/ viernes 30 de julio de 2021

Referente periodístico | Catástrofe educativa

Llaman obispos a atenderla

La pandemia del Covid-19 que vive la humanidad desde diciembre de 2019, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció los primeros contagios, también ha dejado un aprendizaje a las distintas sociedades en el mundo. Evidentemente, la noticia triste son los más de tres millones de personas muertas y contando. En México nos acercamos a los 300 mil decesos.

En Zacatecas superamos los tres mil.

Sin duda, más allá de los daños a la vida humana, a la situación económica mundial, el tema de la educación se ha visto afectada, principalmente en México, donde las decisiones que se han tomado no ha sido las mejores, aunque, con el tiempo se han ido reconsiderando.

Las cosas por su nombre.

Llama la atención la reciente postura de la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de sus obispos que han alertado sobre la “catástrofe educativa”. Es claro, que la pandemia del Covid-19 vino a afectar a la educación, a la enseñanza, a los propios maestros, maestras y estudiantes.

Ni cómo decir lo contrario.

No estábamos preparados

Desde luego, los maestros y maestras de México han hecho un esfuerzo por llevar la educación, apoyándose en la tecnología; sin embargo, los estudiantes en este país viven, muchas veces, en condiciones desiguales que los han orillado a quedarse atrás en el conocimiento.

No todo lo puede hacer la tecnología…

Ante esta realidad, los obispos de México han advertido que el país vive una “catástrofe educativa”, en donde podemos estar de acuerdo o no, pero sí la hay y es mundial, aunque los países de primer mundo ya reaccionaron para evitar que el daño sea menor. Los emergentes se han tardado.

Ni cómo ocultar la realidad.

A lo que pretendo llegar es que la pandemia del Covid-19 desnudó que el sistema de educativo en México no estaba preparado en muchos conceptos para llevar la educación de manera virtual, aunque, el conocimiento ha mejorado, la calidad educativa sufrió un atraso enorme.

Duele decirlo, pero así es.

El Estado debe actuar

Los mismos obispos de México se han pronunciado porque el Estado mexicano no escatime en el rescate de la educación en México, porque es el presente y futuro del país. Es claro, que el llamado es para el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde luego, a través de la Secretaría de Educación Pública que encabeza la titular Delfina Gómez Álvarez.

Es un desafío enorme.

Sobra decir, que el reto es mayúsculo, de proporciones mayores en donde el Estado mexicano debe hacer su parte, destinar los recursos necesarios, pero también los maestros, maestras, estudiantes y los padres de familia. En esta historia de “catástrofe educativa” todos y todas debemos entrarle.

Sólo así se saldrá adelante.

En resumen, llama la atención el adjetivo que utiliza la Conferencia del Episcopado México al señalar que México enfrenta una “catástrofe educativa”, en donde se debe responder con toda la fuerza del Estado. Tienen razón los obispos, pero creo, que también la iglesia debe entrarle al problema.

Porque México es todos. Todos…

Hasta el lunes

Llaman obispos a atenderla

La pandemia del Covid-19 que vive la humanidad desde diciembre de 2019, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció los primeros contagios, también ha dejado un aprendizaje a las distintas sociedades en el mundo. Evidentemente, la noticia triste son los más de tres millones de personas muertas y contando. En México nos acercamos a los 300 mil decesos.

En Zacatecas superamos los tres mil.

Sin duda, más allá de los daños a la vida humana, a la situación económica mundial, el tema de la educación se ha visto afectada, principalmente en México, donde las decisiones que se han tomado no ha sido las mejores, aunque, con el tiempo se han ido reconsiderando.

Las cosas por su nombre.

Llama la atención la reciente postura de la Conferencia del Episcopado Mexicano, a través de sus obispos que han alertado sobre la “catástrofe educativa”. Es claro, que la pandemia del Covid-19 vino a afectar a la educación, a la enseñanza, a los propios maestros, maestras y estudiantes.

Ni cómo decir lo contrario.

No estábamos preparados

Desde luego, los maestros y maestras de México han hecho un esfuerzo por llevar la educación, apoyándose en la tecnología; sin embargo, los estudiantes en este país viven, muchas veces, en condiciones desiguales que los han orillado a quedarse atrás en el conocimiento.

No todo lo puede hacer la tecnología…

Ante esta realidad, los obispos de México han advertido que el país vive una “catástrofe educativa”, en donde podemos estar de acuerdo o no, pero sí la hay y es mundial, aunque los países de primer mundo ya reaccionaron para evitar que el daño sea menor. Los emergentes se han tardado.

Ni cómo ocultar la realidad.

A lo que pretendo llegar es que la pandemia del Covid-19 desnudó que el sistema de educativo en México no estaba preparado en muchos conceptos para llevar la educación de manera virtual, aunque, el conocimiento ha mejorado, la calidad educativa sufrió un atraso enorme.

Duele decirlo, pero así es.

El Estado debe actuar

Los mismos obispos de México se han pronunciado porque el Estado mexicano no escatime en el rescate de la educación en México, porque es el presente y futuro del país. Es claro, que el llamado es para el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde luego, a través de la Secretaría de Educación Pública que encabeza la titular Delfina Gómez Álvarez.

Es un desafío enorme.

Sobra decir, que el reto es mayúsculo, de proporciones mayores en donde el Estado mexicano debe hacer su parte, destinar los recursos necesarios, pero también los maestros, maestras, estudiantes y los padres de familia. En esta historia de “catástrofe educativa” todos y todas debemos entrarle.

Sólo así se saldrá adelante.

En resumen, llama la atención el adjetivo que utiliza la Conferencia del Episcopado México al señalar que México enfrenta una “catástrofe educativa”, en donde se debe responder con toda la fuerza del Estado. Tienen razón los obispos, pero creo, que también la iglesia debe entrarle al problema.

Porque México es todos. Todos…

Hasta el lunes