/ lunes 1 de agosto de 2022

“Pobreza franciscana”: El Gobierno Federal se acaba el dinero

Es muy sabido que al Presidente Andrés Manuel López Obrador le gustan los terminajos para vender a los mexicanos realidades distintas a lo que más bien terminan siendo una serie de drásticas y normalmente malas decisiones.

En ese tenor, al inicio del sexenio se apropió de la frase “austeridad republicana” para hacer creer que estábamos frente a un gobierno austero y efectivo en el ahorro.

Los primeros meses funcionó, gran parte de la población adoptó la historia, pero hoy la realidad se impone.

Se recortó el presupuesto a la seguridad pública y ahora vemos cómo ha crecido el número de homicidios dolosos como nunca antes, mientras cada vez más municipios se quedan sin corporaciones policiacas.

Se recortó el presupuesto a la salud y ahora vemos un sistema más que deficiente, con hospitales en pésimo estado, trabajadores mal pagados y sin medicamentos.

Y de la misma manera se recortó el presupuesto para educación, desastres naturales, programas como las estancias infantiles, las escuelas de tiempo completo, el 3x1, los proyectos de turismo y muchos otros.

Es por eso que en Zacatecas no vemos, ni veremos al menos durante los próximos dos años ninguna mejora en los rubros antes mencionados.

Pero en donde sí vimos que el Gobierno Federal no escatimó ni un poco, fue en el Aeropuerto Felipe Ángeles que terminó costando $116 mil millones de pesos, o para la refinería de Dos Bocas cuyo costo ascendió a los $245 mil millones de pesos.

Tampoco se limitó en los $409 mil millones de pesos que costará el Tren Maya, los $600 mil millones de pesos que costó “Deer Park” o los $891 millones que se han gastado en béisbol, el deporte favorito del López Obrador.

El gobierno mexicano tampoco fue austero en los $1 mil 782 millones de pesos que le dio a El Salvador para que comprara árboles y que se presume terminaron siendo utilizados para comprar bitcoins.

O en los más de $256 millones de pesos que se le pagaron al gobierno de Cuba por 500 médicos, de los cuales, por cierto, no queda claro si al menos ya cuentan con la profesión.

El problema

El problema es que todavía faltan dos años de gobierno y pinta para desastre la posibilidad de que se quede sin dinero.

Por eso, no quedó de otra más que salir a anunciar, aunque con terminajos, que, ante la falta de dinero se aplicarán nuevos recortes, y para que los mexicanos no sospecháramos, le nombraron a esta medida la “pobreza franciscana”.

Frase religiosa que se le atribuye a San Francisco de Asís, que según relata la historia, aceptó vivir este estilo de vida humilde y limitado por indicaciones de Cristo, quien le mandató la reconstrucción de la iglesia comunitaria.

El asunto es, que ni el Presidente es Cristo, ni los caprichos de este gobierno son una consecuencia que los mexicanos deberíamos pagar.

Es muy sabido que al Presidente Andrés Manuel López Obrador le gustan los terminajos para vender a los mexicanos realidades distintas a lo que más bien terminan siendo una serie de drásticas y normalmente malas decisiones.

En ese tenor, al inicio del sexenio se apropió de la frase “austeridad republicana” para hacer creer que estábamos frente a un gobierno austero y efectivo en el ahorro.

Los primeros meses funcionó, gran parte de la población adoptó la historia, pero hoy la realidad se impone.

Se recortó el presupuesto a la seguridad pública y ahora vemos cómo ha crecido el número de homicidios dolosos como nunca antes, mientras cada vez más municipios se quedan sin corporaciones policiacas.

Se recortó el presupuesto a la salud y ahora vemos un sistema más que deficiente, con hospitales en pésimo estado, trabajadores mal pagados y sin medicamentos.

Y de la misma manera se recortó el presupuesto para educación, desastres naturales, programas como las estancias infantiles, las escuelas de tiempo completo, el 3x1, los proyectos de turismo y muchos otros.

Es por eso que en Zacatecas no vemos, ni veremos al menos durante los próximos dos años ninguna mejora en los rubros antes mencionados.

Pero en donde sí vimos que el Gobierno Federal no escatimó ni un poco, fue en el Aeropuerto Felipe Ángeles que terminó costando $116 mil millones de pesos, o para la refinería de Dos Bocas cuyo costo ascendió a los $245 mil millones de pesos.

Tampoco se limitó en los $409 mil millones de pesos que costará el Tren Maya, los $600 mil millones de pesos que costó “Deer Park” o los $891 millones que se han gastado en béisbol, el deporte favorito del López Obrador.

El gobierno mexicano tampoco fue austero en los $1 mil 782 millones de pesos que le dio a El Salvador para que comprara árboles y que se presume terminaron siendo utilizados para comprar bitcoins.

O en los más de $256 millones de pesos que se le pagaron al gobierno de Cuba por 500 médicos, de los cuales, por cierto, no queda claro si al menos ya cuentan con la profesión.

El problema

El problema es que todavía faltan dos años de gobierno y pinta para desastre la posibilidad de que se quede sin dinero.

Por eso, no quedó de otra más que salir a anunciar, aunque con terminajos, que, ante la falta de dinero se aplicarán nuevos recortes, y para que los mexicanos no sospecháramos, le nombraron a esta medida la “pobreza franciscana”.

Frase religiosa que se le atribuye a San Francisco de Asís, que según relata la historia, aceptó vivir este estilo de vida humilde y limitado por indicaciones de Cristo, quien le mandató la reconstrucción de la iglesia comunitaria.

El asunto es, que ni el Presidente es Cristo, ni los caprichos de este gobierno son una consecuencia que los mexicanos deberíamos pagar.