/ domingo 2 de mayo de 2021

Propuestas y descalificaciones

A un mes de la elección del seis de junio, los candidatos a gobernador de Zacatecas debatirán el futuro y el rumbo que los zacatecanos queremos para los próximos años.

Se acerca la jornada electoral y detrás de las campañas electorales vienen de prisa los partidos políticos, y después de ellos se aproximan los candidatos, y detrás de éstos, en muchas ocasiones, hacen sombra la ambición, el desinterés social, la falta de vocación, la conveniencia personal y la hipocresía.

En medio de esas sombras, en este proceso, los ciudadanos requerimos de manera urgentemente encontrar la luz para develar los auténticos sentidos de la política, necesitamos candidatos caracterizados por la propuesta, el sentido social, el compromiso colectivo con los ciudadanos y no la descalificación, la diatriba y la intolerancia.

Pareciera que en cada periodo electoral, justo cuando el partido y el candidato buscan con ansias el voto, se abre una estrecha grieta por donde entra un débil rayo de luz, que ingresa con esfuerzo entre los maderos que sostienen el viejo actuar de las estructuras partidistas.

Ese rayo de luz simboliza la esperanza de mucha gente por el cambio, por la mejora en la calidad de vida, por un honesto ejercicio de gobierno y administración.

En estas campañas, se debe terminar el abismo político existente entre el electorado, la ciudadanía y los aspirantes, así como entre los partidos políticos.

Esperemos que en las semanas que restan de campaña, los candidatos no olviden mostrar la solución a los problemas de la entidad que pretenden gobernar; esperemos que no olviden las plataformas políticas y las propuestas viables que contraataquen las dificultades públicas. La población necesita solución a la grave desesperanza.

Los candidatos deben cerrar la campaña planteando propuestas para fortalecer el sistema de salud; ofertar un mejor y más eficaz sistema educativo, donde cada vez más niños y niñas vayan a la escuela y la terminen.

Deben proponer la mejor manera de reconvertir el campo zacatecano y devolver a sus habitantes la esperanza de vida; evitar la alta migración que divide a las familias; garantizar un sistema eficaz de seguridad pública; en fin, son tantos y tantos problemas que tenemos, que lo que necesitamos son soluciones.

En el primer mes de campaña dominó el escándalo por encima de la propuesta y se impuso una narrativa de fracaso. La queja y desdén fueron la constante. Para la recta final se debe poner fin a la campaña de descalificación y sostener un debate de propuestas y no de desconfianza.

Más allá del debate de esta tarde, quien gane la contienda electoral, sin diatriba y sin revanchas políticas, debe garantizar la mejora de nuestra calidad de vida. Ese es el reto.

A un mes de la elección del seis de junio, los candidatos a gobernador de Zacatecas debatirán el futuro y el rumbo que los zacatecanos queremos para los próximos años.

Se acerca la jornada electoral y detrás de las campañas electorales vienen de prisa los partidos políticos, y después de ellos se aproximan los candidatos, y detrás de éstos, en muchas ocasiones, hacen sombra la ambición, el desinterés social, la falta de vocación, la conveniencia personal y la hipocresía.

En medio de esas sombras, en este proceso, los ciudadanos requerimos de manera urgentemente encontrar la luz para develar los auténticos sentidos de la política, necesitamos candidatos caracterizados por la propuesta, el sentido social, el compromiso colectivo con los ciudadanos y no la descalificación, la diatriba y la intolerancia.

Pareciera que en cada periodo electoral, justo cuando el partido y el candidato buscan con ansias el voto, se abre una estrecha grieta por donde entra un débil rayo de luz, que ingresa con esfuerzo entre los maderos que sostienen el viejo actuar de las estructuras partidistas.

Ese rayo de luz simboliza la esperanza de mucha gente por el cambio, por la mejora en la calidad de vida, por un honesto ejercicio de gobierno y administración.

En estas campañas, se debe terminar el abismo político existente entre el electorado, la ciudadanía y los aspirantes, así como entre los partidos políticos.

Esperemos que en las semanas que restan de campaña, los candidatos no olviden mostrar la solución a los problemas de la entidad que pretenden gobernar; esperemos que no olviden las plataformas políticas y las propuestas viables que contraataquen las dificultades públicas. La población necesita solución a la grave desesperanza.

Los candidatos deben cerrar la campaña planteando propuestas para fortalecer el sistema de salud; ofertar un mejor y más eficaz sistema educativo, donde cada vez más niños y niñas vayan a la escuela y la terminen.

Deben proponer la mejor manera de reconvertir el campo zacatecano y devolver a sus habitantes la esperanza de vida; evitar la alta migración que divide a las familias; garantizar un sistema eficaz de seguridad pública; en fin, son tantos y tantos problemas que tenemos, que lo que necesitamos son soluciones.

En el primer mes de campaña dominó el escándalo por encima de la propuesta y se impuso una narrativa de fracaso. La queja y desdén fueron la constante. Para la recta final se debe poner fin a la campaña de descalificación y sostener un debate de propuestas y no de desconfianza.

Más allá del debate de esta tarde, quien gane la contienda electoral, sin diatriba y sin revanchas políticas, debe garantizar la mejora de nuestra calidad de vida. Ese es el reto.