/ miércoles 24 de junio de 2020

¿Quién es parte del pueblo?

El lenguaje sirve para expresar nuestro mundo interior y para comunicarnos. Decir algo contrario a lo que se piensa o se siente es mentir. Mediante el lenguaje también podemos hablar de la realidad, entenderla e intercambiar ideas y conocimientos sobre ella con los demás. Para que haya verdad, lo que decimos tiene que corresponder con la realidad, y si no es así estaríamos en un error por ignorancia, descuido o incluso por un deseo expreso de falsear la verdad de las cosas.

El lenguaje no es inocente. Manifiesta a las personas, nos muestra cómo son por dentro. Se ha vuelto común, sobre todo entre algunos personajes públicos, manipular el lenguaje para hablar de la realidad no como es, sino como quisieran que fuera. A veces por conveniencia se ponen las propias ideas por encima de la realidad. El problema, o la ventaja, es que la realidad termina por imponerse, ya que es difícil engañar siempre.

Debería sorprendernos la forma tan acrítica, es decir, tan falta de análisis con la cual muchas veces aceptamos los discursos o la información. ¡Cuánta educación falta en nuestro país! Educar es ayudar a tener criterio para discernir entre lo bueno y lo malo. Es fácil sacar tajada política de la situación cuando hay injusticia social, impunidad y cuando muchos no pueden acceder a una educación de calidad, y por desgracia esto abunda en México.

Un ejemplo de la manipulación que hoy se hace es el uso de la palabra “pueblo”. ¿Quién tiene derecho a decidir quién es o no parte del pueblo? ¿Qué quiere decir este término? En realidad tiene varios sentidos dependiendo del contexto, pero está claro que el uso político que hoy se le da nos quiere enfrentar y dividir porque se ha vuelto redituable. Habría que gritar muy fuerte: “¡Todos somos el pueblo de México!”.

El mosaico cultural que representa nuestra patria es muy amplio. Es normal que seamos distintos, pero las diferencias por falta de oportunidades y pobreza no son de alabarse. Identificar al pueblo solo con una parte de los mexicanos muestra incomprensión de la realidad y quizá querer evadir responsabilidades. Ensalzar la pobreza es no tener un proyecto de desarrollo para todos y no promover el esfuerzo conjunto necesario para avanzar como nación.

Hay que gobernar para todos, pues todos somos “el pueblo”. Las desigualdades sociales no pueden dejarnos indiferentes, pero tampoco se resuelven confrontándonos. Hay que esforzarnos por dialogar, escuchar, tratar de entender el punto de vista de los demás y aceptar que todos somos parte del pueblo de México, y que solo podremos salir adelante teniendo en cuenta a todos. ¡Gracias!

El lenguaje sirve para expresar nuestro mundo interior y para comunicarnos. Decir algo contrario a lo que se piensa o se siente es mentir. Mediante el lenguaje también podemos hablar de la realidad, entenderla e intercambiar ideas y conocimientos sobre ella con los demás. Para que haya verdad, lo que decimos tiene que corresponder con la realidad, y si no es así estaríamos en un error por ignorancia, descuido o incluso por un deseo expreso de falsear la verdad de las cosas.

El lenguaje no es inocente. Manifiesta a las personas, nos muestra cómo son por dentro. Se ha vuelto común, sobre todo entre algunos personajes públicos, manipular el lenguaje para hablar de la realidad no como es, sino como quisieran que fuera. A veces por conveniencia se ponen las propias ideas por encima de la realidad. El problema, o la ventaja, es que la realidad termina por imponerse, ya que es difícil engañar siempre.

Debería sorprendernos la forma tan acrítica, es decir, tan falta de análisis con la cual muchas veces aceptamos los discursos o la información. ¡Cuánta educación falta en nuestro país! Educar es ayudar a tener criterio para discernir entre lo bueno y lo malo. Es fácil sacar tajada política de la situación cuando hay injusticia social, impunidad y cuando muchos no pueden acceder a una educación de calidad, y por desgracia esto abunda en México.

Un ejemplo de la manipulación que hoy se hace es el uso de la palabra “pueblo”. ¿Quién tiene derecho a decidir quién es o no parte del pueblo? ¿Qué quiere decir este término? En realidad tiene varios sentidos dependiendo del contexto, pero está claro que el uso político que hoy se le da nos quiere enfrentar y dividir porque se ha vuelto redituable. Habría que gritar muy fuerte: “¡Todos somos el pueblo de México!”.

El mosaico cultural que representa nuestra patria es muy amplio. Es normal que seamos distintos, pero las diferencias por falta de oportunidades y pobreza no son de alabarse. Identificar al pueblo solo con una parte de los mexicanos muestra incomprensión de la realidad y quizá querer evadir responsabilidades. Ensalzar la pobreza es no tener un proyecto de desarrollo para todos y no promover el esfuerzo conjunto necesario para avanzar como nación.

Hay que gobernar para todos, pues todos somos “el pueblo”. Las desigualdades sociales no pueden dejarnos indiferentes, pero tampoco se resuelven confrontándonos. Hay que esforzarnos por dialogar, escuchar, tratar de entender el punto de vista de los demás y aceptar que todos somos parte del pueblo de México, y que solo podremos salir adelante teniendo en cuenta a todos. ¡Gracias!