/ martes 15 de diciembre de 2020

Origen del Nacimiento

Nos disponemos a esperar la llegada de la Navidad, y no perder la esperanza en esta temporada muchos hogares gustan por tradición de instalar los denominados nacimientos o pesebres, que es precisamente la representación en miniatura del nacimiento de Jesús en Belén, aunque en un origen no se utilizaban maquetas.

En invierno de 1223 a San Francisco de Asís se le ocurrió una forma de representar la llegada de Jesús cuando se encontraba en Greccio, una localidad cercana a la ciudad de Rieti en Italia. San Francisco de Asís, ayudado por clérigos locales, construyó una casa de paja con un portal y un pesebre cerca de la capilla para que los habitantes de la localidad que se ofrecieran, participaran en una representación en vivo del nacimiento de Jesús, en la cual, cada persona interpretaría el papel de cada personaje en la escena.

En Toscana solo por citar un ejemplo, el número de nacimientos monumentales eran muchos, mientras que en Italia septentrional sus nacimientos fueron muy populares llegando a ser tratado el tema por maestros como Guido, Mazzoni, y Bugarelli entro otros. Dicha costumbre cada año de que se pusiera un nacimiento en las iglesias y posteriormente en los hogares, se extendió a partir del renacimiento, en algunos otros países europeos y en América a partir del descubrimiento.

El arte no podía dejar de plasmarse en murales, estatuas, lienzos con las representaciones del nacimiento de Cristo, y es por ello que en el siglo XVII con la pintura barroca se descubre que los pintores saben sacar partido de los contrastes que ofrece la rústica vestimenta de los pastores, el carácter popular de la escena y la riqueza del atuendo de los reyes, el esplendor de los brocados y las joyas.

La tradición de los nacimientos vivientes se fue expandiendo por Europa y continuó por algunos años hasta que en el siglo XV, en la ciudad de Nápoles se realizó el primer nacimiento hecho con figuras de barro. Luego de que estos últimos reemplazaran a los vivientes por todo el continente, los colonizadores españoles llevaron esta tradición al Nuevo Mundo para evangelizar a las poblaciones indígenas.

Resulta algo muy bonito para quienes creemos, poner un nacimiento en casa, en el que podemos contemplar la imagen de Belén, el pesebre, los pastores, los magos, a José y María, y a parte esto promueve la unión familiar. Al mismo tiempo en una imagen que nos ayuda a meditar en el misterio de la navidad y en las virtudes de cada uno de los personajes, pues a través de dicha representación los sentidos se nutren de espíritu navideño de este gran y portentoso acontecimiento.


Nos disponemos a esperar la llegada de la Navidad, y no perder la esperanza en esta temporada muchos hogares gustan por tradición de instalar los denominados nacimientos o pesebres, que es precisamente la representación en miniatura del nacimiento de Jesús en Belén, aunque en un origen no se utilizaban maquetas.

En invierno de 1223 a San Francisco de Asís se le ocurrió una forma de representar la llegada de Jesús cuando se encontraba en Greccio, una localidad cercana a la ciudad de Rieti en Italia. San Francisco de Asís, ayudado por clérigos locales, construyó una casa de paja con un portal y un pesebre cerca de la capilla para que los habitantes de la localidad que se ofrecieran, participaran en una representación en vivo del nacimiento de Jesús, en la cual, cada persona interpretaría el papel de cada personaje en la escena.

En Toscana solo por citar un ejemplo, el número de nacimientos monumentales eran muchos, mientras que en Italia septentrional sus nacimientos fueron muy populares llegando a ser tratado el tema por maestros como Guido, Mazzoni, y Bugarelli entro otros. Dicha costumbre cada año de que se pusiera un nacimiento en las iglesias y posteriormente en los hogares, se extendió a partir del renacimiento, en algunos otros países europeos y en América a partir del descubrimiento.

El arte no podía dejar de plasmarse en murales, estatuas, lienzos con las representaciones del nacimiento de Cristo, y es por ello que en el siglo XVII con la pintura barroca se descubre que los pintores saben sacar partido de los contrastes que ofrece la rústica vestimenta de los pastores, el carácter popular de la escena y la riqueza del atuendo de los reyes, el esplendor de los brocados y las joyas.

La tradición de los nacimientos vivientes se fue expandiendo por Europa y continuó por algunos años hasta que en el siglo XV, en la ciudad de Nápoles se realizó el primer nacimiento hecho con figuras de barro. Luego de que estos últimos reemplazaran a los vivientes por todo el continente, los colonizadores españoles llevaron esta tradición al Nuevo Mundo para evangelizar a las poblaciones indígenas.

Resulta algo muy bonito para quienes creemos, poner un nacimiento en casa, en el que podemos contemplar la imagen de Belén, el pesebre, los pastores, los magos, a José y María, y a parte esto promueve la unión familiar. Al mismo tiempo en una imagen que nos ayuda a meditar en el misterio de la navidad y en las virtudes de cada uno de los personajes, pues a través de dicha representación los sentidos se nutren de espíritu navideño de este gran y portentoso acontecimiento.