/ domingo 27 de diciembre de 2020

Rumbo al bipartidismo

Hasta hace muy poco era impensable la unión entre fuerzas políticas antagónicas y rivales históricas. Tampoco imaginamos que la fuerza política histórica de las izquierdas pudiera unirse con la representación más recalcitrante de la derecha mexicana como el Partido Verde Ecologista de México.

Sin duda, una representación teatral de lo que en 1960 Daniel Bell publicó en “el fin de las ideologías”.

Hoy en México se han concretado dos coaliciones tan antagónicas una de la otra, como antagónicas son en el terreno intrínseco.

Los partidos políticos ponen fin a su ideología y plan doctrinario y fundan una mezcla de conceptos de que hoy parecen encaminados a satisfacer solo la necesidad de buscar el poder por el poder mismo.

Daniel Bell sostuvo en “En el Fin de las Ideologías” que la historia y la ideología fueron reducidas hasta lo insignificante debido a que las políticas occidentales y el capitalismo han triunfado.

Aquí opera la lógica de que la lucha de clases ya no existe más como forma de ideologización, y la política en México, hoy, no es más una confrontación dialéctica de ideas, sino que se conforma mediante la meritocracia.

Nunca es más oportuna la aportación de este filósofo norteamericano al análisis de la vida política de nuestro país.

Parece que no imaginamos que el fin de las ideologías llegaría con la lucha social contra una enfermedad que nadie sabe cómo atacar.

Tampoco imaginamos que veríamos en México una alianza entre el Partido Revolucionario Institucional con sus antagónicos del PAN y del PRD, y menos que en Zacatecas, esa coalición sería encabezada por una actora de la vida política que no defiende una sola ideología política, sino que se asume como una mezcla de intereses de los grupos vulnerables pero que no defiende una doctrina en lo particular.

Menos imaginábamos ver que el partido del Presidente se uniría a los que potenciaron las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto que tanto han denostado los miembros de la 4T.

Menos pensábamos que los principales bastiones de la “mal llamada Reforma Educativa” serían los mismos que ahora levantan la mano al candidato de las izquierdas en Zacatecas.

Que el candidato tendría que abanderar un proyecto ideológico que no es el suyo y mucho menos con el que se sienta comprometido. Lo importante es la suma pragmática de votos.

En este contexto, lo que hoy ocurre en Zacatecas, es el primer esfuerzo político de que nuestro país se encamina a una lucha social y política que pondrá fin a las ideologías y el inicio de lo que hoy podríamos considerar el moderno bipartidismo, en donde lo que importa es el poder y no el proyecto.

Hasta hace muy poco era impensable la unión entre fuerzas políticas antagónicas y rivales históricas. Tampoco imaginamos que la fuerza política histórica de las izquierdas pudiera unirse con la representación más recalcitrante de la derecha mexicana como el Partido Verde Ecologista de México.

Sin duda, una representación teatral de lo que en 1960 Daniel Bell publicó en “el fin de las ideologías”.

Hoy en México se han concretado dos coaliciones tan antagónicas una de la otra, como antagónicas son en el terreno intrínseco.

Los partidos políticos ponen fin a su ideología y plan doctrinario y fundan una mezcla de conceptos de que hoy parecen encaminados a satisfacer solo la necesidad de buscar el poder por el poder mismo.

Daniel Bell sostuvo en “En el Fin de las Ideologías” que la historia y la ideología fueron reducidas hasta lo insignificante debido a que las políticas occidentales y el capitalismo han triunfado.

Aquí opera la lógica de que la lucha de clases ya no existe más como forma de ideologización, y la política en México, hoy, no es más una confrontación dialéctica de ideas, sino que se conforma mediante la meritocracia.

Nunca es más oportuna la aportación de este filósofo norteamericano al análisis de la vida política de nuestro país.

Parece que no imaginamos que el fin de las ideologías llegaría con la lucha social contra una enfermedad que nadie sabe cómo atacar.

Tampoco imaginamos que veríamos en México una alianza entre el Partido Revolucionario Institucional con sus antagónicos del PAN y del PRD, y menos que en Zacatecas, esa coalición sería encabezada por una actora de la vida política que no defiende una sola ideología política, sino que se asume como una mezcla de intereses de los grupos vulnerables pero que no defiende una doctrina en lo particular.

Menos imaginábamos ver que el partido del Presidente se uniría a los que potenciaron las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto que tanto han denostado los miembros de la 4T.

Menos pensábamos que los principales bastiones de la “mal llamada Reforma Educativa” serían los mismos que ahora levantan la mano al candidato de las izquierdas en Zacatecas.

Que el candidato tendría que abanderar un proyecto ideológico que no es el suyo y mucho menos con el que se sienta comprometido. Lo importante es la suma pragmática de votos.

En este contexto, lo que hoy ocurre en Zacatecas, es el primer esfuerzo político de que nuestro país se encamina a una lucha social y política que pondrá fin a las ideologías y el inicio de lo que hoy podríamos considerar el moderno bipartidismo, en donde lo que importa es el poder y no el proyecto.