuenta de Twitter.

Sin quitar mérito alguno a Payán, quien, contra viento y marea, ayudó decisivamente a sentar bases para un periodismo crítico en México, pero también hay otros que en mucho han contribuido en enorme medida a que tengamos libertad para escribir y expresar lo que pensamos, especialmente cuando se trata de criticar los excesos gubernamentales sin partidarismo alguno, tomando como principio en la formulación de nuestras opiniones la verdad pública.

Tuve en mi caso oportunidad de conocer de cerca a dos para mí grandes periodistas, a quienes sigo admirando: Julio Scherer García y Miguel Ángel Granados Chapa. Con el primero hubo posibilidades de charlar con él en dos ocasiones, de manera completamente informal, primero en su oficina de Excélsior, y segundo, en una fiesta de uno de los cercanos colaboradores de él, quien era el papá de una amiga mía. Y también participé en las protestas públicas por la imposición por parte del gobierno de Luis Echeverría de Regino Díaz Redondo como director de Excélsior, después de echar a Scherer de su periódico por permitir la crítica de Gastón García Cantú, profesor universitario, al Presidente de la República.

Con Granados Chapa fue más nutrida la relación. Él fue uno de mis profesores en la UNAM, uno de los mejores que he tenido, con quien luego tuve amistad, pues coincidimos, ya yo como profesor en la ENEP-Acatlán de la UNAM. Tanto como editorialista primordial de Excélsior, como directivo y colaborador cotidiano de La Jornada, Granados Chapa fue crítico sumamente versado en los temas que abordaba, lo cual emprendía con respeto, pero sin perder el encuadre crítico.

Me tocó en dos ocasiones estar con él en Radio Educación, cuando yo estaba redactando mi tesis de licenciatura, y él era director de esa estación de radio, así como en las oficinas de La Jornada, viendo yo con asombro cómo, mientras él platicaba conmigo, contestaba el teléfono, atendía a sus ayudantes y demás, y sin corregir algo del escrito que hacía, siempre con un encuadre crítico, ameno y con sentido racional.

Sin querer menospreciar en algo a alguien, pero no veo a muchos en la actualidad de la prensa diaria de México que tengan el nivel de estos dos grandes periodistas: críticos, pero muy bien fundados, procurando en todo momento el bienestar comunitario.