/ domingo 16 de enero de 2022

Salud mental en el trabajo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social”. Equilibrio entre el cuerpo y la mente. Lamentablemente, la crisis sanitaria ha afectado profundamente la salud mental de los mexicanos. La prevalencia de la depresión fue nueve veces mayor a principios de 2020, en comparación con 2019 y la ansiedad se incrementó en un 50% en las primeras olas del Covid-19.

Millones de personas perdieron su empleo y quienes lo conservaron, vivieron importantes disrupciones con esquemas nocivos como recortes de personal, reducción de salarios y beneficios, señala la OCDE. México ocupa la tercera posición en casos de depresión, además, los trabajadores laboran en promedio 2 mil 255 horas anuales, lo que implica que pasan más tiempo en el trabajo que conviviendo con sus familias. El rango en Alemania es de 1 mil 363 horas anuales.

La OMS calcula en 1,000 millones de dólares el costo anual por no atender la salud mental de los trabajadores. En nuestro país, el ausentismo laboral relacionado a padecimientos psicológicos representa una pérdida de 23.8% en la productividad de acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y para los próximos meses, aumentará un 15% el gasto destinado a la atención de discapacidades laborales psicosociales.

El estrés laboral provoca ausentismo, presentismo, rotación de personal y accidentes en los centros de trabajo. Se gasta el 5% de la nómina de acuerdo a la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos. La Organización Internacional del Trabajo afirma que los factores de riesgo psicosociales son un problema global que afecta a todas las profesiones producto de políticas de salud inadecuada, malas prácticas de administración, falta de apoyo, objetivos y tareas poco claras, intimidación o tratos indignos de los patrones. En tanto, el Coneval identificó que las afectaciones a la salud mental provienen del empleo informal, la inestabilidad laboral, bajos salarios y jornadas de trabajo inflexibles.

Para proteger a la clase trabajadora necesitamos un adecuado marco legal en los centros laborales como promoción y protección al derecho a la salud mental; prohibir la discriminación; entornos que no sean hostiles; jornadas con la participación de especialistas en psicología del trabajo; protocolos para recibir y procesar denuncias donde se incurran en prácticas que vulneren la salud mental; eliminación de lenguaje y conductas estigmatizantes; flexibilización laboral y lineamientos para disminuir los factores de riesgo psicosocial.

En la confluencia de equilibrios, el bienestar laboral es clave para la productividad. Trabajamos para vivir. No vivimos para trabajar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social”. Equilibrio entre el cuerpo y la mente. Lamentablemente, la crisis sanitaria ha afectado profundamente la salud mental de los mexicanos. La prevalencia de la depresión fue nueve veces mayor a principios de 2020, en comparación con 2019 y la ansiedad se incrementó en un 50% en las primeras olas del Covid-19.

Millones de personas perdieron su empleo y quienes lo conservaron, vivieron importantes disrupciones con esquemas nocivos como recortes de personal, reducción de salarios y beneficios, señala la OCDE. México ocupa la tercera posición en casos de depresión, además, los trabajadores laboran en promedio 2 mil 255 horas anuales, lo que implica que pasan más tiempo en el trabajo que conviviendo con sus familias. El rango en Alemania es de 1 mil 363 horas anuales.

La OMS calcula en 1,000 millones de dólares el costo anual por no atender la salud mental de los trabajadores. En nuestro país, el ausentismo laboral relacionado a padecimientos psicológicos representa una pérdida de 23.8% en la productividad de acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y para los próximos meses, aumentará un 15% el gasto destinado a la atención de discapacidades laborales psicosociales.

El estrés laboral provoca ausentismo, presentismo, rotación de personal y accidentes en los centros de trabajo. Se gasta el 5% de la nómina de acuerdo a la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos. La Organización Internacional del Trabajo afirma que los factores de riesgo psicosociales son un problema global que afecta a todas las profesiones producto de políticas de salud inadecuada, malas prácticas de administración, falta de apoyo, objetivos y tareas poco claras, intimidación o tratos indignos de los patrones. En tanto, el Coneval identificó que las afectaciones a la salud mental provienen del empleo informal, la inestabilidad laboral, bajos salarios y jornadas de trabajo inflexibles.

Para proteger a la clase trabajadora necesitamos un adecuado marco legal en los centros laborales como promoción y protección al derecho a la salud mental; prohibir la discriminación; entornos que no sean hostiles; jornadas con la participación de especialistas en psicología del trabajo; protocolos para recibir y procesar denuncias donde se incurran en prácticas que vulneren la salud mental; eliminación de lenguaje y conductas estigmatizantes; flexibilización laboral y lineamientos para disminuir los factores de riesgo psicosocial.

En la confluencia de equilibrios, el bienestar laboral es clave para la productividad. Trabajamos para vivir. No vivimos para trabajar.