/ martes 10 de mayo de 2022

Se solicita capacidad

De acuerdo a la normatividad vigente en el Estado de Zacatecas, el Poder Legislativo está facultado para citar a comparecer ante el Pleno, a los servidores públicos titulares de las diferentes entidades de la administración pública estatal. Se trata de una situación bastante acostumbrada cuyo fin principal es la rendición de cuentas, la revisión de los trabajos realizados y, en cierta medida, se elaboran peticiones o recomendaciones según las necesidades del momento.

Para algunos, debería ser la oportunidad perfecta para demostrar, ante otro poder, e incluso, frente a la opinión pública, los avances y quehaceres realizados a la luz del presupuesto asignado, los programas u objetivos establecidos y los resultados alcanzados. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la visita de los funcionarios a los recintos legislativos, se vuelven vacías por el triste desempeño institucional al que nos tienen habituados nuestras autoridades.

La semana anterior, luego de un sin número de emplazamientos públicos y mediáticos por parte de algunas diputadas y diputados, por fin compareció ante el Pleno, el titular de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas, Francisco Murillo Ruiseco. Resultaba obligada su presencia dada la enorme crisis de inseguridad que enfrenta el Estado y, entre tantos asuntos pendientes, uno de ellos sigue siendo los atroces ataques a estudiantes que han ocurrido recientemente, cuestión con la lastimosamente ya vivíamos pero que se ha acentuado en los últimos meses, dejando en evidencia que para las autoridades somos simple estadística. Como era de esperarse, la tradición política mexicana orilló al invitado a repartir responsabilidades y culpar a otros de sus deslices, hubo reconocimiento de errores y fallas generalizadas respecto a nuestro sistema judicial, y muy poca autocrítica.

Aún con todo, pese a la insistencia en que compareciera el fiscal, en nada quedó la célebre visita, pues todo hubiera indicado que para tal efecto a quienes les correspondía exigir y cuestionar – diputadas y diputados –, prepararían por lo menos un debate de altura, sin embargo, no ocurrió, salvo algunas ínfimas intervenciones, y quien sabe si ocurra en la presente legislatura, que parece preocuparse más por exhibirse, que por ejercer honrosamente su importante labor.

El siguiente en la lista de comparecencias es el Secretario de Seguridad Pública, a quien también tienen en la mira por sus responsabilidades al frente de dicha dependencia. Ojalá que, para ese encuentro, la forma y el fondo en que se desahogue tal comparecencia esté a la altura que merecemos las y los zacatecanos. Evidentemente no todo está perdido, el hecho de que exista la rendición de cuentas habla de una sociedad preocupada e interesada por los asuntos públicos que ejecutan las autoridades, lo que sigue es purificar ese ejercicio en aras de que existan consecuencias y, sobre todo, grandes resultados.


De acuerdo a la normatividad vigente en el Estado de Zacatecas, el Poder Legislativo está facultado para citar a comparecer ante el Pleno, a los servidores públicos titulares de las diferentes entidades de la administración pública estatal. Se trata de una situación bastante acostumbrada cuyo fin principal es la rendición de cuentas, la revisión de los trabajos realizados y, en cierta medida, se elaboran peticiones o recomendaciones según las necesidades del momento.

Para algunos, debería ser la oportunidad perfecta para demostrar, ante otro poder, e incluso, frente a la opinión pública, los avances y quehaceres realizados a la luz del presupuesto asignado, los programas u objetivos establecidos y los resultados alcanzados. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la visita de los funcionarios a los recintos legislativos, se vuelven vacías por el triste desempeño institucional al que nos tienen habituados nuestras autoridades.

La semana anterior, luego de un sin número de emplazamientos públicos y mediáticos por parte de algunas diputadas y diputados, por fin compareció ante el Pleno, el titular de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas, Francisco Murillo Ruiseco. Resultaba obligada su presencia dada la enorme crisis de inseguridad que enfrenta el Estado y, entre tantos asuntos pendientes, uno de ellos sigue siendo los atroces ataques a estudiantes que han ocurrido recientemente, cuestión con la lastimosamente ya vivíamos pero que se ha acentuado en los últimos meses, dejando en evidencia que para las autoridades somos simple estadística. Como era de esperarse, la tradición política mexicana orilló al invitado a repartir responsabilidades y culpar a otros de sus deslices, hubo reconocimiento de errores y fallas generalizadas respecto a nuestro sistema judicial, y muy poca autocrítica.

Aún con todo, pese a la insistencia en que compareciera el fiscal, en nada quedó la célebre visita, pues todo hubiera indicado que para tal efecto a quienes les correspondía exigir y cuestionar – diputadas y diputados –, prepararían por lo menos un debate de altura, sin embargo, no ocurrió, salvo algunas ínfimas intervenciones, y quien sabe si ocurra en la presente legislatura, que parece preocuparse más por exhibirse, que por ejercer honrosamente su importante labor.

El siguiente en la lista de comparecencias es el Secretario de Seguridad Pública, a quien también tienen en la mira por sus responsabilidades al frente de dicha dependencia. Ojalá que, para ese encuentro, la forma y el fondo en que se desahogue tal comparecencia esté a la altura que merecemos las y los zacatecanos. Evidentemente no todo está perdido, el hecho de que exista la rendición de cuentas habla de una sociedad preocupada e interesada por los asuntos públicos que ejecutan las autoridades, lo que sigue es purificar ese ejercicio en aras de que existan consecuencias y, sobre todo, grandes resultados.