/ martes 4 de febrero de 2020

¿Qué sucede si la Dirección Nacional de Morena sigue dividida?

Hasta el miércoles 29 de enero había cuatro grupos que se disputaban la dirección nacional de Morena, Mario Delgado se retira como grupo porque no aceptan la propuesta de López Obrador de elegir dirigente por encuesta; Dolores Padierna declara que no hay dirección en Morena. He escuchado con atención a amigos afirmar que ya intervino AMLO cuando proponen a Alfonso Ramírez Cuellar como dirigente interino para unificar la dirección nacional; aún con el deseo de que eso fuera cierto, pienso que AMLO sigue sin intervenir por todo lo que ha dicho antes. Hasta el momento de escribir estas líneas el INE declara que quien tiene respaldo es Yeidokol Polenski y ella difunde la ilegalidad del acto, un poco después se informa que no ha metido ningún recurso al INE.

¿Qué puede suceder si la dirección nacional de Morena no logra la unidad? Hablamos de la unidad legal, organizativa, que ellos mismos se dieron al constituirse como partido político; no de unidad ideológica que no tiene y no la tendrá pronto, esa unidad nunca ha sido una característica importante en ellos, los unía el honor de estar con Obrador. La ausencia de unidad puede tener varias consecuencias; una, que sigan perdiendo simpatías como ya empezaron, que estos grupos se extiendan al interior de la cámara de diputados y de senadores; entonces la división sería caótica y de consecuencias nacionales, pero digamos que esta división no se hace realidad. Lo que puede suceder con el registro de los nuevos partidos que formarán parte del nuevo régimen es que Morena haga abortar la formación del nuevo régimen.

El tránsito de un régimen de gobierno a otro, estaría inconcluso, y sólo quedaría una regresión, misma que no sería al régimen anterior destruido con el triunfo de AMLO, sino una regresión a la descomposición política que empieza a aparecer o no termina aún. No veo algún grupo de la dirección de Morena pensando en esta posibilidad, los veo enfrascados en acciones inmediatas para hacer que un grupo prevalezca como núcleo dirigente del Comité Nacional; veo bien que ambicionen eso y se apasionen por lograrlo; pero no sólo para apoyar a su presidente, él está logrando desde abajo su propio apoyo popular y hasta ahora no los ha necesitado; lo que se requiere, según mi opinión, es que se esclarezcan a sí mismos las tareas de largo alcance, como hacer una contribución política histórica para la formación del nuevo régimen de gobierno. Como es una tarea necesaria, si ellos no la hacen suya, lo harán los nuevos partidos registrados y los que están por registrarse, pero será su nuevo régimen, no el que AMLO había pensado.

Hasta el miércoles 29 de enero había cuatro grupos que se disputaban la dirección nacional de Morena, Mario Delgado se retira como grupo porque no aceptan la propuesta de López Obrador de elegir dirigente por encuesta; Dolores Padierna declara que no hay dirección en Morena. He escuchado con atención a amigos afirmar que ya intervino AMLO cuando proponen a Alfonso Ramírez Cuellar como dirigente interino para unificar la dirección nacional; aún con el deseo de que eso fuera cierto, pienso que AMLO sigue sin intervenir por todo lo que ha dicho antes. Hasta el momento de escribir estas líneas el INE declara que quien tiene respaldo es Yeidokol Polenski y ella difunde la ilegalidad del acto, un poco después se informa que no ha metido ningún recurso al INE.

¿Qué puede suceder si la dirección nacional de Morena no logra la unidad? Hablamos de la unidad legal, organizativa, que ellos mismos se dieron al constituirse como partido político; no de unidad ideológica que no tiene y no la tendrá pronto, esa unidad nunca ha sido una característica importante en ellos, los unía el honor de estar con Obrador. La ausencia de unidad puede tener varias consecuencias; una, que sigan perdiendo simpatías como ya empezaron, que estos grupos se extiendan al interior de la cámara de diputados y de senadores; entonces la división sería caótica y de consecuencias nacionales, pero digamos que esta división no se hace realidad. Lo que puede suceder con el registro de los nuevos partidos que formarán parte del nuevo régimen es que Morena haga abortar la formación del nuevo régimen.

El tránsito de un régimen de gobierno a otro, estaría inconcluso, y sólo quedaría una regresión, misma que no sería al régimen anterior destruido con el triunfo de AMLO, sino una regresión a la descomposición política que empieza a aparecer o no termina aún. No veo algún grupo de la dirección de Morena pensando en esta posibilidad, los veo enfrascados en acciones inmediatas para hacer que un grupo prevalezca como núcleo dirigente del Comité Nacional; veo bien que ambicionen eso y se apasionen por lograrlo; pero no sólo para apoyar a su presidente, él está logrando desde abajo su propio apoyo popular y hasta ahora no los ha necesitado; lo que se requiere, según mi opinión, es que se esclarezcan a sí mismos las tareas de largo alcance, como hacer una contribución política histórica para la formación del nuevo régimen de gobierno. Como es una tarea necesaria, si ellos no la hacen suya, lo harán los nuevos partidos registrados y los que están por registrarse, pero será su nuevo régimen, no el que AMLO había pensado.