/ lunes 24 de febrero de 2020

#ParoNacional

Durante la última semana, nuevamente la indignación por la mediatización de nuevos casos de violencia en contra de las mujeres desató la ira de diversos fragmentos de la sociedad civil. La gota que derramó el vaso fue la atroz vejación y asesinato de Fátima, una niña de 7 años de edad. El cuerpo fue encontrado el domingo 16 de febrero en el interior de una bolsa de plástico en la delegación Tláhuac de la Ciudad de México. En las siguientes horas, el ciberespacio se convirtió en un hervidero de ira y dolor. Hashtags como, #JusticiaParaFátima, #NiUnaMás, #Feminicidio o #NiUnaMenos, reflejaron el hartazgo de una parte de la sociedad ante este tipo de sucesos recurrentes en México.

El martes 18, Brujas de Mar (@brujasdemar) -un colectivo feminista de Veracruz- publicó en su perfil de Twitter el siguiente mensaje “Ni una mujer en las calles, ni una mujer en los trabajos, ni una niña en las escuelas, ni una joven en las universidades, ni una mujer comprando #UnDíaSinNosotras #ParoNacional”. El texto estaba acompañado por una imagen que muestra cuatro manos de mujeres con el símbolo femenino, cada una de distinta tonalidad de piel. Integra un mensaje que invita a todas las mujeres a un paro nacional el próximo 9 de marzo: ¡El nueve ninguna se mueve! El tuit registró 186 comentarios, fue compartido más de 2,800 veces y recibió más de 5 mil “me gusta”. Este fue el origen de la convocatoria a un paro nacional de mujeres.

Como escribí la semana pasada en este espacio, estos terribles hechos cometidos contra mujeres son conocidos por la sociedad debido a la mediatización del espacio público. Internet y los medios tradicionales se convirtieron en un lugar de visibilidad de los hechos. En la red, desde la individualidad las personas manifestaron una pluralidad de posturas. Grandes franjas principalmente de mujeres -pero también hombres- han exteriorizado el apoyo a esta iniciativa. En los últimos días se sumaron instituciones públicas, empresas y medios de comunicación. Otros sectores de mujeres y de hombres expusieron su rechazo y falta de solidaridad a la iniciativa. Desde las redes usuarios y usuarias, pagados, robots y simpatizantes de gobiernos, partidos y otras instituciones sociales han atacado el paro mediante etiquetas como #NoAlParoNacional, #NoAlParoDeMujeres y #ParoDeHombres.

En medio de la indignación, miembros del sistema político -partidos políticos, diputados, gobernantes, regidores, alcaldes, etcétera- aprovecharon el descontento para sumarse a la iniciativa. El oportunismo de estos actores políticos fue rechazado en internet. Con el término #Fakeminismo se etiquetó a los políticos. Hay que diferenciar dos cosas: la acción surge de la sociedad civil en contra de una violencia sistémica. Y en México para los grupos feministas es el sistema político uno de los responsables de la continua violencia. Resultada contradictorio que algunos políticos se sumen a una iniciativa que va precisamente también contra lo que ellos representan. Debido a la libertad que proporciona internet, la violencia contra las mujeres se ha convertido en una piedra en el zapato del decadente sistema político mexicano.

Durante la última semana, nuevamente la indignación por la mediatización de nuevos casos de violencia en contra de las mujeres desató la ira de diversos fragmentos de la sociedad civil. La gota que derramó el vaso fue la atroz vejación y asesinato de Fátima, una niña de 7 años de edad. El cuerpo fue encontrado el domingo 16 de febrero en el interior de una bolsa de plástico en la delegación Tláhuac de la Ciudad de México. En las siguientes horas, el ciberespacio se convirtió en un hervidero de ira y dolor. Hashtags como, #JusticiaParaFátima, #NiUnaMás, #Feminicidio o #NiUnaMenos, reflejaron el hartazgo de una parte de la sociedad ante este tipo de sucesos recurrentes en México.

El martes 18, Brujas de Mar (@brujasdemar) -un colectivo feminista de Veracruz- publicó en su perfil de Twitter el siguiente mensaje “Ni una mujer en las calles, ni una mujer en los trabajos, ni una niña en las escuelas, ni una joven en las universidades, ni una mujer comprando #UnDíaSinNosotras #ParoNacional”. El texto estaba acompañado por una imagen que muestra cuatro manos de mujeres con el símbolo femenino, cada una de distinta tonalidad de piel. Integra un mensaje que invita a todas las mujeres a un paro nacional el próximo 9 de marzo: ¡El nueve ninguna se mueve! El tuit registró 186 comentarios, fue compartido más de 2,800 veces y recibió más de 5 mil “me gusta”. Este fue el origen de la convocatoria a un paro nacional de mujeres.

Como escribí la semana pasada en este espacio, estos terribles hechos cometidos contra mujeres son conocidos por la sociedad debido a la mediatización del espacio público. Internet y los medios tradicionales se convirtieron en un lugar de visibilidad de los hechos. En la red, desde la individualidad las personas manifestaron una pluralidad de posturas. Grandes franjas principalmente de mujeres -pero también hombres- han exteriorizado el apoyo a esta iniciativa. En los últimos días se sumaron instituciones públicas, empresas y medios de comunicación. Otros sectores de mujeres y de hombres expusieron su rechazo y falta de solidaridad a la iniciativa. Desde las redes usuarios y usuarias, pagados, robots y simpatizantes de gobiernos, partidos y otras instituciones sociales han atacado el paro mediante etiquetas como #NoAlParoNacional, #NoAlParoDeMujeres y #ParoDeHombres.

En medio de la indignación, miembros del sistema político -partidos políticos, diputados, gobernantes, regidores, alcaldes, etcétera- aprovecharon el descontento para sumarse a la iniciativa. El oportunismo de estos actores políticos fue rechazado en internet. Con el término #Fakeminismo se etiquetó a los políticos. Hay que diferenciar dos cosas: la acción surge de la sociedad civil en contra de una violencia sistémica. Y en México para los grupos feministas es el sistema político uno de los responsables de la continua violencia. Resultada contradictorio que algunos políticos se sumen a una iniciativa que va precisamente también contra lo que ellos representan. Debido a la libertad que proporciona internet, la violencia contra las mujeres se ha convertido en una piedra en el zapato del decadente sistema político mexicano.