/ domingo 20 de junio de 2021

Reformas o choque de fuerzas

La soberanía se encuentra en la asamblea ciudadana y cuando es convocada, busca resolver los problemas de la comunidad como lo plantea Rousseau, apunta Aurora Arnaiz Amigo, autora del libro “Norberto Bobbio sus aportaciones a la ciencia política”. Efectivamente, el pasado 6 de junio, la asamblea ciudadana manifestó su voluntad para que cada candidato electo, cumpla las múltiples demandas colectivas.

En el caso específico de la Cámara de Diputados, los mexicanos no otorgaron la mayoría absoluta a ningún partido político, por el contrario, nuestra democracia no es de un solo ganador. El triunfo se depositó en la pluralidad.

Para la próxima LXV Legislatura, el presupuesto federal y los programas sociales, hoy consagrados por nuestra Carta Magna, están garantizados a través de una mayoría simple o calificada ante la eventual alianza entre Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México.

Sin embargo, las reformas constitucionales propuestas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador como son la reforma electoral, el fortalecimiento a la Comisión Federal de Electricidad y la Guardia Nacional bajo el mando de la Sedena, son una incógnita al no contar con mayoría absoluta. Evidentemente, podemos vaticinar que desde la tribuna parlamentaria habrá de expresarse el álgido debate e incluso la confrontación, el ataque y la denostación. Se enfrentará la izquierda y la derecha, la polarización que fragmenta.

En las democracias actuales “el soberano (el pueblo) dispone y autoriza para que se actúe en su nombre. Las autoridades designadas deberán cumplir con el mandato de la disposición del soberano”, afirma Aurora Arnaiz. Sin embargo, no siempre es así. La oposición ha manifestado públicamente su rechazo a las propuestas del Jefe del Ejecutivo Federal, pero no todo está escrito, para reconciliar intereses, los aliados de la Cuarta Transformación tendrán que exponer argumentos convincentes.

Para que el país cambie y avance, es indispensable instituciones sólidas, políticas viables, leyes acordes a nuestros tiempos y nuestra realidad, pero sobre todo, se requiere voluntad política para superar ideologías y discrepancias. De lo contrario, estaremos lejos de alcanzar consensos y acuerdos.

Llegamos a mitad del sexenio y debemos de preguntarnos si se consolidará el proyecto de Nación propuesto por el Presidente de la República o se impondrá el antagonismo de las alianzas opositoras. Esperamos que la mesura y la sensatez se expresen.

La soberanía se encuentra en la asamblea ciudadana y cuando es convocada, busca resolver los problemas de la comunidad como lo plantea Rousseau, apunta Aurora Arnaiz Amigo, autora del libro “Norberto Bobbio sus aportaciones a la ciencia política”. Efectivamente, el pasado 6 de junio, la asamblea ciudadana manifestó su voluntad para que cada candidato electo, cumpla las múltiples demandas colectivas.

En el caso específico de la Cámara de Diputados, los mexicanos no otorgaron la mayoría absoluta a ningún partido político, por el contrario, nuestra democracia no es de un solo ganador. El triunfo se depositó en la pluralidad.

Para la próxima LXV Legislatura, el presupuesto federal y los programas sociales, hoy consagrados por nuestra Carta Magna, están garantizados a través de una mayoría simple o calificada ante la eventual alianza entre Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista de México.

Sin embargo, las reformas constitucionales propuestas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador como son la reforma electoral, el fortalecimiento a la Comisión Federal de Electricidad y la Guardia Nacional bajo el mando de la Sedena, son una incógnita al no contar con mayoría absoluta. Evidentemente, podemos vaticinar que desde la tribuna parlamentaria habrá de expresarse el álgido debate e incluso la confrontación, el ataque y la denostación. Se enfrentará la izquierda y la derecha, la polarización que fragmenta.

En las democracias actuales “el soberano (el pueblo) dispone y autoriza para que se actúe en su nombre. Las autoridades designadas deberán cumplir con el mandato de la disposición del soberano”, afirma Aurora Arnaiz. Sin embargo, no siempre es así. La oposición ha manifestado públicamente su rechazo a las propuestas del Jefe del Ejecutivo Federal, pero no todo está escrito, para reconciliar intereses, los aliados de la Cuarta Transformación tendrán que exponer argumentos convincentes.

Para que el país cambie y avance, es indispensable instituciones sólidas, políticas viables, leyes acordes a nuestros tiempos y nuestra realidad, pero sobre todo, se requiere voluntad política para superar ideologías y discrepancias. De lo contrario, estaremos lejos de alcanzar consensos y acuerdos.

Llegamos a mitad del sexenio y debemos de preguntarnos si se consolidará el proyecto de Nación propuesto por el Presidente de la República o se impondrá el antagonismo de las alianzas opositoras. Esperamos que la mesura y la sensatez se expresen.