/ lunes 24 de junio de 2019

PRI

Aclaro que no simpatizo ni pertenezco a ningún partido, que estos comentarios son como ciudadano interesado en la construcción de un país donde las personas sean eje central del anhelado desarrollo siendo indispensable la confluencia de idearios y acciones tanto de adversarios como aliados político-electorales.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue una entidad política de gran presencia y decisoria en la vida nacional, ya no lo es en misma magnitud pero aún tiene relativo peso político y por ende es necesario, junto con demás partidos, para establecer nuevo equilibrio de pesos y contrapesos entre las fuerzas políticas mexicanas en lo parlamentario y en la toma de decisiones gubernamentales federal, estatales y municipales.

El PRI se encuentra en un proceso de elección para dirigencia nacional y tiene un momento interesante para replantear si desea seguir existiendo o bien comenzar a finiquitar su participación partidista en la vida política nacional. Periodísticamente nos enteramos que importantes personajes recién renunciaron a ese partido o van abstenerse de votar en próxima elección interna, lo cual refleja falta de consensos y acuerdos, sigue mostrándonos que es un partido centralizado en cúpulas, con estructura y dinámica vertical pese a desde siempre tener un lenguaje democrático e incluyente. Agréguese que gran cantidad de sus militantes le han hecho mucho daño porque cuando ejercen cargos gubernamentales tienen excesos, son corruptos, ineptos, simuladores, traidores y sumisos a superiores jerárquicos, o bien son colaboradores en altas funciones gubernamentales muy preparados académicamente pero se afilian por mero interés personal resultando ser priístas insensibles, ambiciosos, excluyentes y ante la actual deblacle ya no se les observa. Lo interesante es que todavía tiene militantes y simpatizantes de gran valía como personas y actores políticos, pero miles sino es que millones de sus militantes han perdido el ánimo e interés de seguir en ese partido.

El PRI debe evaluar seriamente su existencia de ser un partido como hasta la fecha o aprender a cómo competir con demás partidos, tener capacidad de respuesta viable y pertinente ante su realidad electoral después del 1 de julio 2018, ser audaz y eficiente sin doble discurso, saber combinar lealtad con disciplina partidista, realizar eficaz reingeniería financiera por sus bajos ingresos comparativamente al de décadas atrás, definir si como desde 1982 a la fecha y en los hechos seguirá apoyando y fortaleciendo el modelo económico neoliberal que tanto deterioro ocasiona en la calidad de vida en millones de compatriotas, realmente elegir a sus dirigentes y candidatos(as), demostrar al pueblo mexicano que en delante sería referente en moral y ética.

El PRI se renueva o desaparece, este es su dilema.

Aclaro que no simpatizo ni pertenezco a ningún partido, que estos comentarios son como ciudadano interesado en la construcción de un país donde las personas sean eje central del anhelado desarrollo siendo indispensable la confluencia de idearios y acciones tanto de adversarios como aliados político-electorales.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue una entidad política de gran presencia y decisoria en la vida nacional, ya no lo es en misma magnitud pero aún tiene relativo peso político y por ende es necesario, junto con demás partidos, para establecer nuevo equilibrio de pesos y contrapesos entre las fuerzas políticas mexicanas en lo parlamentario y en la toma de decisiones gubernamentales federal, estatales y municipales.

El PRI se encuentra en un proceso de elección para dirigencia nacional y tiene un momento interesante para replantear si desea seguir existiendo o bien comenzar a finiquitar su participación partidista en la vida política nacional. Periodísticamente nos enteramos que importantes personajes recién renunciaron a ese partido o van abstenerse de votar en próxima elección interna, lo cual refleja falta de consensos y acuerdos, sigue mostrándonos que es un partido centralizado en cúpulas, con estructura y dinámica vertical pese a desde siempre tener un lenguaje democrático e incluyente. Agréguese que gran cantidad de sus militantes le han hecho mucho daño porque cuando ejercen cargos gubernamentales tienen excesos, son corruptos, ineptos, simuladores, traidores y sumisos a superiores jerárquicos, o bien son colaboradores en altas funciones gubernamentales muy preparados académicamente pero se afilian por mero interés personal resultando ser priístas insensibles, ambiciosos, excluyentes y ante la actual deblacle ya no se les observa. Lo interesante es que todavía tiene militantes y simpatizantes de gran valía como personas y actores políticos, pero miles sino es que millones de sus militantes han perdido el ánimo e interés de seguir en ese partido.

El PRI debe evaluar seriamente su existencia de ser un partido como hasta la fecha o aprender a cómo competir con demás partidos, tener capacidad de respuesta viable y pertinente ante su realidad electoral después del 1 de julio 2018, ser audaz y eficiente sin doble discurso, saber combinar lealtad con disciplina partidista, realizar eficaz reingeniería financiera por sus bajos ingresos comparativamente al de décadas atrás, definir si como desde 1982 a la fecha y en los hechos seguirá apoyando y fortaleciendo el modelo económico neoliberal que tanto deterioro ocasiona en la calidad de vida en millones de compatriotas, realmente elegir a sus dirigentes y candidatos(as), demostrar al pueblo mexicano que en delante sería referente en moral y ética.

El PRI se renueva o desaparece, este es su dilema.