/ lunes 11 de octubre de 2021

Reforma Energética: Cuidado con lo que desean

Hace unos días, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, presentó una iniciativa al Congreso, para reformar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de nuestro país, que tienen como fin último, el de modificar el sistema energético nacional y darle un “revés” a la Reforma Energética del 2013 postulada por Enrique Peña Nieto.

Dicha iniciativa propone tres cambios fundamentales; primero, que la CFE deje de ser solo una empresa a cargo del Estado y pase a ser un organismo con personalidad jurídica propia; segundo que entre sus funciones ahora también se ocupe de las tareas de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y del Centro Nacional de Control de Energía (CENACE); y tercero, que la CFE regule el 54% de la energía en este país.

¿Y eso es malo o es bueno?

El discurso de este Gobierno Federal siempre ha sido que todo lo que hace el “PRIAN” está mal, así, sin justificación, ni mayores detalles, en algunos casos con justa razón, en otros muchos no tanto, pero cierto es, que la Reforma Energética de Peña Nieto no fue lo que se dijo que sería, y este ha sido el gancho para justificar esta reforma.

Pero ojo, que los cambios vigentes no estén funcionando al cien, no significa que lo propuesto esta vez sea la solución, de hecho, y “estamos hablando bien”, en realidad lejos de acabar con el problema, se va a hacer más grande para el consumidor, o sea, usted y yo, porque el gran cambio va a quedar en lo administrativo, no en el beneficio al usuario.

Estar en contra no es malo; la reforma no soluciona, agrava el problema.

El tema es este, si la CFE absorbe las funciones de la CNH, la CRE y el CENECE, se va a convertir en un órgano súper poderoso que además de seguir compitiendo en el mercado como empresa, es capaz de determinar quiénes pueden ser sus competidores y de a cómo la tarifa. ¿A qué le suena esto? Exacto, a monopolio.

Ahora bien, la CFE pretende regular el 54% del mercado sin contar con la capacidad económica, ni de infraestructura para hacer esto, ¿Qué significa? Que o le suben el precio a la tarifa que usted paga cada dos meses, o se conforma usted con el servicio que le puedan dar según sus capacidades.

Y por último, las empresas no son el gran enemigo que nos quieren hacer ver, no olvidemos que son las grandes generadoras de empleos y recursos en nuestro país y las inversiones que estas pierdan por la reforma, las vamos terminar indemnizando usted y yo con nuestros impuestos, y los empleos, esos sí se van a perder.

Que quede claro, yo no le doy la contraria al Presidente, mi voto siempre será lo que creo mejor para quienes represento, aún y cuando, pese a las explicaciones, muchos crean que la iniciativa de AMLO les beneficia más de lo que les perjudica. Hasta la próxima.

Hace unos días, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, presentó una iniciativa al Congreso, para reformar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de nuestro país, que tienen como fin último, el de modificar el sistema energético nacional y darle un “revés” a la Reforma Energética del 2013 postulada por Enrique Peña Nieto.

Dicha iniciativa propone tres cambios fundamentales; primero, que la CFE deje de ser solo una empresa a cargo del Estado y pase a ser un organismo con personalidad jurídica propia; segundo que entre sus funciones ahora también se ocupe de las tareas de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y del Centro Nacional de Control de Energía (CENACE); y tercero, que la CFE regule el 54% de la energía en este país.

¿Y eso es malo o es bueno?

El discurso de este Gobierno Federal siempre ha sido que todo lo que hace el “PRIAN” está mal, así, sin justificación, ni mayores detalles, en algunos casos con justa razón, en otros muchos no tanto, pero cierto es, que la Reforma Energética de Peña Nieto no fue lo que se dijo que sería, y este ha sido el gancho para justificar esta reforma.

Pero ojo, que los cambios vigentes no estén funcionando al cien, no significa que lo propuesto esta vez sea la solución, de hecho, y “estamos hablando bien”, en realidad lejos de acabar con el problema, se va a hacer más grande para el consumidor, o sea, usted y yo, porque el gran cambio va a quedar en lo administrativo, no en el beneficio al usuario.

Estar en contra no es malo; la reforma no soluciona, agrava el problema.

El tema es este, si la CFE absorbe las funciones de la CNH, la CRE y el CENECE, se va a convertir en un órgano súper poderoso que además de seguir compitiendo en el mercado como empresa, es capaz de determinar quiénes pueden ser sus competidores y de a cómo la tarifa. ¿A qué le suena esto? Exacto, a monopolio.

Ahora bien, la CFE pretende regular el 54% del mercado sin contar con la capacidad económica, ni de infraestructura para hacer esto, ¿Qué significa? Que o le suben el precio a la tarifa que usted paga cada dos meses, o se conforma usted con el servicio que le puedan dar según sus capacidades.

Y por último, las empresas no son el gran enemigo que nos quieren hacer ver, no olvidemos que son las grandes generadoras de empleos y recursos en nuestro país y las inversiones que estas pierdan por la reforma, las vamos terminar indemnizando usted y yo con nuestros impuestos, y los empleos, esos sí se van a perder.

Que quede claro, yo no le doy la contraria al Presidente, mi voto siempre será lo que creo mejor para quienes represento, aún y cuando, pese a las explicaciones, muchos crean que la iniciativa de AMLO les beneficia más de lo que les perjudica. Hasta la próxima.