/ lunes 19 de abril de 2021

Nuestro campo nos necesita

La nobleza de nuestra tierra es tanta, que ha colocado a Zacatecas como potencia agroalimentaria a nivel nacional, por la productividad que ha demostrado durante décadas. Sin embargo, hoy día, nuestro campo está destrozado.

Nuestros campesinos son gente noble, gente de trabajo, y merece gobiernos responsables que tomen las mejores decisiones que favorezcan a las familias rurales y detonen la productividad agrícola y ganadera.

Aunque en los últimos años, el Gobierno del Estado ha hecho crecientes inversiones para el desarrollo rural, lo cierto es que, derivado de los recortes presupuestarios federales que fueron autorizados en el Congreso de la Unión, y del retiro de muchos programas para el campo, éste se encuentra abatido.

Nuestros campesinos están desesperados y cada vez en peores condiciones. No es justo. Debemos comenzar a hacer los contrapesos necesarios para que prevalezca la razón y para que se tomen las decisiones correctas. Necesitamos trabajar en equipo a favor del campo.

Hay muchas complejidades derivadas del recorte presupuestario de sanidad animal y vegetal, las cuales pueden poner en riesgo nuestras exportaciones.

Los malos manejos en el programa Crédito Ganadero a la Palabra provocaron el deterioro en la calidad de nuestro ganado, al grado que ocasionó denuncias por la propagación de la tuberculosis en reses zacatecanas. Hoy día, estamos en riesgo de que se nos impida la exportación de ganado bovino a Estados Unidos o Europa, lo que representa un duro golpe para nuestros productores.

Políticas públicas como la ya mencionada, han sido muy mal llevadas y nuestra gente no tiene por qué pagar los platos rotos. Por si fuera poco, el costo de combustibles, fertilizantes y agroquímicos sigue subiendo, así como las tarifas de agua y luz.

Mientras tanto, el precio de los productos agropecuarios zacatecanos sigue bajando, mientras que nuestros productores gastan cada vez más para alimentar su ganado, preparar sus tierras y mantener a sus familias.

Los recortes que se hicieron a los programas rurales suman más de 500 millones de pesos, a pesar de que estaban funcionando, como el programa de Concurrencia con Entidades Federativas y con Municipios.

No hay inversión en innovación tecnológica. No hay valor agregado para nuestros productos. Podría seguir enumerando todos los problemas que en los últimos tres años han ido creciendo por una deficiente planeación en el ámbito rural.

Sin embargo, es momento de poner el acento en las soluciones.

Vamos a levantar la productividad y los ingresos de los campesinos, a través de inversión en innovación tecnológica, impulsando el valor agregado, tecnificando los sistemas de riego para reducir las grandes pérdidas de agua en la agricultura.

Los barridos sanitarios y una estrecha supervisión de las condiciones de sanidad tanto animal como vegetal, deben ser intensificados.

Junto con nuestros ganaderos, seguiremos apoyando el mejoramiento genético de los hatos bovinos, ovinos y caprinos.

Impulsaremos la reconversión productiva, acorde a las condiciones climáticas de nuestra tierra. Haremos una decidida vinculación entre productores y empresas, para fomentar los cultivos por contrato.

Porque conmigo como gobernadora, los apoyos del campo sí van a llegar al campo y a los campesinos.

Es la hora de retribuir a la nobleza de nuestra tierra y de nuestros campesinos, ahora que es cuando más nos necesitan. Es la hora del campo zacatecano.

La nobleza de nuestra tierra es tanta, que ha colocado a Zacatecas como potencia agroalimentaria a nivel nacional, por la productividad que ha demostrado durante décadas. Sin embargo, hoy día, nuestro campo está destrozado.

Nuestros campesinos son gente noble, gente de trabajo, y merece gobiernos responsables que tomen las mejores decisiones que favorezcan a las familias rurales y detonen la productividad agrícola y ganadera.

Aunque en los últimos años, el Gobierno del Estado ha hecho crecientes inversiones para el desarrollo rural, lo cierto es que, derivado de los recortes presupuestarios federales que fueron autorizados en el Congreso de la Unión, y del retiro de muchos programas para el campo, éste se encuentra abatido.

Nuestros campesinos están desesperados y cada vez en peores condiciones. No es justo. Debemos comenzar a hacer los contrapesos necesarios para que prevalezca la razón y para que se tomen las decisiones correctas. Necesitamos trabajar en equipo a favor del campo.

Hay muchas complejidades derivadas del recorte presupuestario de sanidad animal y vegetal, las cuales pueden poner en riesgo nuestras exportaciones.

Los malos manejos en el programa Crédito Ganadero a la Palabra provocaron el deterioro en la calidad de nuestro ganado, al grado que ocasionó denuncias por la propagación de la tuberculosis en reses zacatecanas. Hoy día, estamos en riesgo de que se nos impida la exportación de ganado bovino a Estados Unidos o Europa, lo que representa un duro golpe para nuestros productores.

Políticas públicas como la ya mencionada, han sido muy mal llevadas y nuestra gente no tiene por qué pagar los platos rotos. Por si fuera poco, el costo de combustibles, fertilizantes y agroquímicos sigue subiendo, así como las tarifas de agua y luz.

Mientras tanto, el precio de los productos agropecuarios zacatecanos sigue bajando, mientras que nuestros productores gastan cada vez más para alimentar su ganado, preparar sus tierras y mantener a sus familias.

Los recortes que se hicieron a los programas rurales suman más de 500 millones de pesos, a pesar de que estaban funcionando, como el programa de Concurrencia con Entidades Federativas y con Municipios.

No hay inversión en innovación tecnológica. No hay valor agregado para nuestros productos. Podría seguir enumerando todos los problemas que en los últimos tres años han ido creciendo por una deficiente planeación en el ámbito rural.

Sin embargo, es momento de poner el acento en las soluciones.

Vamos a levantar la productividad y los ingresos de los campesinos, a través de inversión en innovación tecnológica, impulsando el valor agregado, tecnificando los sistemas de riego para reducir las grandes pérdidas de agua en la agricultura.

Los barridos sanitarios y una estrecha supervisión de las condiciones de sanidad tanto animal como vegetal, deben ser intensificados.

Junto con nuestros ganaderos, seguiremos apoyando el mejoramiento genético de los hatos bovinos, ovinos y caprinos.

Impulsaremos la reconversión productiva, acorde a las condiciones climáticas de nuestra tierra. Haremos una decidida vinculación entre productores y empresas, para fomentar los cultivos por contrato.

Porque conmigo como gobernadora, los apoyos del campo sí van a llegar al campo y a los campesinos.

Es la hora de retribuir a la nobleza de nuestra tierra y de nuestros campesinos, ahora que es cuando más nos necesitan. Es la hora del campo zacatecano.