Desde los tiempos inmemorables, los del poder fueron mecenas de los dotados en el arte. El Renacimiento, el mejor y glorioso ejemplo. Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael, Botticelli, entre otros maestros fueron los favorecidos de los ducados italianos de esa época.
Caso adverso para los críticos del sistema, el gobernante o cautiva o aniquila. Para referencia tenemos al dominico Girolamo Savonarola quien fue condenado a la hoguera en esa época renacentista por el padre de Lucrecia Borgia, el papa Alejandro VI.
Carlos Salinas de Gortari, maestro de la seducción, dio trato preferencial a intelectuales. Héctor Aguilar Camín, director de la revista Nexos, uno de los casos. El salinato lo benefició con contratos millonarios.
“Un intelectual debe mantenerse alejado del poder porque la cercanía con los poderosos destruye”, sostuvo Elena Poniatowska sobre esta turbia relación.
Enrique Krauze, también cuestionó a Aguilar Camín: “Es difícil comprender como el acucioso historiador de los broncos sonorenses en La Frontera Nómada; el analista político que desentraña los manejos del cacique sindical en Morir en el Golfo; el novelista que explora el alma corrupta de un intelectual convertido en asesor presidencial en La Guerra de Galio haya alcanzado esa intimidad con el presidente, sin advertir, sospechar o siquiera imaginar el lado oscuro de Carlos Salinas”.
A más de dos décadas de este episodio el intelectual Krauze se convirtió en víctima de sus propias palabras. NO bastó en recibir más de 100 millones de pesos para su casa editorial por parte de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. El historiador orquestó toda una campaña sucia conocida como Operación Berlín, para evitar que Andrés Manuel López Obrador llegara a la presidencia.
Conocedor de las entrañas perversas del sistema político mexicano, el autor de la Biografía del Poder, pensó que, en contubernio con un grupo empresarial, recursos millonarios, brigadistas de trolls, noticias falsas en redes, el sitio pejeleaks.org, eran suficientes para poder descarrillar la campaña del político tabasqueño y contener la voluntad popular que dieron el triunfo el 1 de julio a Andrés Manuel.
Enrique Krauze pasa de ser un historiador a un siervo del poder, siervo de los oscuros y perversos intereses de algunos influyentes del dinero.
De todo este entramado que nos recuerda al caso Watergate, tenemos una buena señal, el presidente de México anunció que no habrá más financiamiento a periodistas e intelectuales ´orgánicos´.
De todo este entuerto, queda pues la siguiente reflexión: por servir al príncipe, el intelectual es hoy el vasallo y cómplice de los sórdidos intereses que quisieron atentar contra la voluntad popular y la democracia.
Falló la Operación Berlín. Ahora falta que la historia juzgue al historiador.
