/ jueves 13 de agosto de 2020

Opositores y gobierno

Por medios periodísticos tanto comerciales como los de YouTube nos enteramos de una intensa lucha entre dos grupos, los opuestos al presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena. Situación que se intensifica preocupantemente.

Ello es clara muestra de inconformidad que tienen varios miles de personas que no aceptan la forma y esencia del Gobierno Federal, como también es resultado de la regular capacidad gubernamental de políticos que se amparan en la Cuarta Transformación (4T). De ambos lados existe gran molestia cercana al odio mutuo, unos por ser desplazados en las preferencias electorales y el maltrato parlamentario recibido o por considerar que AMLO debe dejar el cargo. Pero con harto respeto a opositores, sobre todo quienes ocuparon cargos en pasados gobiernos federales, fueron ellos mismos quienes generaron las condiciones del rechazo ciudadano pues se ocuparon más en cumplir con élites económicas y políticas que en mejorar la calidad de vida sobre todo de la población más necesitada, realizaron actos de corrupción ahora dados a conocer por el Gobierno Federal sobre todo en los casos Lozoya y García Luna, en su momento no controlaron la violencia por crimen organizado, aumentaron precio de combustibles e impuestos mediante reformas energéticas y hacendaria. Por el lado de Morena observamos a militantes provenientes del PRD que mantienen sus actitudes de golpeteo a otros militantes con el fin de posicionarse, de algunos políticos en cargos gubernamentales aún no aprenden o de plano son incompetentes y tienen propuestas que no abonan a un sistema de equilibrio político sano y propositivo.

La estrategia político-electoral de prácticamente todos los partidos de oposición consiste en ser muy vigilantes, críticos y señalar con rudeza cualquier error o desatino que comenta el gobierno de AMLO y Morena. Esta es un arma de dos filos pues en su afán de demostrar que son mejores y que aún debieran estar gobernándonos llevan una afrenta directa, atacan con actitudes de odio lo que ellos como militantes y simpatizantes no cuidaron cuando eran gobierno. Pero los miembros de Morena también responden con fuerza y odio pero estadísticamente en menor cantidad, aunque debido a sus errores que cometen abonan para así ser tratados por demás partidos o grupos de actitud radical.

Esta lucha no conviene al ciudadano común, es necesario un ambiente político de respeto partidista y lograr acuerdos parlamentarios para un verdadero desarrollo nacional.

Por medios periodísticos tanto comerciales como los de YouTube nos enteramos de una intensa lucha entre dos grupos, los opuestos al presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena. Situación que se intensifica preocupantemente.

Ello es clara muestra de inconformidad que tienen varios miles de personas que no aceptan la forma y esencia del Gobierno Federal, como también es resultado de la regular capacidad gubernamental de políticos que se amparan en la Cuarta Transformación (4T). De ambos lados existe gran molestia cercana al odio mutuo, unos por ser desplazados en las preferencias electorales y el maltrato parlamentario recibido o por considerar que AMLO debe dejar el cargo. Pero con harto respeto a opositores, sobre todo quienes ocuparon cargos en pasados gobiernos federales, fueron ellos mismos quienes generaron las condiciones del rechazo ciudadano pues se ocuparon más en cumplir con élites económicas y políticas que en mejorar la calidad de vida sobre todo de la población más necesitada, realizaron actos de corrupción ahora dados a conocer por el Gobierno Federal sobre todo en los casos Lozoya y García Luna, en su momento no controlaron la violencia por crimen organizado, aumentaron precio de combustibles e impuestos mediante reformas energéticas y hacendaria. Por el lado de Morena observamos a militantes provenientes del PRD que mantienen sus actitudes de golpeteo a otros militantes con el fin de posicionarse, de algunos políticos en cargos gubernamentales aún no aprenden o de plano son incompetentes y tienen propuestas que no abonan a un sistema de equilibrio político sano y propositivo.

La estrategia político-electoral de prácticamente todos los partidos de oposición consiste en ser muy vigilantes, críticos y señalar con rudeza cualquier error o desatino que comenta el gobierno de AMLO y Morena. Esta es un arma de dos filos pues en su afán de demostrar que son mejores y que aún debieran estar gobernándonos llevan una afrenta directa, atacan con actitudes de odio lo que ellos como militantes y simpatizantes no cuidaron cuando eran gobierno. Pero los miembros de Morena también responden con fuerza y odio pero estadísticamente en menor cantidad, aunque debido a sus errores que cometen abonan para así ser tratados por demás partidos o grupos de actitud radical.

Esta lucha no conviene al ciudadano común, es necesario un ambiente político de respeto partidista y lograr acuerdos parlamentarios para un verdadero desarrollo nacional.