/ miércoles 15 de junio de 2022

¿Qué nos dicen los datos en la electromovilidad?

La bigdata se convertirá en la gasolina de los vehículos eléctricos, señalé en la colaboración pasada. Tal vez esta afirmación, de entrada, les causó confusión como a mi me pasó la primera vez que la escuché. Uno pensaría que el simil de la gasolina para los vehículos eléctricos es precisamente la electricidad. Sin embargo, a lo que se hace referencia es al valor estratégico de los datos en la actualidad.

El activo más importante en los vehículos de combustión interna es la gasolina porque sin ella simplemente no hay movimiento. En cambio, los datos serán el activo más valioso de los vehículos eléctricos porque permitirán una movilidad más eficiente.

¿Qué nos pueden decir los datos que generan y generarán los autos eléctricos? Con los datos se pueden conocer las distancias recorridas, el tiempo para recorrer dicha distancia, las zonas de tráfico, el kilometraje, la velocidad, la ubicación GPS; los hábitos de conducción, el tiempo de vida de las baterías, así como planificar viajes o administrar de forma más eficiente las flotillas. A nivel de las ciudades, procesar los datos que generan esos vehículos contribuiría a implementar políticas públicas de movilidad y de calidad del aire. Incluso, algunos de estos datos ya los generamos con el celular. Lo interesante será cuando los datos se concentren en las computadoras de los vehículos eléctricos y éstos estén conectados entre sí y conectados a Internet.

Les pongo un ejemplo. De lunes a viernes sale de su casa por la mañana rumbo al trabajo y se va en su coche; por la tarde, regresa del trabajo a casa. En algunas ocasiones, toma su celular y activa la aplicación Waze o Google Maps para conocer la mejor ruta. Esta información que inconscientemente está dando a través de su celular es almacenada y procesada por dichas aplicaciones. Llega el día en que la aplicación, a la hora que sale de casa o del trabajo, le sugiere la mejor ruta para su destino habitual. Lo hace de forma autónoma e independiente, sin que usted lo solicitara. Voy más allá. Si agenda una reunión, un viaje en avión o autobús y le llega la notificación a su correo electrónico, esas aplicaciones hacen un cálculo con base en la ruta y el tiempo de trayecto y en automático le sugieren a qué hora salir del lugar en el que se encuentra para llegar a su destino a tiempo.

Ahora imagine la cantidad de datos que se generan con millones y millones de vehículos que llevan un celular o los que generan los mismos vehículos eléctricos. Esta situación nos llevará, a su vez, a otro debate interesante: el uso y protección de nuestros datos personales. El debate es amplio e invita a seguir reflexionando sobre la electromovilida.

La bigdata se convertirá en la gasolina de los vehículos eléctricos, señalé en la colaboración pasada. Tal vez esta afirmación, de entrada, les causó confusión como a mi me pasó la primera vez que la escuché. Uno pensaría que el simil de la gasolina para los vehículos eléctricos es precisamente la electricidad. Sin embargo, a lo que se hace referencia es al valor estratégico de los datos en la actualidad.

El activo más importante en los vehículos de combustión interna es la gasolina porque sin ella simplemente no hay movimiento. En cambio, los datos serán el activo más valioso de los vehículos eléctricos porque permitirán una movilidad más eficiente.

¿Qué nos pueden decir los datos que generan y generarán los autos eléctricos? Con los datos se pueden conocer las distancias recorridas, el tiempo para recorrer dicha distancia, las zonas de tráfico, el kilometraje, la velocidad, la ubicación GPS; los hábitos de conducción, el tiempo de vida de las baterías, así como planificar viajes o administrar de forma más eficiente las flotillas. A nivel de las ciudades, procesar los datos que generan esos vehículos contribuiría a implementar políticas públicas de movilidad y de calidad del aire. Incluso, algunos de estos datos ya los generamos con el celular. Lo interesante será cuando los datos se concentren en las computadoras de los vehículos eléctricos y éstos estén conectados entre sí y conectados a Internet.

Les pongo un ejemplo. De lunes a viernes sale de su casa por la mañana rumbo al trabajo y se va en su coche; por la tarde, regresa del trabajo a casa. En algunas ocasiones, toma su celular y activa la aplicación Waze o Google Maps para conocer la mejor ruta. Esta información que inconscientemente está dando a través de su celular es almacenada y procesada por dichas aplicaciones. Llega el día en que la aplicación, a la hora que sale de casa o del trabajo, le sugiere la mejor ruta para su destino habitual. Lo hace de forma autónoma e independiente, sin que usted lo solicitara. Voy más allá. Si agenda una reunión, un viaje en avión o autobús y le llega la notificación a su correo electrónico, esas aplicaciones hacen un cálculo con base en la ruta y el tiempo de trayecto y en automático le sugieren a qué hora salir del lugar en el que se encuentra para llegar a su destino a tiempo.

Ahora imagine la cantidad de datos que se generan con millones y millones de vehículos que llevan un celular o los que generan los mismos vehículos eléctricos. Esta situación nos llevará, a su vez, a otro debate interesante: el uso y protección de nuestros datos personales. El debate es amplio e invita a seguir reflexionando sobre la electromovilida.