Tuve la fortuna de ser conferencista en el Instituto Tecnológico Superior Zacatecas Occidente, ubicado en la cabecera municipal de Sombrerete. El tema trató del escenario futuro de la ingeniería mexicana y se resume en esta colaboración.
Una definición interesante de ingeniería la proporciona el Diccionario Oxford “Arte y técnica de aplicar conocimientos científicos a la invención, diseño, perfeccionamiento y manejo de nuevos procedimientos en la industria y otros campos de aplicación científicos”.
La ingeniería es núcleo toral para alcanzar mayor productividad asociada con alta calidad y así lograr ser competitivos local, nacional y globalmente en lo económico, tecnológico y científico, innovando en procedimientos y productos, pero nunca debe apartarse de su misión de promover el desarrollo humano sustentable conforme los objetivos de la ONU y como eje rector de todo tipo de ingenierías sea procurar el beneficio a trabajadores y empresarios, que el sector productivo alcance más y mejores estadios para que cada empresa tenga mayor rentabilidad financiera y que la ciudadanía logre el deseable bienestar social y económico.
Por ende, la ingeniería mexicana debe tener una dinámica equiparable a la economía y saberes en técnica y ciencias, debe estar inserta activamente en la llamada “triple hélice” donde los sectores gubernamental, productivo y educativo estén plenamente vinculados para incrementar la riqueza nacional medida en producto interno bruto. Por ende, en México la ingeniería está obligada a consolidar las bases para producir en lo que mundialmente llamamos “cuarta revolución industrial” (industria 4.0) muy asociada a la “quinta sociedad del conocimiento” (sociedad 5.0), esto es que las actuales y futuras generaciones de ingenieros e ingenieras deben dominar plenamente la “mentefactura” más que la manufactura mediante nuevos modelos de pensar y producir aplicando avanzadas tecnologías de información y comunicación, internet de las cosas, nubes conteniendo miles de millones de datos, o robótica en todos los sistemas productivos, incluyendo campo, pesca, minería o alimentos, fomentar la ingeniería genética e ingeniería biomédica, pensar ingenierilmente con énfasis en micro empresas (industria y comercio) como es ingeniería económica.
Ello implica cambiar la formación de ingenieros en Universidades y Tecnológicos, ahora sea como lo propone la Academia Canadiense de Ingeniería: “Diseño de máquinas creativas y de fabricación personal; Nanotecnología, nuevos materiales y biotecnología; Computación ubicua y computación “quantum”; Tecnología médica; Seguridad global; disminución de los recursos naturales, principalmente agua, comida y energía; calentamiento global; desastres naturales; pandemias y enfermedades infecciosas”.