/ miércoles 29 de agosto de 2018

Pauperización universitaria

La universidad pública de México, en las últimas décadas, han venido mejorando sus índices de productividad, su competitividad a nivel internacional, indiscutiblemente. Este ascenso en la calidad ha sido más lento de lo deseable, y lo que es claro es que no ha podido ser mayor, gracias a la estrepitosa caída en las condiciones laborales de los académicos universitarios.

Este proceso de pauperización del trabajo intelectual, ya había arrancado desde hace cincuenta años, a partir de la insurgencia estudiantil, salvaje y criminalmente reprimida, aquella trágica noche de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968.

Los pensadores universitarios tenían que ser vulnerados en sus niveles de bienestar, dificultando su incursión en la actividad política. Los subsidios a las universidades sufrieron detrimentos de facto, a través de exiguos incrementos muy por detrás de la expansión de sus coberturas.

Las nuevas condiciones obligaron a las instituciones públicas a dejar de contratar académicos de carrera, es decir, tiempo completo y medio tiempo, para cubrir la creciente demanda con profesores por asignatura. Menos académicos y más profesores. La estrategias se replica ahora en la educación básica.

Tareas inherentes al quehacer universitario como la extensión, la investigación, la divulgación de la Ciencia y la difusión de la Cultura pasaron a ser actividades marginales. Los servicios a la comunidad hubieron se hicieron mercancías, en demérito de la extensión y en favor de la supervivencia.

El propósito era muy claro: desvincular la vida universitaria de la dinámica nacional. La cercanía de los universitarios con la explotación y la miseria habían desencadenado una simbiosis insurgente que el sistema no estaba dispuesto a tolerar.

Ante los primeros embates, surgieron los sindicatos universitarios, y posteriormente el Sindicato Único Nacional de Trabajadores Universitarios (SUNTU), que se erigió en defensor de los derechos laborales de los universitarios. El sistema contraatacó impidiendo su consolidación, atomizando los esfuerzos sindicalistas y estratificando las condiciones laborales: divide y vencerás.

Las divisiones internas en los sindicatos, muchas de ellas producto las diferencias en las condiciones contractuales de las distintas generaciones de académicos ha dificultado la unidad nacional, enrareciendo cada vez más el ámbito laboral universitario. Nadie escuchaba a los pocos universitarios que podían ver y entender la destructiva estrategia neoliberal.

Eso explica, en parte, que al triunfo electoral de Morena, en el que las instituciones académicas públicas tuvieron un papel importante, los académicos de la UNAM estén ahora insistiendo ante el presidente electo, voltear a ver a las universidades, con la empatía que los neoliberales nunca tuvieron.

Las universidades públicas no son, no deben ser, meras escuelas, son el receptáculo natural del saber, el repositorio del intelecto y la creatividad sociales. ¿Lo entenderá en nuevo gobierno?


La universidad pública de México, en las últimas décadas, han venido mejorando sus índices de productividad, su competitividad a nivel internacional, indiscutiblemente. Este ascenso en la calidad ha sido más lento de lo deseable, y lo que es claro es que no ha podido ser mayor, gracias a la estrepitosa caída en las condiciones laborales de los académicos universitarios.

Este proceso de pauperización del trabajo intelectual, ya había arrancado desde hace cincuenta años, a partir de la insurgencia estudiantil, salvaje y criminalmente reprimida, aquella trágica noche de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968.

Los pensadores universitarios tenían que ser vulnerados en sus niveles de bienestar, dificultando su incursión en la actividad política. Los subsidios a las universidades sufrieron detrimentos de facto, a través de exiguos incrementos muy por detrás de la expansión de sus coberturas.

Las nuevas condiciones obligaron a las instituciones públicas a dejar de contratar académicos de carrera, es decir, tiempo completo y medio tiempo, para cubrir la creciente demanda con profesores por asignatura. Menos académicos y más profesores. La estrategias se replica ahora en la educación básica.

Tareas inherentes al quehacer universitario como la extensión, la investigación, la divulgación de la Ciencia y la difusión de la Cultura pasaron a ser actividades marginales. Los servicios a la comunidad hubieron se hicieron mercancías, en demérito de la extensión y en favor de la supervivencia.

El propósito era muy claro: desvincular la vida universitaria de la dinámica nacional. La cercanía de los universitarios con la explotación y la miseria habían desencadenado una simbiosis insurgente que el sistema no estaba dispuesto a tolerar.

Ante los primeros embates, surgieron los sindicatos universitarios, y posteriormente el Sindicato Único Nacional de Trabajadores Universitarios (SUNTU), que se erigió en defensor de los derechos laborales de los universitarios. El sistema contraatacó impidiendo su consolidación, atomizando los esfuerzos sindicalistas y estratificando las condiciones laborales: divide y vencerás.

Las divisiones internas en los sindicatos, muchas de ellas producto las diferencias en las condiciones contractuales de las distintas generaciones de académicos ha dificultado la unidad nacional, enrareciendo cada vez más el ámbito laboral universitario. Nadie escuchaba a los pocos universitarios que podían ver y entender la destructiva estrategia neoliberal.

Eso explica, en parte, que al triunfo electoral de Morena, en el que las instituciones académicas públicas tuvieron un papel importante, los académicos de la UNAM estén ahora insistiendo ante el presidente electo, voltear a ver a las universidades, con la empatía que los neoliberales nunca tuvieron.

Las universidades públicas no son, no deben ser, meras escuelas, son el receptáculo natural del saber, el repositorio del intelecto y la creatividad sociales. ¿Lo entenderá en nuevo gobierno?


ÚLTIMASCOLUMNAS
miércoles 29 de agosto de 2018

Pauperización universitaria

Juan Antonio Pérez

miércoles 08 de agosto de 2018

La cantidad correcta es cero

Juan Antonio Pérez

miércoles 01 de agosto de 2018

La geometría de la piel

Juan Antonio Pérez

miércoles 25 de julio de 2018

El poder de la vocación

Juan Antonio Pérez

miércoles 18 de julio de 2018

Lectura y salud pública

Juan Antonio Pérez

miércoles 11 de julio de 2018

¿Votaste por Andrés? … ¡Ayúdale!

Juan Antonio Pérez

miércoles 04 de julio de 2018

Patria para todos

Juan Antonio Pérez

miércoles 27 de junio de 2018

La fortaleza geométrica del corazón

Juan Antonio Pérez

miércoles 20 de junio de 2018

¡Allá va el ladrón!

Juan Antonio Pérez

miércoles 13 de junio de 2018

Educación para el siglo XXI

Juan Antonio Pérez

Cargar Más